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La nueva tendencia del dopaje: modificar el ADN de los atletas

A finales de la década de 1990, Sweeney fue noticia por sus investigaciones sobre los "ratones Schwarzenegger", ratones hasta 30% más fuertes que los especímenes promedio.
sáb 12 mayo 2018 07:02 AM
sangre nueva / dopaje
¿Mejorar el desempeño? La nueva frontera del dopaje conlleva una idea sencilla y sombría: ¿Qué tal si nunca atrapan a quienes se dopan?

Nota del editor: Nick Busca es entrenador de triatlón, entrenador personal y colaborador de CNN en deportes y salud.

(CNN) – En 2008, año de Olimpiadas, el teléfono de Lee Sweeney no dejaba de sonar.

Eso era de esperarse en el caso de un fisiólogo de la Escuela Perelman de Medicina de la Universidad de Pennsylvania, Estados Unidos, pero la razón de las llamadas no era exactamente ordinaria. Del otro lado de la línea estaban atletas en busca de una solución particular: querían que los dopara… a través de sus genes.

A finales de la década de 1990, Sweeney fue noticia por sus investigaciones sobre los "ratones Schwarzenegger", ratones hasta 30% más fuertes que los especímenes promedio. Sweeney pudo aislar el gen responsable de la activación de una proteína (factor de crecimiento de tipo insulina 1, IGF-1 por sus siglas en inglés) que controla el crecimiento y la reparación de los músculos.

El objetivo central de sus experimentos era encontrar la forma de limitar el deterioro de los músculos con la edad, pero los resultados llamaron la atención de los atletas que querían mejorar su desempeño.

Sin embargo, se corrió la voz de que a Sweeney no le interesaba.

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Antes de los Juegos de la Mancomunidad de este año, que comenzaron el 4 de abril, Sweeney no fue tan popular entre los atletas que buscaban una ventaja injusta… posiblemente porque ahora es asesor de la Agencia Mundial Antidopaje.

"Al principio, cuando empezamos a hacer publicaciones sobre esto, nos buscaban atletas de alto nivel", dijo Sweeney, quien también dirige el Instituto de Miología de la Universidad de Florida, Estados Unidos. "En estos días, nos buscan principalmente fisicoculturistas y personas desesperadas por mejorar su desempeño o sus habilidades".

Lee: ‘Canelo’ Álvarez, a la lona por dopaje en Nevada

En ese entonces, la terapia genética (que se define como la técnica de usar y manipular los genes para tratar o prevenir enfermedades) no estaba tan establecida como ahora y no se la reconocía suficientemente como amenaza como para entrar en la lista de prácticas prohibidas en el deporte. Sin embargo, pronto se supo que las terapias genéticas podrían llegar a usarse para más que combatir enfermedades.

La agencia antidopaje respondió pronto a la posibilidad y en 2002 estableció "paneles de genética y dopaje celular" con científicos expertos para hablar de la mejor forma de abordar el problema.

En 2003, el organismo prohibió el "dopaje genético", al que definió como "el uso no terapéutico de células, genes, elementos genéticos o modulación de la expresión genética con capacidad de mejorar el desempeño".

La nueva frontera del dopaje conlleva una idea sencilla y sombría: ¿Qué tal si nunca atrapan a quienes se dopan?

Hoy, casi 20 años después, la tecnología finalmente se ha estado usando para tratar pacientes con enfermedades raras —como la inmunodeficiencia grave combinada, el trastorno granulomatoso crónico, la hemofilia, la ceguera, el cáncer y las enfermedades degenerativas— a través de la transferencia de genes faltantes en los músculos esqueléticos, explicó Sweeney. "Por ello, ahora está en un punto en el que los atletas podrían usarla.

"Podría hacerse actualmente con los atletas si alguna empresa o un gobierno aporta los recursos para que suceda", dijo.

Entrar en tus genes

En el caso de los "ratones Schwarzenegger", Sweeney usó el método clásico de la terapia genética: modificó el ADN de los animales con un virus para transportar e insertar el gen necesario para hacer más fuertes a los ratones.

