Fechas por tipo de ofrenda
De acuerdo con el gobierno de México estas son las fechas en que se coloca cada ofrenda:
- 28 de octubre: se ofrenda a las personas que fallecieron de manera trágica, por violencia o accidentes.
- 30 y 31 de octubre: se dedica a los niños que murieron sin haber sido bautizados.
- 1 de noviembre: día de Todos los Santos; corresponde a los niños o “muertos chiquitos”.
- 2 de noviembre: día de Muertos, dedicado a los adultos fallecidos.
Elementos de la ofrenda
Estos son los elementos tradicionales que se colocan en los altares:
- Veladoras o cirios: guían el camino de las almas.
- Incienso: purifica el ambiente.
- Agua: simboliza la purificación y calma la sed del visitante.
- Sal: protege al espíritu durante su viaje.
- Flor de cempasúchil: sus pétalos marcan el camino hacia la ofrenda.
- Pan de muerto: representa el ciclo de la vida y la muerte.
- Fruta: alimento tradicional ofrecido a los difuntos.
- Calaveritas: antes se usaban cráneos reales y ahora se colocan figuras de azúcar, chocolate o amaranto.
- Papel picado: representa el aire y forma parte de los cuatro elementos del altar.
- Alimentos: se preparan platillos que le gustaban en vida al difunto.
- Fotografías: recuerdan a las personas a quienes va dedicada la ofrenda.
¿Cuándo se pone la ofrenda para las mascotas?
De acuerdo con la tradición, ésta debe estar lista para la noche del 27 de octubre , pues las ánimas de las mascotas llegan entre ese día y la madrugada del 28.
Origen indígena, católico y europeo antiguo del Día de Muertos
Según un estudio del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el Día de Muertos no tiene un origen exclusivamente prehispánico. Es el resultado de una mezcla de tradiciones europeas cristianas e indígenas mesoamericanas.
En Europa, el Día de Todos los Santos surgió en el año 609 cuando el papa Bonifacio IV estableció una fecha para honrar a los santos. Años después, el papa Gregorio III movió la celebración a noviembre por razones logísticas y agrícolas. En esa misma época, las comunidades celtas celebraban el Samhain, una festividad en la que se creía que los difuntos podían visitar el mundo de los vivos.
El 2 de noviembre fue instituido en el año 998 por San Odilón de Cluny como una jornada dedicada a orar por las almas en el purgatorio. Con el tiempo estas prácticas se consolidaron y se extendieron en el calendario cristiano.
Cómo llegó esta costumbre a México
Tras la conquista española en el siglo XVI, las celebraciones europeas relacionadas con la muerte se introdujeron en el territorio mesoamericano. De acuerdo con investigaciones citadas por el INAH, los misioneros cristianos utilizaron estas fechas para reemplazar rituales indígenas funerarios como Miccailhuitontli y Huey Miccailhuitl, celebraciones mexicas dedicadas a los muertos.
Aunque se prohibieron algunas prácticas indígenas, las comunidades nativas conservaron sus rituales funerarios y los adaptaron al nuevo contexto religioso. Fray Toribio de Benavente, conocido como Motolinía, registró entre 1535 y 1540 que los pueblos originarios ofrecían maíz, cacao, comida, mantas y velas a sus difuntos en estas fechas.
Esta adaptación dio lugar a la tradición actual: una mezcla entre la cosmovisión mesoamericana, que concibe un retorno transitorio de las almas, y el calendario litúrgico católico europeo. Desde el siglo XVII, las comunidades indígenas continuaron colocando ofrendas domésticas, encendiendo candelas y preparando alimentos para recibir a los difuntos en un retorno simbólico al hogar familiar.