En 2024, Google Photos también se sumó a esta tendencia con su función Recap, que ofrece resúmenes visuales del año, todo presentado con elementos estéticos diseñados para compartir.
En algunos casos, este vínculo emocional incluso puede traducirse en decisiones de consumo, quienes desean conservar más recuerdos suelen optar por pagar almacenamiento adicional en la nube. En 2024, los ingresos de Google Cloud —que incluyen servicios como Google Photos— crecieron un 35%, alcanzando los 11,400 millones de dólares, impulsados por la demanda de infraestructura y almacenamiento digital.
Instagram también fomenta dinámicas nostálgicas como los retos de “antes y ahora”, la recuperación de stories antiguas y campañas con creadores que apelan al pasado. Por ejemplo, en la actualidad la compañía impulsa iniciativas como “Sube stories para contar más”, que no solo fomenta la creación de contenido en el presente, sino también refuerzan la construcción de un archivo personal dentro de la plataforma.
Estas historias efímeras, que después resurgen en “recuerdos”, se alinean con una tendencia clara: alimentar la memoria digital que, en el futuro, funcionará como catalizador de engagement y, en consecuencia, de consumo.
TikTok, por su parte, ha perfeccionado la nostalgia colectiva: sus resúmenes anuales o tendencias de “throwback” invitan a los usuarios a revisitar y reeditar contenido con nuevos sonidos, lo que conecta generaciones y multiplica la circulación de videos. La memoria aquí se vuelve un producto creativo, empaquetado para seguir generando vistas y reforzando el ciclo de consumo con un gran alcance gracias a los más de 85 millones de usuarios en México y un promedio de casi 45.5 horas de uso al mes.
La estrategia de convertir recuerdos en contenido y productos no ocurre en el vacío: en México, de acuerdo con Statista, el número de usuarios de redes sociales ha superado los 114 millones en 2025, y se espera que siga creciendo junto con la expansión de internet. Más del 90% de los mexicanos revisa sus redes a diario, dedicando en promedio 192 minutos al día, lo que supera en 51 minutos la media global.
No es sorprendente, entonces, que plataformas como Facebook o Instagram, que lideran el país en número de usuarios, hayan encontrado terreno fértil para transformar la nostalgia en engagement y consumo.