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Una certificación internacional quiere acabar con el soborno en las empresas

Una nueva norma ISO asesora y certifica a organizaciones para no incurrir en este tipo de prácticas, algo que, en México, alcanza cifras alarmantes.
mié 04 enero 2017 06:00 AM
Adiós al transa.
Adiós al transa. El estándar internacional es de adopción voluntaria. (Foto: POR: Sr. García)

Walmart de México protagonizó, hace cuatro años, uno de los episodios de corrupción empresarial más emblemáticos a escala mundial. El 21 de abril de 2012, el periódico estadounidense The New York Times reveló que la firma habría destinado 24 millones de dólares para sobornar a funcionarios mexicanos que facilitaron su estrategia de expansión en el país. La noticia dio la vuelta al mundo, pero no ha sido un caso único. Compañías como Oceanografía, Avon y Hewlett-Packard han sido señaladas de participar en hechos similares.

La situación preocupa tanto que, para complementar las leyes nacionales y reforzar los acuerdos mundiales contra la corrupción, la Organización Internacional de Normalización (ISO, por sus siglas en inglés) –encargada de crear y promover el uso de estándares– publicó el pasado 15 de octubre la primera norma global antisoborno: ISO 37001.

El estándar, que es de adopción voluntaria, proporciona una orientación para implementar un sistema de gestión antisoborno dentro de empresas de cualquier tamaño, organizaciones no gubernamentales y dependencias de gobierno.

La encuesta de Combate a la Corrupción 2015, realizada por el Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresas (IPADE), revela que la principal práctica de corrupción que se presenta en las compañías en México es el soborno. De los 244 empresarios consultados, 64% afirmó que si no paga sobornos, pierde negocios.

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El pulso internacional es similar. La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, calcula que, cada año, se destinan entre 1,500 y 2,000 millones de dólares a sobornos.

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“Las leyes y regulaciones dicen qué no hacer: no des sobornos, no incurras en actos criminales...”, dice Judith Galván, socia de Servicios de Asesoría Financiera de la consultora KPMG. “Éste es un estándar con recomendaciones sobre qué hacer dentro de la organización para prevenir y disuadir actos de corrupción”.

El objetivo, según la ISO, es que las organizaciones contribuyan a combatir el fenómeno que aumenta el costo de hacer negocios e introduce incertidumbre en las transacciones. Aunque, advierte, su puesta en marcha no proporciona ninguna garantía de que los sobornos no vayan a producirse.

Asociaciones empresariales fueron consultadas sobre el valor de la norma, pero, al cierre de esta edición, no respondieron.

El origen

La historia comenzó en 2013. El organismo nacional de normalización de Reino Unido, British Standards Institution (BSI), inició la propuesta para desarrollar una norma internacional contra el soborno, explica Mike Henigan, secretario del comité técnico encargado de desarrollar el proyecto.

Representantes de los organismos de normalización de 37 países, entre ellos, México, Canadá y Colombia, participaron en el proceso. Otras 23 naciones, como Nueva Zelanda y Japón, fungieron como observadores.

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El resultado fue una norma que busca combatir ocho tipos de actividades que, según el comité, la ley por sí sola difícilmente puede reducir, como sobornos por parte del personal que actúe en nombre de la organización o para su beneficio y los ofrecidos o aceptados a través de un tercero.

Alejandro Pulido, coordinador de anticorrupción y transparencia del laboratorio de políticas públicas Ethos, considera que la implementación permitirá a las empresas u organizaciones estandarizar los procedimientos internos y fortalecer la transparencia.

“(La norma) provee valoraciones y procedimientos muy claros que describen cómo instrumentarla”, dice Anne Hayes, jefa de Desarrollo de Mercado para la Gobernabilidad y Riesgo de BSI Group. “Lo que una organización necesita es que a los altos directivos se les someta a este estándar y se les obligue a responsabilizarse de tal procedimiento”.

Sobre el tiempo que tomará a las empresas implementarlo, Eugenia Castañeda, abogada de la asociación Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, detalla que dependerá del tamaño. “Hay empresas que son pequeñas y se pueden mover más rápido. Hay otras que van a requerir autorizaciones y por la cantidad de empleados, probablemente, se van a tardar más, calculo que tomaría seis meses”, dice.

Tareas pendientes

Sobre el perfil de las empresas en México que deberían comenzar a trabajar con el estándar, la socia de KPMG considera que deben hacerlo aquellas a las que el Departamento de Justicia de Estados Unidos les ha exigido que implementen programas anticorrupción robustos. “Hay muchas compañías que están en México, que son subsidiarias de firmas de Estados Unidos”, detalla.

Las empresas y organizaciones que implementen el sistema podrán obtener una certificación antisobornos. Sin embargo, a pesar de que el documento guía para implementar el sistema de gestión ya está disponible en el sitio oficial de la ISO y ha comenzado a descargarse, lo que demuestra interés en el tema, en México todavía no puede certificarse su implementación.

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“No hemos recibido solicitud de algún organismo interesado en acreditarse para certificar esta norma”, revela Martha Mejía, directora de la Entidad Mexicana de Acreditación (EMA). “Hemos recibido consultas y en el momento en que exista alguno estaremos en posibilidades de ofrecer información”.

La EMA tiene 86 organismos acreditados para certificar diversos sistemas de gestión ambientales, de seguridad o salud, entre otros. “Alguno de ellos pudiera ampliar su alcance a esta norma”, agrega Mejía.

Respecto del alcance de la repercusión, Pulido y Castañeda coinciden en que es necesario que se extienda a otras variables de corrupción, como fraudes, lavado de dinero y monopolio. “Los sobornos son una parte muy pequeña”, concluye la abogada.

NOTA DEL EDITOR: Este reportaje se publicó originalmente en la edición 1203 de la revista Expansión, publicada el 15 de diciembre de 2016. Adquiere esta revista o suscríbete a nuestra edición digital en iOS o Android .

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