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De los 4 'estilos de alimentación', solo uno es bueno para los niños: expertos

Si eliminas los alimentos-recompensa, los niños pueden centrarse en los alimentos que no están consumiendo.
sáb 20 octubre 2018 07:02 AM

Nota del editor: Lisa Drayer es nutrióloga, escritora y colaboradora de CNN en temas de salud y nutrición.

(CNN) — Si tienes hijos, seguramente sabes que encargarte de las actividades de los niños, la tarea, las citas con el médico, las citas para jugar con sus amigos y muchas cosas más son parte del trabajo. Pero una parte importante de la paternidad —que a veces bien podría estar oculta en una nube de pensamientos inconscientes— es ser el guardián de la dieta de tus hijos.

Soy nutrióloga, así que estoy constantemente expuesta a la información y a los estudios sobre la alimentación saludable; he asesorado a muchos padres respecto a cómo llevar una dieta saludable y un hogar saludable. Sin embargo, me parece increíblemente desafiante inculcarles a mis hijas hábitos saludables de alimentación.

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"Criar a una persona que coma sano es un trabajo de 18 años", dijo Jill Castle, dietista, experta en nutrición infantil y madre de cuatro hijos. Pero también es una de las cosas más importantes que harás como padre, de acuerdo con los expertos.

Lo más desafiante —o motivador, dependiendo de cómo lo veas— es que tu propio "estilo de alimentación", que emula muy de cerca a tu estilo de paternidad y abarca tus actitudes y tus actos ante la comida, es uno de los factores más determinantes de la relación de tus hijos con la comida y, por extensión, con su salud.

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"Tenemos pruebas, en la literatura de la nutrición infantil, de que los estilos de alimentación no solo influyen en el peso del niño, sino en su relación con la comida y en cómo se comportan respecto a la alimentación", dijo Castle. La forma en la que alimentamos a nuestros hijos está profundamente arraigada y refleja nuestra propia experiencia con la comida cuando éramos niños. "Cuando somos padres, llegamos a la mesa con nuestra propia historia y nuestro estilo de alimentación", señaló.

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Se conocen cuatro estilos de alimentación, sobre los que se ha escrito en la literatura científica; sin embargo, tres pueden influir negativamente en la salud física y emocional del niño, de acuerdo con Castle, quien también creó el proyecto Nourished Child , un programa en línea diseñado para enseñarles a los padres a adoptar hábitos saludables para criar niños sanos.

El estilo dictatorial

El primero es el estilo de alimentación dictatorial o controlador. En este caso, el padre de familia podría sentirse inclinado a obligar a un niño a comer más bocados o a pedirle que "limpie el plato". También es posible que restringa el acceso del niño a los alimentos no saludables y no nutritivos.

Con este estilo de alimentación centrado en el padre, es éste quien dicta las reglas sobre la comida, sin tomar en cuenta las opiniones de los niños, en vez de guiarse por el apetito de estos. Por ejemplo: el niño puede vaciar el plato aunque se sienta lleno en un esfuerzo por complacer a sus padres, explicó Castle. Cuando se ignora el apetito del niño, puede perder la capacidad de regular sus propias señales internas de hambre y saciedad y esto puede causar problemas de peso.

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La presión para comer puede ser sutil. "En un vacío, 'come dos bocados más' no parece tan terrible… pero con el tiempo, ese mensaje puede influir en la capacidad del niño de obedecer, de reconocer sus propias señales de hambre y saciedad y de hacerle caso a su cuerpo", dijo Castle. "Si estás lleno, estás lleno; rebasar la saciedad es comer en exceso".

Si en casa no se permite repetir ni comer dulces ni postres, los niños pueden centrarse aún más en los alimentos que no consumen.

Selecciona los mejores alimentos, leyendo sus etiquetas

"Cuando el niño está cerca [de los dulces], puede perder el control y mostrarse muy desinhibido", explicó Castle. "Hay padres que vienen a decirme: 'He encontrado envolturas en el cuarto de mi hijo, parece que está obsesionado con la comida y cuando va a una fiesta, noto que llena su plato con dulces y postres, que siempre está comiendo'".

Otro ejemplo es cuando los padres evitan tener cereales azucarados en casa; el niño va a casa de un amigo y "toma por asalto el gabinete de los cereales", explicó Victoria Stein Feltman, dietista y cofundadora de Apple to Zucchini, un recurso de alimentación saludable para padres y familias.

