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Muere Charles Aznavour

El cantante Charles Aznavour, de origen armenio, falleció en la madrugada del lunes, en el sur de Francia, a los 94 años de edad.
lun 01 octubre 2018 09:26 AM
FILE PHOTO: French singer Charles Aznavour performs during the Quebec Summer Festival
Charles Aznavour En 1998, la cadena de televisión CNN y la revista Time lo coronaron "artista del siglo".

PARÍS- Charles Aznavour, el último gigante de la canción francesa del siglo XX, falleció en la madrugada del lunes a los 94 años en el sur de Francia, anunciaron sus portavoces.

El cantante francés más conocido en el extranjero vendió más de 100 millones de discos a lo largo de ocho décadas de una carrera excepcional a la que no había puesto fin.

De origen armenio, Aznavour acababa de volver de una gira por Japón, tras haberse visto obligado a anular varios conciertos este verano debido a una fractura del brazo, provocada por una caída.

Tenía previsto actuar el 26 de octubre en Bruselas.

Apodado el Frank Sinatra de Francia, logró una fama mundial pese a una voz y un físico atípicos. "La Bohème", "La Mamma" y "Emmenez-moi" figuran entre sus canciones más destacadas de un repertorio de marcado tono nostálgico.

Compuso para artistas como Edith Piaf, y como actor, participó en unos 80 filmes.

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Aznavour se alzó a la fama mundial a pesar de una voz y físico atípicos que no le impidieron consagrarse con sus nostálgicas melodías como el último gigante de la canción francesa del siglo XX.

Le decían que era demasiado feo, demasiado bajito y que no podía cantar. Pero este gigante de 165 centímetros apodado "Aznovoice" por sus críticos -en un juego de palabras en inglés por "has no voice", no tiene voz-, vendió más de 180 millones de discos en ocho décadas de una carrera maratónica que nunca abandonó.

"Si debe perdurar algo de mí o de mi trabajo, mis discos serán ampliamente suficientes", escribió Aznavour en su libro autobiográfico "De una puerta a la otra", publicado en 2011.

Al igual que la de Charles Trenet (1913-2001), la popularidad de Aznavour trascendió edades y clases sociales, aunque sin llegar a entrar verdaderamente en el firmamento literario de cantautores como George Brassens, Leo Ferré o Jacques Brel.

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Pero Aznavour fue ante todo el embajador de la canción francesa en el mundo, y en ese rol accedía a cantar en cualquier idioma: español, italiano, alemán, inglés, ruso... Cantó para papas, reyes o presidentes.

En 1998, la cadena de televisión CNN y la revista Time lo coronaron "artista del siglo".

Cuando la edad comenzó a ponerle límites, Aznavour no se dio por enterado. Usaba un taburete alto en el escenario y respaldaba su memoria con un apuntador electrónico.

Nacido el 22 de mayo de 1924 en París en una familia de inmigrantes armenios que huyeron de las persecuciones turcas, Aznavour residió durante muchos años en Ginebra, donde halló refugio fiscal y llegó a ser embajador de Armenia, país que también representó en la sede europea de la ONU.

Cuenta la leyenda que al nacer, la partera no pudo pronunciar el nombre que le querían dar sus padres -Shahnourh-, y lo convirtió de inmediato a un Charles más francés.

"París es la ciudad de mi infancia, Erevan la de mis raíces", aseguraba Aznavour, que siempre reivindicó con orgullo sus raíces armenias que condimentaron con un toque de melancolía hasta la más alegre de sus canciones.

Su infancia transcurrió inmersa en la bohemia de músicos y actores en París. A los 9 años ensayaba solo frente a un espejo y decidió cambiar el apellido paterno Aznavourian por el patronímico artístico Aznavour.

La fortuna tardó en llegar y le sonrió por primera vez en 1946 cuando llamó la atención de la cantante Edith Piaf, que junto al pianista Pierre Roche lo embarcó al año siguiente en una gira por Estados Unidos.

En los años 1950 escribió canciones para Gilbert Bécaud, pero junto con el éxito llegaron también las primeras críticas. "¿Cuáles eran mis desventajas? Mi voz, mi estatura, mis gestos, mi falta de cultura y de instrucción", admitió el cantante.

Pero Aznavour persistió en su determinación, más fuerte que aquel "velo de niebla" que cubría el timbre de su voz. Y que finalmente terminó siendo su sello inconfundible y una de las llaves del éxito.

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