Adecco estima que apenas 30% a 40% de las empresas tiene la intención de lanzar programas de upskilling (mejora de habilidades existentes) y reskilling (reconversión hacia nuevos roles), pero muchas no han comenzado porque implican inversión adicional y ajustes operativos.
Esta combinación deja a miles de trabajadores en un punto vulnerable, obligados a adaptarse sin contar con las herramientas necesarias, lo que puede dar como resultado prácticas improvisadas que ponen en riesgo a los trabajadores y las propias organizaciones.
El estudio Talent Trends 2025, elaborado por la consultora de reclutamiento internacional Michael Page, muestra que 29% de los trabajadores a nivel global ya utiliza herramientas de IA desde cuentas o aplicaciones no proporcionadas por sus empleadores.
En México, la cifra asciende a 37% de los profesionales, que recurren a esas tecnologías para resolver tareas diarias sin supervisión ni protocolos. Para Chávez, este uso “por la libre” podría terminar por exponer información sensible, abrir la puerta a errores derivados de modelos no verificados y profundizar la ansiedad al no existir claridad sobre qué se puede usar y cómo con límites.
¿Cómo mitigar la ai-anxiety y evitar una crisis de confianza?
En opinión de Chávez, “la Inteligencia Artificial no es una amenaza, es una oportunidad, pero sólo si preparamos a la gente para acompañar la transformación”. Concluye que el reto es que las empresas entiendan que el futuro del trabajo no depende solo de algoritmos, sino de quienes deben aprender a convivir con ellos. Algunas recomendaciones generales son:
1. Involucrar a los empleados desde el inicio. Explicar qué hará la IA, qué cambiará y qué no. “La transparencia reduce miedos”, menciona el especialista. Por ejemplo, antes de implementar un chatbot interno para automatizar tareas administrativas, la empresa puede crear mesas de trabajo con los equipos y explicar qué procesos sufrirán modificaciones y cuáles permanecerán en manos de humanos. Esto también permite recabar retroalimentación de los trabajadores.
2. Impulsar programas de reskilling y upskilling. Sin capacitación, cualquier cambio parece una amenaza. Con formación, se vuelve una oportunidad. Estos espacios también abren oportunidades para experimentar, errar y corregir.
3. Crear políticas claras de uso ético y seguro. El objetivo es evitar riesgos legales, sesgos y fugas de información. La compañía debe establecer un reglamento interno que indique qué herramientas están autorizadas, qué tipo de información puede subirse, cuáles son los límites de uso y cómo deben validarse los resultados de IA antes de tomar decisiones. También puede habilitar versiones corporativas como Copilot o Gemini Enterprise.
4. Promover liderazgo empático. Los líderes deben entender la preocupación de sus equipos, acompañar la transición y mantener canales abiertos al diálogo.
5. Proteger la salud mental. Algunas alternativas son habilitar pausas digitales, sesiones de apoyo psicológico y crear espacios donde los empleados puedan expresar cómo viven el cambio tecnológico sin ser juzgados.