El reto de la inclusión laboral para las personas con discapacidad
Entrenaron durante meses y realizaron expediciones al volcán Iztaccihuatl, la Malinche y el Nevado de Toluca. Todo para poder cumplir su objetivo: subir a la cima del monte Kilimanjaro, el más alto de África. Jaime Rofe, discapacitado visual, Benjamín Coronado, quien perdió las piernas en un accidente en la infancia, y Pablo Meade, sordo de nacimiento, hicieron cumbre junto a otro pequeño equipo de personas sin discapacidad, para demostrar que en el trabajo en conjunto no existen limitantes.
La fundación México Incluye, dedicada a impulsar la inclusión de personas con discapacidad, organizó ‘El Reto Kilimanjaro’, del que también formaron parte Esteban Moctezuma, presidente de Fundación Azteca, Héctor Ponce de León, alpinista mexicano, y Federico Núñez, presidente de la organización. El objetivo fue romper paradigmas y promover la inclusión de las personas con discapacidad. “Cuando yo no podía avanzar porque no puedo ver, Benjamín me guiaba. En ocasiones Pablo y yo ayudamos a cargarlo para que él subiera”, cuenta Rofe sobre la experiencia.
Como ellos, en México hay 7.1 millones de personas con discapacidad y solamente cuatro de cada 10 mayores de 15 años se desenvuelve en actividades laborales por la falta de oportunidades, espacios adecuados y capacitación del personal con el que interactuarían, según datos del Inegi. El 23% tampoco cuenta con algún nivel de escolaridad.
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Jaime Rofe, de 37 años y mejor conocido como ‘Jimmy’, ya no forma parte de este porcentaje sin oportunidades de empleo, pero entrar al mundo laboral no fue fácil. Como muchas otras personas con discapacidad, sufrió discriminación en escuelas y espacios laborales.
“Nací con una debilidad visual, cataratas congénitas. Tengo visión de entre 20 y 25% Cuando nací dijeron que ojalá pudiera terminar secundaria”, expresa Rofe. Sin embargo, actualmente tiene una licenciatura en Sistemas Computacionales por el Tec de Monterrey, un diplomado en Administración de Proyectos del ITAM y otro de la Universidad de Toronto. Además, cuenta con una maestría en línea de Coaching de alto rendimiento en la High Performance Academy, grado que solamente él ha obtenido en América Latina.
De niño, fue rechazado de cuatro escuelas por su discapacidad visual. Tampoco pudo practicar deportes porque las autoridades no lo veían posible. Según datos de la Secretaría de Educación Pública, 9% de las personas con discapacidad tiene menos de 14 años, pero solo 2% estudia la primaria en un plantel de educación especial. Rofe luchó contra la discriminación para poder concluir sus estudios; aunque al momento de ingresar al mundo laboral, también se enfrentó al bullying.
Su primer empleo fue en American Express. Considera que fue relativamente fácil su inserción en el mundo laboral y se la atribuye a la apertura de la empresa y a que, durante su colaboración con la compañía, vivía en Canadá. “Bromeo mucho sobre mí y hago chistes. Digo que tengo visión de apostador porque veo doble o nada. En Canadá yo hacía chistes y las personas no los entendían, es gente que ha vivido toda la vida con todo tipo de personas y no les parecía extraño”, recuerda.
Pero no siempre se sintió aceptado. En su última empresa y tras un ascenso que lo llevó a una capacitación en Nueva York se enfrentó a las burlas de la persona encargada de su capacitación. El trato lo llevó a renunciar y crear su propia empresa.
Hazlo Inevitable es el proyecto de Rofe, en donde ofrece técnicas de coaching y neurociencia.“Quiero regresarle algo al universo, porque yo he recibido muchísimo”, dice.
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La inclusión para el gobierno
En México, la Secretaría de Trabajo y Previsión Social implementa estrategias con el objetivo de sensibilizar a los centros de trabajo. Alicia Trejo Patiño, directora de Igualdad Laboral para Adultos Mayores, Personas con Discapacidad y Personas que viven con VIH SIDA, dice que el problema radica en la falta de oportunidades de empleo, debido a la percepción errónea que se tiene sobre la productividad de las personas con discapacidad.
Además, Trejo expone que es necesaria la consolidación de un proceso de armonización legislativa para la igualdad de oportunidades en el empleo para las personas con discapacidad. Aunque recientemente se aprobó la NOM 034 de la STPS, que establece condiciones de accesibilidad y ergonomía dirigida a centros de trabajo.
“Se busca la inclusión a través de la difusión y promoción de los derechos laborales de las personas con discapacidad, la capacitación de personal, rehabilitación y colocación con base en las competencias y habilidades de las personas; además de incorporar a las demás instituciones para que trabajen y fortalezcan los empleos a través de la Red Nacional de Vinculación Laboral”, señala Trejo.
Pero la STPS aún espera la revisión de una iniciativa de ley que establece la obligatoriedad de la contratación de 3% de personas con discapacidad para centros de trabajo y administración pública federal. “Está en proceso en revisión en la consejería jurídica, estamos esperando los comentarios y observaciones. Para esta propuesta trabajamos de manera cercana con la Conadis”, agrega la funcionaria.
No es el único programa de la STPS. En 2005 lanzó el distintivo ‘Empresa Incluyente: Gilberto Rincón Gallardo’, que reconoce a las empresas que integran a personas con discapacidad de manera formal en el empleo y que tengan por lo menos un año de antigüedad en la compañía. El año pasado, 236 compañías obtuvieron la certificación, el mayor número desde que se puso en marcha
Rofe espera que la experiencia de subir al Kilimanjaro deje un mensaje. “Fue reconocer que sí tengo una discapacidad y eso no quita que tenga muchísimas cosas buenas, son hechos muy independientes. Hay gente con alguna discapacidad que puede estar moviendo al mundo”, finaliza.