El resultado de este grupo de artistas permanece hasta ahora, donde su estilo de iluminación se inspira en el cine clásico de Hollywood y donde se utilizan en cada retrato poco más de 10 luces, una técnica especial de maquillaje y poco más de dos horas de tiempo.
Andrea Vega es una de las fotógrafas mexicanas que trabaja en este estudio y señala que una de las razones por las que celebridades y personalidades políticas asisten a este espacio es por el renombre y tradición que lo precede.
“Vamos esculpiendo con la luz el rostro de quienes vienen a fotografiarse, pero también parte del trabajo que se hace aquí es que el retrato que se hace en la actualidad mantiene la inspiración de hace décadas, cuando transitaba la industria del entretenimiento al cine en blanco y negro”, precisó Vega.
Durante las décadas de 1930 y 1940, el Studio Harcourt se convirtió en el lugar preferido de las estrellas del cine francés y europeo para hacerse retratos. Actores y actrices como Edith Piaf, Brigitte Bardot, Marlene Dietrich, y Jean Cocteau posaron frente a sus cámaras. Su éxito radica en su capacidad para convertir a sus sujetos en figuras casi mitológicas, capturando su belleza y carisma de una manera que parecía elevarlos por encima de la realidad cotidiana.
“El retrato, desde sus inicios, ha evolucionado enormemente, pero su propósito esencial –capturar la imagen de una persona y preservar su memoria– sigue siendo relevante hasta hoy, pues captura la historia de la humanidad”, afirma Vega, quien llevó a cabo un workshop en conjunto con la marca Honor con el fin de explicar cómo trabajaron en la relación de la empresa de tecnología con el estudio de fotografía.
Deportistas, artistas y líderes políticos también han pisado sus pasillos, y parte de las opciones que tienen para elegir en retrato está el retoque digital o a mano, mismo que se sigue haciendo con pintura.
“Primero deben pasar por maquillaje, pues al ser una luz muy directa la que se usa para los retratos se debe tener un maquillaje previo muy mate, donde se define qué es lo que buscan al ser retratados. Después de tomar las fotografías se hace una selección de retratos y se pueden pedir ciertos retoques, pero sin que éstos salgan del criterio del estudio”, apuntó la fotógrafa.
Antes de la creación de Photoshop, los retoques fotográficos se hacían de forma manual, utilizando una combinación de técnicas físicas y químicas. Por ejemplo, los fotógrafos manipulaban los negativos para ajustar detalles, donde usaban herramientas como lápices finos o cuchillas para modificar áreas específicas del negativo. Esto permitía alterar el contraste o eliminar imperfecciones directamente en la película.
Aunque estas técnicas no permitían la misma precisión que Photoshop, lograban resultados sorprendentes para la época, pero requerían una gran habilidad artesanal.