Los genes se transportan dentro de un organismo a través de un "vector", que comúnmente son virus modificados para no causar enfermedades, como el que usó Sweeney. Los vectores llevan el gen a las células deseadas y descargan el material genético, que a su vez indica al organismo que produzca la proteína que el gen codifica.

Uno de los ejemplos de proteínas populares entre los atletas es la eritropoyetina, comúnmente conocida como EPO, que regula la producción de glóbulos rojos, lo que incrementa la distribución de hemoglobina y oxígeno en los tejidos.

Al inyectarse EPO externa, los atletas de élite (usualmente ciclistas) han mejorado su desempeño desde hace años, pero las autoridades ya los están alcanzando. Los controles antidopaje ya pueden detectar la EPO externa eficientemente a través de pruebas de sangre y de orina. Sin embargo, si la maquinaria de una célula produce EPO adicional orgánicamente, es casi imposible de detectar como sustancia prohibida.

nullNo obstante, la tecnología no ha llegado a ese punto.

"Sigue siendo difícil crear los virus que participan en esa transferencia genética", explicó Sweeney, quien subrayó que la técnica sigue siendo complicada y no es algo que los atletas puedan hacer en casa fácilmente.

Otra forma en la que se pueden dopar los genes de los atletas es a través de la técnica CRISPR (repeticiones palindrómicas cortas agrupadas y regularmente interespaciadas, por sus siglas en inglés) o CRISPR-Cas9, que permite que los ingenieros genéticos editen partes específicas del genoma de una persona al eliminar o alterar secciones del ADN, técnica conocida también como edición genética.

La técnica se está desarrollando rápidamente, por lo que la Agencia Mundial Antidopaje (WADA, por sus siglas en inglés) anunció en octubre de 2017 que ampliaría su prohibición al "dopaje genético" para incluir "agentes de edición genética diseñados para alterar las secuencias genómicas y/o la regulación transcripcional o epigenética de la expresión genética". Esta nueva disposición entró en vigor en enero.

"Hay un par de formas de usar la CRISPR-Cas9", dijo Sweeney. "Una es tomar las células de una persona, modificarlas y devolverlas a su lugar, que probablemente es la forma más segura. La otra es modificar el ADN existente en el cuerpo, pero podría ser muy inseguro".

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Sweeney señaló que los científicos no saben qué consecuencias accidentales podría tener el cambio de un gen específico en un individuo, lo que significa que la tecnología ni siquiera está lista para probarse en pacientes con enfermedades letales.

En el caso del dopaje genético a través de terapias genéticas, que usan vectores de transferencia, es relativamente fácil encontrar una copia adicional de un gen para confirmar que el atleta se dopó si tienes acceso a una muestra biológica como la sangre, explicó Oliver Rabin, director ejecutivo sénior de Ciencias y Alianzas Internacionales del organismo antidopaje.

Rabin dijo que la agencia busca particularmente los glóbulos blancos y que ha desarrollado una metodología que puede aplicarse para buscar genes diferentes. No dio más detalles porque deben ser confidenciales para atrapar a los atletas.

"La edición genética es un poco más compleja que la terapia genética", agregó Rabin. La agencia antidopaje está trabajando en estrategias para revelar la posibilidad de que la gente edite sus genes para mejorar su rendimiento, dijo.

Rabin subrayó que la mayoría de los esfuerzos de la agencia se centran en los glóbulos blancos "porque son muy buenos marcadores de la manipulación genética", ya que en la sangre suele haber pruebas de dicha manipulación.

Cuando se le preguntó qué se está haciendo para vigilar y hacer pruebas de dopaje genético a los atletas, el Comité Olímpico Internacional no comentó directamente, aunque señaló: "No tenemos nada que agregar a la sección de dopaje genético de la lista de prohibiciones de la WADA".

Ahora, la pregunta es si ya ocurrieron los primeros casos sin que nos hayamos enterado.

