Broxel fintech, al frente de la revolución transaccional
Una advertencia marcó la primera reunión que sostuvo Gustavo Gutiérrez con representantes del gobierno de la Ciudad de México a principios de 2015. “Por aquí han pasado todos los bancos y quieren lo mismo: lanzar una tarjeta transaccional que sea aceptada en el Sistema de Transporte Colectivo Metro”, dijeron los funcionarios al fundador y CEO de la empresa Broxel FinTech. El aviso era claro: otros ya habían intentado lo que él quería conseguir
El número de usuarios del metro había sido el principal obstáculo para que los planes de las distintas instituciones bancarias se concretaran. Porque si cada una de los más de 5.5 millones de personas que lo usan diariamente pagaran con tarjeta, el sistema colapsaría, ya que le tomaría entre seis y ocho segundos autorizar cada operación.
El reto estaba sobre la mesa: lograr que los pasajeros entraran con una tarjeta transaccional en milisegundos. El empresario aceptó. “Llegué a Broxel y les dije: ‘Señores, nos acaban de poner este desafío enfrente y no vamos a regresar con una tarjeta que permita entrar al metro y también pueda ser transaccional, vamos a volver con la mejor solución a nivel mundial en medios de transporte’”, cuenta el CEO de la compañía especializada en desarrollar tecnología financiera con soluciones para el consumidor directo y para organizaciones.
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Los colaboradores de la empresa comenzaron a trabajar. Dos años y ocho meses después, el 1 de noviembre de 2017, el jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, presentó la Tarjeta Metro, que permite ingresar a la red en milisegundos y realizar compras, además de pagos de servicios y operaciones bancarias a través de una app, un sitio web o cajeros automáticos.
La empresa, fundada en 2011, logró lo que instituciones con decenas de años de experiencia habían intentado. Aprovechó las oportunidades y apostó por la disrupción en un sector tan tradicional como el financiero. “Las fichas se volvieron a repartir”, dice Gutiérrez. “Las personas que no entiendan que nos tenemos que adaptar al cambio, no van a jugar un papel preponderante”.
Una evidencia de que las reglas del juego han cambiado es que 50% de los consumidores globales usan soluciones fintech para transferir dinero y pagar servicios, según el Índice de Adopción Fintech 2017, de EY. Y en los próximos años, la cifra podría aumentar a 65%. “Estamos en una revolución transaccional”, dice el emprendedor.
Una vuelta al origen
Hace seis años, el objetivo de Gutiérrez era otro. Quería sacar a bolsa la empresa de comida rápida Arrachera House, que fundó en 2001. Sin embargo, antes de listar la compañía, algunos inversionistas institucionales le hicieron ofertas para comprarla y aceptó una de ellas. En marzo de 2011, la vendió al fondo de capital privado Nexxus Capital, que ha invertido en firmas como Price Travel, Maak Holding y Modatelas.
Un ciclo había terminado. El emprendedor haría una pausa y saldría de vacaciones para retomar fuerzas y reinventarse. Pero al día siguiente de firmar la venta suspendió el viaje. “Me desperté, me puse un traje y me salí a la calle sin tener oficinas ni nada para volver a activar un sueño”, recuerda.
En el cajón, tenía 25 ideas de negocio. Se decidió por una: aplicar para la licencia de Apple para abrir tiendas en México. Su meta iba más allá de vender equipos electrónicos a los clientes cautivos, quería acercar los productos a otro segmento de la población. Para lograrlo, diseñó un modelo de crédito particular que fue aceptado por el equipo de la multinacional.
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Cuando Gutiérrez inició con la estructuración del crédito detectó que necesitaba explorar el mundo de los sistemas de pago. Términos como ‘score crediticio’, ‘cobranza’ y ‘tarjetas’ se volvieron frecuentes en sus conversaciones. “Empecé a ver las necesidades de medios de pago que había en el mundo”, cuenta. “La oportunidad ya estaba en cómo poder hacer las transacciones en digital”.
En paralelo, aplicó para obtener la licencia principal de Mastercard, que le permitiría emitir tarjetas. Ese mismo año obtuvo las dos. Con la de Apple aseguraba su presencia en un sector donde el gigante de los artículos electrónicos había registrado ingresos por 28,000 MDD al cuarto trimestre de 2011. Con la segunda incursionaba en la incipiente industria de las tecnologías financieras. “De fintech ni se hablaba”, recuerda Ignacio Aldonza, socio líder del Sector Financiero para Latinoamérica Norte en EY.
Un paso más allá
Al final, dijo no a la de Apple y dirigió sus esfuerzos e inversión propia a crear Broxel FinTech, que ofrece sistemas de pago a clientes B2C (directo a consumidores) y B2B (servicio a empresas). Para los usuarios directos cuenta con un portafolio de servicios que incluye tarjetas físicas y virtuales, así como plataformas digitales para controlar sus compras, solicitar créditos peer to peer (persona a persona) y pagar servicios, como luz, gas y teléfono.
A las empresas que se les dificulta invertir o desarrollar sistemas de pago les otorga trajes a la medida para administrar, de principio a fin, procesos como otorgamiento de créditos, emisión de tarjetas bajo las licencias Mastercard, Visa o Carnet y administrar cuentas. Además, les ayuda en la creación de aplicaciones móviles y plataformas web, recuperación de cartera en mora, servicios posventa, programas de fidelización y campañas de difusión.
“Abarcamos muchos segmentos y, evidentemente, tenemos competencia por segmento, pero una empresa como Broxel que tenga todos los activos en un mismo lugar, donde una persona pueda encontrar una solución end to end dentro de la misma casa, hasta el momento, no la hemos ubicado en el mercado”, explica Gutiérrez.
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Para crear este portafolio, el emprendedor tenía dos opciones: subcontratar la tecnología o desarrollarla in house. Tomó la segunda. Invirtió los recursos de la venta de Arrachera House para contar con infraestructura propia y tener una oferta de valor completa.
Para Aldonza, el principal valor de Broxel FinTech es atender las necesidades de ambos mercados. “Las dos alternativas son legítimas y, posiblemente, provechosas”, agrega. Aunque el CEO de la compañía no comparte el número de clientes de ambas líneas de negocio, destaca que entre su portafolio B2B se encuentran empresas, bancos, aseguradoras e instituciones de gobierno federal, estatales y municipales.
El incremento de clientes ha sido constante, pero Gutiérrez asegura que aún tiene mercado por conquistar. Ocho de cada 10 pesos en el país se pagan en efectivo. “Seguiremos trabajando para continuar marcando un parteaguas en esta revolución transaccional”, concluye.
NOTA DEL EDITOR: Este texto se publicó originalmente en la edición 1224 de la revista Expansión del 1 de diciembre de 2017.