Las largas filas frente a las dulcerías del cine ya no se forman solo por las palomitas. Desde que los promocionales de películas como Barbie o Jurassic World: El Renacer irrumpieron en las salas mexicanas, los vasos y palomeras se han convertido en piezas de colección tan deseadas como la misma función. Fanáticos dispuestos a no ver la película con tal de llevarse el producto han transformado estos artículos en objetos de culto.
Detrás de este fenómeno está Ping Solutions, una empresa mexicana que, desde 2010, apostó por rediseñar el merchandising cinematográfico y llevarlo a otro nivel. “Es convertir un momento en un recuerdo inolvidable”, resume Moris Guterman, fundador y director de la compañía, en entrevista con Expansión.
El primer gran paso fue la producción de vasos con imágenes en tercera dimensión, una tecnología poco común entonces en productos promocionales. El reto no solo era técnico, también comercial: tenían que encontrar clientes dispuestos a pagar más por un artículo coleccionable. Fue entonces cuando dieron con el lugar indicado: el cine.
“El cine fue el lugar adecuado en donde hay un fan buscando una conexión con un producto especial. Es un cliente que realmente aprecia y le da valor”, recuerda Guterman. Lo que inició como un experimento, terminó por convertirse en una revolución dentro de la experiencia cinematográfica.