OPINIÓN: La corrupción impide a México explotar el potencial de la economía
Nota del editor: Max Kaiser es Director de Anticorrupción del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO). Para más información sobre los estudios del IMCO entra a su página o síguelos en redes sociales: facebook.com/IMCOmx|@IMCOmx. Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.
(Expansión) – La corrupción es el lastre sistémico que le impide a México crecer y desarrollarse. Es la enfermedad crónica que ha impedido explotar el potencial de nuestra economía.
Durante dos décadas se han hecho todo tipo de reformas y esfuerzos para mejorar el sistema financiero, el sistema de pensiones, las finanzas públicas, la estructura y operación de las empresas estatales y el ejercicio del gasto público. Se han gastado miles de millones de pesos en obra e infraestructura, en programas de desarrollo y seguridad social y se han creado todo tipo de políticas para mejorar el ingreso y patrimonio de las personas y a pesar de todo esto, para 2014 más de 55 millones de personas en México seguían por debajo de la línea de pobreza (CONEVAL 2015).
La economía mexicana decepciona a propios y extraños año con año. Las reformas estructurales de principios de sexenio prometían un despegue económico, sin embargo, el despegue nunca llegó.
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En los últimos tres Presupuestos de Egresos de la Federación (PEF) se calcularon variaciones del PIB muy por encima de la variación real observada al final del periodo: el PEF 2013 estimaba 3.5% y el real fue de 1.1%, el PEF 2014 estimaba 3.9% y el real fue de 1.7%, el PEF 2015 estimaba 3.7% y el real fue de 2.5%. El caso de 2016 será similar, toda vez que se han reducido por lo menos dos veces las expectativas de crecimiento para el año, con respecto a lo calculado en el PEF 2016.
¿Por qué nada parece mejorar el desempeño mediocre y, sobre todo, inequitativo de nuestra economía? Se han aplicado prácticamente todas las reformas sugeridas a los temas que tradicionalmente deberían impactar en el desempeño de la economía. ¿Será que las hicimos mal? ¿O será que a aquellos que estudian el comportamiento de la economía les falta incorporar en la ecuación un elemento que se ha convertido en fundamental?
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Hay una sugerencia de una organización internacional que no es nueva, pero que quizá debamos empezar a tomar en cuenta como algo esencial.
De acuerdo con el último “Reporte Global de Competitividad 2016-2017” del Foro Económico Mundial (WEF por sus siglas en inglés), México mejoró en términos globales al pasar del lugar 57 en el reporte del año pasado al 51 en esta edición.
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Esto parecería una buena noticia, sin embargo el Índice debe analizarse con cuidado. En el detalle de los pilares que forman el reporte hay muy malas noticias para México, sobre todo en el pilar llamado “Instituciones”.
En este pilar pasamos del lugar 109 (de 140) al 116 (de 138) de un año a otro. Como se muestra en el polígono achatado que tiene la siguiente gráfica, la carencia institucional es por mucho el peor de nuestros problemas.
Fuente: Reporte Global de Competitividad 2016-2017, Foro Económico Mundial
Mientras nos separamos positivamente de América Latina en varios rubros, en el de las instituciones estamos incluso por debajo del promedio de la región. Esto a pesar de que países como Argentina, Brasil, Ecuador y Venezuela sufren del mismo problema.
En el detalle de los componentes del índice encontramos los motivos de esta caída. En el rubro “Desvío de Recursos Públicos” caímos al lugar 125 (de 138), en “Confianza en los políticos” pasamos al 124 (de 140) al igual que en “Favoritismo en decisiones gubernamentales” y en “Pagos irregulares y sobornos” tropezamos al lugar 103.
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Pero el índice nos da otro interesante dato sobre la corrupción: el problema es multilateral. En el rubro “Comportamiento Ético de las empresas” nos ubicamos en el lugar 112 de 138. Es decir, el lastre de la competitividad en México es la corrupción.
Fuente: Reporte Global de Competitividad 2016-2017, Foro Económico Mundial.
Según el WEF, nuestra economía es mediocre porque la corrupción se ha convertido en parte del sistema y la impunidad es percibida como la regla general.
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Podemos mejorar año con año en los demás pilares que integran este índice, pero si no arreglamos el tema de la corrupción, la mitad de la tabla es el destino de México. Por eso, los problemas económicos de México no son económicos. La mediocridad de nuestra economía es causada por la mediocridad de nuestras instituciones.
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Es momento de pensar diferente. Quienes estudian la economía deben incorporar en sus modelos la debilidad que provoca la corrupción, que se expande sin control. Quienes quieren mejorar su desempeño, deben partir del funcionamiento de las instituciones.
Acabar con la impunidad no es solo un tema de justicia elemental y supervivencia democrática, sino un factor elemental para el desarrollo económico.