Colaboración y tecnología, la forma de enfrentar la crisis hídrica
Paola Flores, gerente de adaptación climática para México en Kilimo, puntualiza que para generar un impacto mucho más grande es necesario llevar a cabo acciones colectivas, algo en lo que concuerda Camacho, pues las alianzas en este tipo de temas generan innovación que suman para escalar los esfuerzos frente al cambio climático.
El proyecto que iniciaron estas empresas se ha llevado a cabo en la Cuenca de Lerma, la principal fuente de agua para la zona metropolitana de Guadalajara, donde se contó con la inversión de Intel, una tecnológica que tiene un Centro de Diseño en este estado.
De hecho, esta inversión fue representativa para la empresa, ya que le permitió convertirse en el segundo país de Latinoamérica en el que logró el estándar de Agua Neta Positiva, es decir, que devuelve al medio ambiente más agua dulce de la que utiliza en sus operaciones en el país.
Según las cifras resultantes del proyecto, entre noviembre de 2022 y septiembre de 2023 superó su objetivo al restaurar 73 millones de galones de agua por año, más del doble de la meta inicial de 35 millones.
El cambio climático es un reto para las medidas que lo combaten
A pesar de los esfuerzos y la incorporación de la tecnología en los procesos de cultivo, Flores problematiza que el cambio climático también está generando nuevos entornos que hacen cambiar los patrones de riego aun cuando se basan en datos históricos.
“Nosotros sacamos una línea base con los productores y de ahí partimos para saber cómo están regando y cómo intervienen en sus unidades de riego y sus parcelas dependiendo del tipo de cultivo”, explica Flores.
Camacho acepta que si bien el cambio climático afecta en forma de lluvias más fuertes o sequías más prolongadas, es relevante mantener una relación más estrecha con los agricultores para conocer los problemas que tienen y adaptar la tecnología con base en sus necesidades.