Esta situación supone un riesgo para los cuerpos celestes, la investigación científica y para la tierra, a causa de la caída de residuos espaciales, como el sucedido en Matamoros, en donde desechos de un Starship de SpaceX pusieron en peligro al ecosistema con la contaminación de playas y especies marinas.
Funcionarios de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) analizaron los residuos que cayeron en la playa Bagadad en Matamoros, entre ellos metal, plásticos en el Río Bravo, así como en campos de cultivo y pastoreo, al noroeste de Tamaulipas.
Los desechos espaciales que caen a la tierra tienen como componente plástico, aluminio, caucho, tanques de combustión, metal, entre otros, lo que causa preocupación entre la comunidad científica, que alerta que, en un futuro cercano, habrá más de un millón de satélites en la órbita.
“Al tratar el espacio orbital como un recurso ilimitado, la humanidad está creando serios desafíos de seguridad y sostenibilidad a largo plazo para el uso de la órbita terrestre baja (LEO), incluida la ciencia realizada desde el espacio y la Tierra”, enfatiza el estudio Un millón de satélites, de la revista Science.
En medio de las preocupaciones, la basura espacial es un nuevo negocio para empresas extranjeras como ClearSpace, Astroscale, Surrey Satellite Technology, Northrop Grumman y Kall Morris Incorporated, quienes capitalizan esta oportunidad.
Por ejemplo, la empresa ClearSpace, formada por investigadores del Instituto de Investigación de la Escuela Politécnica Federal de Lausana, se dedica a limpiar la basura espacial. Su objetivo es retirar de la órbita terrestre un objeto específico: el adaptador de carga útil secundario Vespa. Para lograrlo, usarán una nave espacial equipada con brazos robóticos para capturarlo y desorbitarlo para que finalmente se desintegre en la atmósfera. La misión está prevista para este año en colaboración con la ESA.
Otra empresa que trabaja en este reto es la japonesa Astroscale, que combina tecnologías como sistemas magnéticos y brazos robóticos para atrapar y retirar desechos espaciales. El año pasado lanzó una nave de inspección que toma imágenes de los objetos para analizar su estado y movimiento, como paso inicial para su posterior recolección.
El mercado de eliminación de desechos espaciales se estima alcance un valor de 600 millones de dólares rumbo a 2028, según datos de la consultora Markets and Markets.
Aunque por ahora el mercado se enfoca en la eliminación de desechos, se espera que la creciente problemática de la basura espacial impulse el desarrollo de tecnologías y servicios para su gestión y reciclaje, generando un mercado aún mayor.
Roberto Briano, ingeniero aeroespacial y especialista de la industria, explicó que las empresas y gobiernos que colocan satélites en el espacio tienen la obligación de retirarlos cuando termina su ciclo de vida como parte de los acuerdos internacionales ultraterrestres, pero no siempre se ejecuta esta obligación.
Ahora el aumento de residuos hace más compleja su remoción, por ello, se ha apostado por misiones especializadas o incluso por empresas que se dedican exclusivamente a esta actividad.
“Estas misiones permiten recolectar no sólo satélites inactivos, sino residuos espaciales pequeños que pueden llegar a afectar satélites que tienen como funciones la comunicación con la tierra”, aseguró el especialista.
México actualmente no cuenta con ninguna compañía enfocada a esta actividad, debido a la falta de un marco jurídico; sin embargo, la Agencia Espacial Mexicana (AEM) participa en el proyecto internacional Basura Cero para contribuir a una gestión sostenible del espacio, pero con la reciente desaparición de la AEM no se tiene claridad sobre este acuerdo.
Rusia, EU y China, los países que más contaminan
La mayor parte de la basura espacial, que incluye satélites inactivos, restos de cohetes y otros objetos fragmentados, proviene de tres países: Rusia, Estados Unidos y China, según información de Statista. Estas naciones al ubicarse en la carrera espacial, son las que impulsan de manera vertiginosa el lanzamiento de cuerpos tecnológicos al espacio.
La Oficina de las Naciones Unidas para Asuntos del Espacio Ultraterrestre tiene contabilizados en la actualidad 21,287 satélites, de los cuales el 60.4% corresponden a Estados Unidos, gracias a que 11,578 pertenecen a Starlink y SpaceX; mientras que Rusia cuenta con 3,837; y China 1,435.
El número de cuerpos celestes crecerá con la llegada de más actores a la industria como la firma de Richard Branson, Virgin Galactic, por lo que el problema de los desechos espaciales tendrá que resolverse pronto para evitar la probabilidad de más colisiones e incluso más desechos en el futuro.