La aprobación también pasará por las autoridades de competencia en Latinoamérica, sin ser México la excepción, quienes suelen adoptar los criterios de Estados Unidos y de la Comisión Europea en temas de economía digital.
“Es probable que la Comisión Nacional Antimonopolio (CNA) en México pueda imponer condiciones muy estrictas, como la venta o separación de algunas divisiones como HBO Max, Waner Bros. Studios o incluso bloquear esta operación; lo cual, desnaturalizaría el interés de compra de Netflix”, advirtió Carolina Cabello, consultora Senior en competencia económica, en Regulatory Experts.
En México, por ejemplo, el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) impuso condiciones para aprobar la unión entre Warner Bros y Discovery en 2022, tras detectar riesgos para la competencia en contenidos infantiles. Para evitar distorsiones en el mercado, el entonces regulador exigió a ambas compañías garantizar a sus competidores el acceso equitativo a dicha programación y evitar su empaquetamiento.
El proceso global cerró en abril de 2022, mientras que en México se materializó hasta septiembre de ese año. Los seis meses adicionales llevaron a las empresas a concretar su fusión sin la aprobación regulatoria, derivando en una multa de 51, 573 millones de pesos por parte de la entonces Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece).
Las autoridades regulatorias de Estados Unidos en este tipo de análisis han frenado adquisiciones. Bloqueó la concentración AT&T/T-Mobile por el riesgo de eliminar a un competidor agresivo y elevar precios; sucedió lo mismo con Nvidia /ARM, al considerar que otorgaba control sobre un insumo esencial con capacidad de excluir a rivales. Esta situación podría repetirse entre Netflix y Warner Bros.
La especialista explicó que los reguladores pueden argumentar que la operación otorgaría a Netflix control sobre contenidos considerados esenciales, al corresponder a franquicias premium que influyen de manera significativa en la contratación y retención de suscriptores, lo que en competencia se conoce como must-have contents (contenidos imprescindibles como eventos deportivos, películas taquilleras, series mediáticas).
Esto significaría que Netflix podría generar condiciones en las que sus competidores como Prime Video, Disney, Apple TV, entre otras, tengan menos opciones para licenciar contenido de Warner Bros. En la actualidad las streaming amplían su parrilla programática gracias a la adquisición de programación de otros competidores.
Esto se suma la disminución de opciones para los usuarios de plataformas de streaming, lo que podría dar pie a incrementos de precios.
“El riesgo es particularmente relevante en mercados de plataformas como el streaming, donde la disponibilidad de contenido premium determina la capacidad competitiva de los jugadores”, aseguró Cabello.
Netflix cuenta con el 21% de los suscriptores de streaming de video en Estados Unidos, mientras que HBO Max mantiene una participación del 13%, ubicándose como un competidor relevante en el segmento de contenido premium.
En México tiene una cuota similar. La empresa presidida por Ted Sarandos tiene el 20% del mercado y HBO Max el 11%, por lo que la empresa resultante alcanzaría alrededor del 31% de cuota en un contexto de alzas de precios y restricciones a la compartición de cuentas.
Cambios en el cine
El movimiento también tendría un efecto en la manera de producir, distribuir y consumir películas. Hasta ahora, Netflix opera principalmente mediante el alquiler de estudios en distintos puntos del mundo para producir contenidos. En México, por ejemplo, hace uso de los de Churubusco, pero con la compra de Warner Bros adquirirá una infraestructura que le permitirá producir contenidos en serie a gran escala y distribuirlos globalmente.
Claudia Benassini, especialista en televisión restringida y plataformas digitales e investigadora de la Universidad La Salle, explicó que el movimiento de Netflix revierte la lógica con la que tradicionalmente operaban las streaming: depender de producciones realizadas en estudios cinematográficos o televisivos. Y en cambio, se colocaría como un competidor directo de producciones en las salas cinematográficas, sin cerrar su acceso a ellas, sino disputando un espacio que antes le era ajeno.
Uno de los temores de la industria cinematográfica por la compra de Warner es que bajo el control de Netflix priorice el estreno de producciones directamente en plataforma, un enfoque que ha materializado en su operación, y cuya estrategia aceleraría un cambio irreversible en la manera de producir, distribuir y consumir películas.
Aunque Ted Sarandos, CEO de Netflix, aseguró que como parte del acuerdo se continuará con el estreno de películas en cine, el sindicato de actores de Hollywood teme que la fusión de activos derive en reducción de empleos, salario y menores proyecciones en salas cinematográficas.
“Que la mayor compañía de streaming del mundo absorba a uno de sus mayores competidores es lo que las leyes antimonopolio se diseñaron para evitar”, declaró el sindicato en un comunicado reportado por Reuters.
El temor se inserta en un momento en donde Netflix, Max, Disney y Amazon Prime ya facturan más que los cines. Sólo al cierre de 2023, las empresas de video bajo demanda reportaron ingresos por 25,700 millones de pesos, mientras que los cines 14,600 millones de pesos, 11,100 millones de pesos menos, según datos de la consultora Statista.
“La transformación no será inmediata, aunque podrían observarse primeros ajustes en el corto plazo, en donde un factor clave será la gestión de las preferencias del público, cada vez más moldeadas por algoritmos y dinámicas de consumo personalizadas, pero sin duda, la industria comenzará a moverse de manera muy distinta a como había operado hasta ahora”, anticipó Benassini.