Casos modernos

"No he escuchado nada al respecto salvo por una vez, hace alrededor de cinco años", dijo Sebastian Weber, entrenador de Tony Martin, cuatro veces campeón mundial en pruebas de tiempo de la Union Cycliste Internationale. "Hubo algo de ruido sobre una sustancia llamada AICAR" o 5-aminoimidazol-4-carboxamida ribonucleótido, por sus siglas en inglés.

El AICAR es un fármaco para mejorar el rendimiento que la agencia francesa antidopaje sospechó que se usó en el Tour de France de 2009; estimula a las mitocondrias, la parte de las células de los músculos que producen la energía aeróbica. En el ciclismo, para que el dopaje genético sea efectivo, las técnicas deben centrarse tanto en los niveles de EPO como en la producción de glóbulos rojos para que los músculos reciban más oxígeno, explicó Weber. Sin embargo, también tendrían que incrementar la masa y la cantidad de mitocondrias para poder producir energía con ese oxígeno. "Tener más oxígeno no significa necesariamente que tienes también la capacidad de producir energía con él", señaló Weber.

Weber apuntó que como el AICAR era un fármaco, no es dopaje genético, pero provocó que la gente se preguntara que vendría después de este "primer paso" hacia la estimulación de las mitocondrias. "Fue la única vez que escuché hablar de la posibilidad del dopaje genético".

Genes a la medida

Hay otras formas en las que el conocimiento profundo de la genética podría ayudar a los atletas a mejorar su desempeño.

Por ejemplo: el objetivo del proyecto GENESIS (centrado en la aplicación de la genómica en los deportes de alto rendimiento para mejorar el desempeño) y su derivado, el Proyecto RugbyGene, es identificar las características genéticas que ayudan a los atletas a triunfar.

"Reconocemos que no es solo genética", dijo Alun Williams, experto en Genética del Ejercicio de la Universidad Metropolitana de Manchester, en Reino Unido, que trabaja en ambos proyectos. "El entrenamiento, la dieta y otros hábitos son factores sumamente importantes. Sin embargo, además de eso, hay pruebas de que es imposible triunfar en los deportes sin tener algo de genética a tu favor".

Los investigadores de estos proyectos esperan identificar los genes que ayudan (u obstaculizan) a los atletas en sus disciplinas específicas para desarrollar sus habilidades de formas específicas.

Por ejemplo: si un atleta tiene una mayor propensión genética a las lesiones de los tendones, los científicos y los entrenadores podrían reducir ciertos aspectos de su entrenamiento a lo largo de la temporada, asignar periodos de descanso más largos, reducir la cantidad de partidos en la temporada o indicar ejercicios específicos y entrenamientos de prehabilitación.

Sin embargo, Williams señala que el campo está todavía en pañales. "Esta idea de que ciertos genes (o incluso dos o tres genes) se relacionan con una característica en particular, como las lesiones de tendón, sigue siendo una parte pequeña de un panorama más grande", dijo. "Así que es muy importante que esta información se ponga en contexto".

Un punto de vista diferente

Algunos expertos afirman que estamos viéndolo desde la perspectiva incorrecta y que los atletas siempre recurrirán a la tecnología más moderna para buscar ventaja, legal o no.

"Los deportes modernos se han valorado principalmente de acuerdo con los récords y con la capacidad de atestiguar actuaciones extraordinarias", dijo Andy Miah, experto en Bioética, director de la cátedra Salford de Divulgación Científica y Medios del Futuro de la Universidad de Salford, Reino Unido, y autor del libro Genetically Modified Athletes: Biomedical Ethics, Gene Doping and Sport (Atletas genéticamente modificados: ética biomédica, dopaje genético y deportes). "Aunque no se trate de un récord mundial, se trata de ver algo especial en lo que hacen los humanos y eso suele consistir en trascender fronteras".

Miah agregó que les damos a los atletas toda suerte de tecnologías para lograrlo y afirma que "no está de acuerdo con el antidopaje".

En vez del escenario actual, en el que el antidopaje trata de seguirle el paso al dopaje, Miah propone una forma más segura de mejorar del desempeño.

"Creo que si pudiéramos tener un sistema en el que los médicos supervisaran el mejoramiento, sería mucho más seguro y saludable".

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