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Aun cuando el peso del niño esté en un rango saludable, tan solo el temor de que desarrolle sobrepeso puede provocar que los padres se pongan en alerta y se preocupen por la forma de comer del niño. En consecuencia, es probable que busquen corregir los hábitos del niño. "Con estos padres aumenta el riesgo de implementar un estilo de alimentación más estricto que incluya restringir alimentos, que a final de cuentas puede resultar contraproducente", dijo Castle.

De hecho, en un estudio con niñas pequeñas se determinó que cuando sus madres restringían mucho la ingesta de alimentos, era más probable que comieran aunque no tuvieran hambre . Restringir la ingesta de alimentos del niño se ha relacionado frecuente y constantemente con el aumento de peso de los niños, según un análisis de la literatura sobre las conductas de alimentación de los niños .

El estilo permisivo y el indiferente

El estilo de alimentación permisivo o "indulgente" es aquél en el que el padre da rienda suelta a lo que el niño come y a su acceso a la comida. "El padre puede decir: 'claro, quieres galletas, no hay problema'. Hay algunos límites en la cocina y el niño puede comer lo que quiera, cuando quiera. No hay tiempos definidos para comer", explicó Castle.

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Los padres tienen menos control y ponen menos límites al consumo de dulces y postres. "Estos padres dudan un poco a la hora de decir 'no' a los niños cuando se trata de comida. Parece que tienen menos control parental sobre esa parte de la alimentación", apuntó Castle. En consecuencia, a estos niños puede costarles regular su ingesta de alimentos no saludables y es probable que estén en riesgo de subir de peso.

Una subcategoría dentro del estilo indulgente de alimentación es una práctica llamada "recompensa": el padre o la madre relacionan una recompensa con comer algún alimento en particular o con un logro: "Si te comes el brócoli, puedes comer postre" o "sacaste 10, así que vamos por un helado".

Sin embargo, recurrir a esta práctica puede provocar que los niños cambien su jerarquía de preferencia por ciertos alimentos y los pone en más riesgo de subir de peso. "Las investigaciones nos indican que los niños desarrollan una preferencia intensa por los alimentos-recompensa, como los dulces o el refresco, mientras que los alimentos-objetivo, como el brócoli, caen al último lugar", explicó Castle.

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Un tercer estilo de alimentación es el estilo indiferente o "despreocupado". En este caso, la comida y la alimentación no son prioridad para los padres y por ende, es probable que no planifiquen las comidas ni compren alimentos regularmente; esto puede provocar inseguridad. "Cuando el niño no está seguro de cuándo servirán la comida o no obtiene suficiente de un alimento o de un tipo de alimento, puede centrarse un poco más en la comida y desplegar conductas que llevan a comer en exceso", agregó Castle.

El estilo normativo: 'amor con límites'

El estilo de alimentación que más resultados positivos arroja se conoce como estilo normativo de alimentación, al que Castle define como el estilo de "amor con límites". Con este se ponen límites y se da estructura al niño, pero se toman en cuenta sus sentimientos y sus preferencias.

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"El padre o la madre dicen: '¿Quieres ejotes o brócoli para cenar?'. El padre o la madre siguen teniendo el control de las opciones, así que es una alternativa razonable", dijo Castle.

Feltman, quien tiene tres hijos, señala que este estilo puede incluir preparar la comida de tus hijos "dejándolos que decidan cuánto comer". Si le pides al niño que escoja una receta nueva o que vaya contigo a comprar los alimentos, también puedes fomentar una relación saludable con la comida, de acuerdo con Feltman.

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De acuerdo con los expertos, a los padres que brindan esta clase de entorno de apoyo y respeto a los deseos de sus hijos les es más fácil ayudar a sus hijos a tomar decisiones respecto a la comida. "Cuando le das un poco de control al niño, hay mucha más obediencia y calma en lo que respecta a la comida y por ende, más alegría alrededor de la comida", dijo Castle.

Las investigaciones han demostrado que el estilo normativo de paternidad en general (no solo con la alimentación) —en el que el padre o la madre marcan límites y reglas claros, pero están conectados y conscientes de las emociones de sus hijos—, está relacionado con un peso corporal menor.

