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El streaming se vuelve discriminatorio en las zonas rurales

En 2024, la disposición de plataformas en hogares rurales cayó 1.1 puntos porcentuales, debido a las nuevas políticas del servicio que se colocan como una barrera para su acceso en este entorno.
vie 16 mayo 2025 10:01 AM
Cómo el streaming se volvió discriminatorio en las zonas rurales
Contratar una suscripción de streaming de video es complicado si se toma en cuenta que en México dos de cada diez personas aún cuentan con un televisor análogo, según la ENDUTIH 2024. Y aún más en un entorno en donde adquirir un teléfono y una suscripción a una plataforma bajo demanda es casi un desafío.

Mirar una película o cualquier programa hasta hace menos de una década era una de las actividades más democráticas. No importaba si había dinero o incluso internet, siempre existían formas de acceder al entretenimiento. La televisión abierta era un espacio para disfrutar un partido, serie o película sin necesidad de estar conectado, pero la evolución tecnológica en la última década cambió por completo la manera de consumir los contenidos.

La mayor parte del catálogo de entretenimiento y las justas deportivas han sido migradas a las plataformas de streaming, cuya industria prolifera de tal forma que ya existe una vasta variedad de jugadores. Pero esto implica un reto para los consumidores en términos económicos, en especial para las personas de zonas remotas.

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En 2024, los hogares de zonas rurales se vieron obligados a cancelar su suscripción al streaming. Datos de la ENDUTIH 2024, detallan que en ese año sólo 8.4% de los pobladores del entorno rural disponían de una cuenta de video bajo demanda, lo que significa una caída de 1.1 puntos porcentuales de manera interanual.

Contratar una suscripción de streaming de video es complicado si se toma en cuenta que en México dos de cada 10 personas aún cuentan con un televisor análogo, según la ENDUTIH 2024. Y aún más en un entorno en donde adquirir un teléfono y una suscripción a una plataforma bajo demanda es casi un desafío.

Por ejemplo, los habitantes de menores ingresos de entidades como Chiapas deben invertir hasta 72% de su ingreso mensual para adquirir un smartphone que corresponda a la gama más económica; de manera similar, los usuarios de Oaxaca desembolsan 58% de sus gastos, según el Índice de Desarrollo Digital Estatal realizado por el Centro México Digital. Y a este gasto se suma el internet y la cuenta del streaming.

A esto se suma la falta de cobertura de red e infraestructura de telecomunicaciones para consumir de manera óptima contenidos en línea, ya que se transmiten en tiempo real. Esto implica que el contenido se envía a través de la red, y la calidad de la transmisión dependa de la velocidad y estabilidad de esa conexión.

Pero en zonas remotas la cobertura aún es insuficiente. Según información de la ENDUTIH, entidades como Guerrero, Oaxaca, Chiapas son las demarcaciones con una menor penetración de servicio de internet fijo a nivel nacional.

Radamés Camargo, analista de la consultora The Ciu, explicó que el modelo de negocio actual de las plataformas de streaming se coloca como una barrera real para acceder al entretenimiento. Incluso el servicio de contenidos digitales se está convirtiendo en lo que fue la televisión de paga hace más de una década, es decir, un producto de unos pocos debido a lo oneroso que significa su adquisición.

Las nuevas políticas del streaming podrían ser una nueva barrera para que los mexicanos de zonas rurales miren sus contenidos. Las plataformas han puesto freno a la compartición de contraseñas fuera de un hogar. Esta práctica era una de las más recurridas por los consumidores para acceder a más plataformas y con eso ahorrar en gastos, pero ahora si se comparte una contraseña se debe pagar un extra.

“Las estadísticas (de la ENDUTIH) lo que demuestran es que (el streaming) va a terminar siendo un modelo de negocio de suscripción discriminatorio en muchos sentidos. Ya se requieren muchos eslabones como el dispositivo, el pago del internet y del servicio de la plataforma”, advierte el especialista.

Esta situación puede enfatizarse en el entorno de volatilidad económica que vive el país. En abril, la inflación anual se colocó en 3.93%, según Inegi.

Este indicador provoca que los productos de la canasta básica incrementen su precio y supone un reto para que los mexicanos puedan destinar presupuesto al entretenimiento como es el streaming. Según la consultora Bango, los mexicanos desembolsan mensualmente 764 pesos en promedio para el acceso a más de tres plataformas.

El streaming durante sus inicios significó una manera de democratizar el acceso a los contenidos a través de una cuota asequible, pero la competencia que se vive en la industria por más competidores, ha difuminado por completo esta premisa.

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