Los estadounidenses son pesimistas respecto a su economía
Estados Unidos está cerca del pleno empleo con 14 millones de empleos añadidos desde principios de 2010. Los precios de la gasolina son baratos. Los precios de las viviendas están subiendo. El mercado de valores está cerca de máximos históricos. Y la economía ha crecido... durante siete años.
Entonces, ¿por qué todos piensan que la economía apesta?
En una reciente encuesta de AP, el 54% de los encuestados describió la economía como “pobre”. En una nueva encuesta de CNNMoney/E*Trade, una mayoría calificó a la economía como una “C” o peor. En la encuesta semanal de Gallup, el 60% de los estadounidenses dijo que la economía estaba “empeorando”, la calificación más baja otorgada este año, y la peor desde agosto pasado.
"La nación parece estar regodeándose en un grado de pesimismo económico”, dijo Will Marshall, presidente del Progressive Policy Institute, un grupo de estudios democrático.
La explicación convencional para esta desconexión es que los beneficios de la recuperación económica no se han distribuido de manera uniforme. Las ganancias han sido destinadas a los ricos, mientras que aquellos en la clase media enfrentan salarios estancados.
Otro problema es que hay una diferencia entre la percepción y la realidad. A menudo la gente dice a los encuestadores que no creen que la economía se esté desempeñando bien, pero cuando se les pregunta sobre su propia situación financiera personal, la historia puede ser casi lo opuesto.
Cuando Gallup preguntó en enero si la condición financiera personal de un individuo era mejor de lo que era hace un año, casi la mitad —47%— dijo que sí lo era. Ese fue el nivel más alto desde antes de que la economía se derrumbara en 2008. Una reciente encuesta de AP encontró que el 65% de los encuestados describió la situación financiera de su hogar como “buena”.
“Cuando la gente está observando su propia situación financiera personal, ya no se preocupa por perder su empleo”, dice Joel Naroff, presidente de Naroff Economic Advisors. “Nada te hace sentir mejor acerca de las cosas que la comodidad de que es muy probable que sigas teniendo tu empleo mañana”.
Incluso los salarios finalmente están empezando a crecer.
Robert Shapiro, un veterano asesor económico de los candidatos demócratas, dice que los datos generales del censo de salarios pintan un panorama sombrío, debido a que incluyen los ingresos desde estudiantes de 15 años de edad hasta los jubilados.
Los ingresos crecieron mucho más rápido para la fuerza laboral del país en edad productiva entre los 25 y 59 años. “No hay duda, si realmente profundizas en los datos, los ingresos de la mayoría de los estadounidenses subieron a una tasa bastante saludable entre 2013 y 2014”, dijo Shapiro.
¿Qué se puede hacer para conseguir que todos se sientan mejor acerca de la economía estadounidense? Algunos piensan que necesita un animador.
No hay nadie que esté proclamando que pueda volver a ser “Morning in America” (“De mañana en Estados Unidos”), como hizo Ronald Reagan de manera tan efectiva en 1984 cuando el país estaba saliendo de una recesión igualmente desastrosa.
“Ciertamente no hay un defensor”, dice Douglas Holtz-Eakin, ex asesor económico de la campaña presidencial de 2008 de John McCain. “Estoy 100% de acuerdo con eso”.
Los republicanos hacen un gran esfuerzo por ser críticos con el desempeño de la economía. Recientemente, tanto Donald Trump como Ted Cruz advirtieron que se acerca un colapso en los mercados.
El presidente estadounidense Barack Obama teorizó recientemente en The New York Times que “la manera en que las personas se sienten acerca de la economía”, está influida por “lo que escuchan”. Continuó: “Y si tienes un partido político —en este caso, los republicanos— que niega cualquier progreso y está transmitiendo de manera constante hacia su base, que es considerable, del 40% de la población, que las cosas están terribles todo el tiempo, entonces la gente comenzará a absorber eso”.
Pero si los republicanos están despedazando a la economía, los demócratas también se resisten a concederle mucho respeto.
Bernie Sanders a menudo se queja de una “economía amañada en la que los ricos se hacen más ricos y todos los demás se empobrecen”. Elizabeth Warren, quien es muy popular entre los demócratas, recientemente escribió un artículo de opinión para CNN.com en el que afirmó rotundamente que “la clase media de Estados Unidos está comenzando a desmoronarse”.
Hillary Clinton, que quiere ganarse a los partidarios de Sanders, parece reacia a alabar el statu quo económico, a pesar de las mejores noticias económicas. En su discurso de victoria la noche del martes, Clinton no mencionó los recientes avances económicos.
En cambio, destacó la historia de una enfermera de clase media de Connecticut cuyas facturas y la pérdida de sus licencias médicas por enfermedad de cáncer de mama podrían provocar que pierda su casa; el tipo de tragedia económica que el Obamacare se suponía que disminuiría.
Es comprensible que los políticos quieran ser cautos. Pese a todas las mejoras, también es cierto que amplios sectores de la población están en dificultades. Muchos han salido de la fuerza laboral. Las personas que quieren empleos de tiempo completo están estancadas con horas de tiempo parcial. La manufactura estadounidense nunca volverá a ser la potencia que alguna vez fue: hay 5 millones de empleos menos en manufactura que en 2000.
Los políticos no quieren que parezca que están fuera de contacto.
"Los políticos han aprendido de la experiencia de George Herbert Walker Bush”, dice Naroff, haciendo referencia a las elecciones de 1992. “Él iba por ahí diciendo que las cosas no estaban tan mal. Estaba en lo correcto. Las cosas estaban mucho mejor de lo que todos percibían. Pero (Bill) Clinton le dijo: 'Estás desconectado' y perdió la elección”.
El propio presidente Barack Obama apenas suena entusiasta cuando habla de la economía estadounidense. En un discurso radial reciente, dijo que la economía había “cambiado hasta tal punto que incluso cuando las personas tienen empleos; incluso cuando la economía está creciendo, es más difícil para las familias trabajadoras salir por sí mismas de la pobreza, más difícil para los jóvenes comenzar a ejercer sus carreras, y más difícil para los trabajadores retirarse cuando quieren”.
Lo cual difícilmente es un alarde tipo Mohamed Ali sobre la economía.
“Hablar de la economía es muy importante y el presidente Obama lo hace de una manera muy tibia”, dice Karlyn Bowman, quien estudia las actitudes del público en AEI, un grupo de estudios de centroderecha en Washington.
Sin embargo, ella se apresura a añadir que el público sigue traumatizado desde el colapso de la economía en 2008, que las declaraciones sobre lo bien que van las cosas podrían caer en oídos sordos. “La gente no ha llegado a ese punto todavía”, dice ella.
Algunos analistas prodemócratas dicen que la conversación nacional sobre la economía sería diferente si los roles de los partidos políticos estuvieran invertidos en medio de la misma clase de noticias económicas que el país está oyendo ahora. “... Solo imagina la fanfarronería que estaríamos oyendo si Mitt Romney ocupara la Casa Blanca”, escribió el redactor liberal Paul Krugman recientemente.