En un estudio en el que participaron cerca de 900 niños, los investigadores descubrieron que los hijos de las madres que adoptaron un estilo de paternidad dictatorial o "controlador" tenían cinco veces más probabilidades de tener sobrepeso, a diferencia de los niños cuyas madres adoptaron un estilo de paternidad normativo. Además, los niños de madres permisivas o indiferentes tenían dos veces más probabilidades de tener sobrepeso que los hijos de padres firmes.

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"Las familias que siguen un estilo normativo tienen niños sanos en cuanto a peso; los niños toman decisiones mejores por su cuenta y son más propensos a aceptar alimentos nuevos", señaló Feltman. "Cuando quitas la presión, los niños se vuelven más audaces y tienen una relación mejor con la comida. No van a esa fiesta de cumpleaños y se comen cuatro panquecitos".

Deja que haya consecuencias

¿Qué pasa si tu hijo no quiere comer, así nada más?

"Tu hijo tiene que sentarse a la mesa, coma o no. Tiene que sentarse [porque] es un evento familiar. Puedes hablar con él o ella de por qué no tiene hambre, pero hay que hacer un mejor trabajo como padres al respetar el apetito de los niños y dejarlos hacerse cargo de esa parte de sus funciones corporales", dijo Castle.

Deja que haya consecuencias y que les sirvan de lección. "Si el niño no se come la cena y más tarde tiene hambre, puedes decirle: 'A esta hora no hay colación… hay desayuno mañana en la mañana'", aconsejó Castle.

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Traza una estrategia

Los expertos coinciden en que hay algunas estrategias básicas para ayudar a tu hijo a desarrollar una relación saludable con la comida.

Planifica las comidas. 'El niño necesita estructura y un horario; parte de ello consiste en dar alimentos y colaciones en horarios regulares y determinar qué le vas a servir", dijo Feltman.

No tengas miedo de los dulces. "Han satanizado tanto a los dulces que es casi natural que los niños los tengan en alta estima y exageren", dijo Castle. "Mientras la mayoría de la dieta del niño consista en alimentos nutritivos, hay un espacio limitado para los dulces, las galletas, el pastel o el refresco… o para guarniciones ricas en grasas como las papas fritas".

La forma en que incluyas los dulces dependerá de qué le funcione mejor a tu familia. Algunos padres podrían preferir que los niños terminen la cena para ofrecerles postre, mientras que otros podrían sentirse más cómodos sirviéndoles una galleta o un brownie junto con la cena para evitar estigmatizar al postre como "alimento prohibido".

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Platica con tus hijos. Lo que el niño obtiene y lo que el niño quiere pueden ser cosas muy diferentes, explicó Castle. El padre o la madre pueden poner unos cuantos chocolatitos en la lonchera del niño para que tenga un alimento divertido, pero puede ser que el niño no quiera los chocolates y prefiera un postrecito después de la cena. "Es una conversación" que hay que tener con el niño, agregó.

Pon un buen ejemplo. Demostrar equilibrio en tu propia alimentación es algo que el niño aprende con el tiempo. Los expertos dicen que está bien si el niño ve que a sus padres les gustan unas cosas pero les desagradan otras, pero también tienen que enseñarle que comen regularmente y que prefieren los alimentos saludables. "Si el niño te ve sentado en el sillón, con un tazón enorme de helado, eso es lo que el niño… absorberá", dijo Castle.

Parte de ser buen ejemplo es animar a toda la familia a comer lo mismo, aunque necesites separar los platillos por ingredientes. Por ejemplo: si estás preparando cuscús con pollo y verduras y todo está revuelto, el niño puede comer lo mismo, pero puedes separar los ingredientes por porciones si tu hijo prefiere comerlos por separado, explicó Feltman.

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Trata a todos igual. Implementa un sistema y una estrategia para toda la familia. Eso significa darle de comer a un niño con sobrepeso con el mismo enfoque que usarías con un niño de peso promedio. "Si la mamá dice: 'Ella está bien, pero con este tengo que poner atención', psicológicamente podrías estar diciendo que el niño no es lo suficientemente bueno", apuntó Castle.

"Amar con límites es una forma de alimentar a los niños que de verdad puede emparejar el campo de juego para todos los niños y todas las personalidades. El objetivo es trazar un plan para criar a todos los niños igual: con prioridades, sin estigmas. Esto se aplica a toda la familia".

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