La investigación fue liderada por científicos de la Universidad de Leipzig, del Instituto Max Plank de Antropología Evolutiva alemán y del Departamento de Psicología Clínica y Psicobiología de la Universidad de Barcelona, las conclusiones se publicaron en Scientific Reports.
Estas capacidades para hacer "cálculos" estadísticos simples no se habían observado hasta ahora en animales con los cerebros proporcionalmente más pequeños, como las jirafas.
¿Cómo se llevó a cabo el estudio?
Los investigadores mostraban a las jirafas la posibilidad de elegir entre palitos vegetales sostenidos en un puño cerrado que eran extraídos de cajas transparentes que contenían mayoritariamente, pero no solo, porciones de zanahoria (sus preferidos) y palitos de calabacín (menos preferidos). Los animales veían de qué caja se extraía la comida, pero no qué verdura seleccionaban y les ofrecían los investigadores.
Y en la mayoría de los casos comprobaron que los animales se inclinaban por el alimento que había sido sustraído de la caja en la que había mayoritariamente zanahorias y por lo tanto las probabilidades de obtener ese alimento eran mayores.
Los científicos sugirieron que un cerebro grande podría no ser un requisito previo para tener esas habilidades cognitivas y que la capacidad de hacer interferencias estadísticas puede estar más extendida en el reino animal de lo que se pensaba hasta ahora.
El investigador Álvaro López Caicoya, del Departamento de Psicología Clínica y Psicobiología de la Universidad de Barcelona, destacó la relevancia del estudio para el conocimiento de la evolución, ya que cada vez se conocen más cosas y habilidades que no son exclusivamente humanas.
Es importante darnos cuenta de que la mayoría de las cosas que pensamos que nos hacen especiales están presentes en muchos más animales
Álvaro López Caicoya, del Departamento de Psicología Clínica y Psicobiología de la Universidad de Barcelona
En declaraciones a EFE, López Caicoya explicó que hasta hace 30 años se pensaba que este tipo de razonamiento estadístico era propio de humanos adultos, "pero hoy sabemos que también se encuentra ya presente en bebés de pocos meses, en primates, en loros y ahora hasta en jirafas".
También destacó la relevancia de esta habilidad para las jirafas, ya que el entorno de sabana en el que viven se caracteriza por tener árboles muy espaciados y por lo tanto pueden identificar a distancia qué árboles tienen mejores proporciones de hojas y flores.