¿Qué empresas ganan con la derrota comercial de EU frente a México por el atún?
Antonio Suárez, presidente y fundador de Grupomar, tenía 40 años cuando su empresa atunera mandó por primera vez un barco hasta Costa de Marfil, en África. El empresario había conformado una tripulación mixta con vascos de España, senegaleses y mexicanos de Puerto Ángel, Oaxaca. Era 1982 y la industria atunera nacional pasaba por un momento crítico. Dos años antes, Estados Unidos había prohibido la importación de atún desde México, luego de que el gobierno mexicano prohibiera a barcos estadounidenses pescar atún en el país.
El impacto fue enorme. Hasta entonces, más de 80% de la producción de atún de México se exportaba a Estados Unidos, de acuerdo con la Comisión Nacional de Agricultura y Pesca (Conapesca). Con la prohibición, el sector se hundió. Los empresarios que sobrevivieron, como Suárez —de origen español, radicado en México—, tuvieron que innovar para sobrevivir.
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Don Antonio, como le conoce todo el mundo, encontró una solución: cruzar nuevamente el océano para pescar en otras aguas y encontrar compradores europeos. “Teniendo como puerto base Abidjan (Costa de Marfil) y Dakar (Senegal), vendíamos toda nuestra producción de atún en Europa. Conocí grandes compradores, brokers para vender mi atún desde África a grandes compañías en Italia y Francia”, dice.
Poco después, el empresario regresó a México, pero con una cartera de clientes europeos bajo el brazo. “Me vine para México y constituimos la Asociación Mexicana de Productores de Atún, de la que yo era presidente. Y empezamos a exportar a Europa, Japón, Tailandia, Canadá. Entonces el embargo atunero ya no nos hacía tanto daño”, afirma Suárez.
Hoy, su compañía Grupomar es el segundo competidor más importante del mercado de atún enlatado, con ventas anuales por alrededor de 4,300 millones de pesos (mdp), según las cifras públicas más recientes, de 2014. Por delante sólo está Grupo Pinsa, que vendió ese mismo año cerca de 6,500 mdp, de acuerdo con datos de Inteligencia Expansión.
Estados Unidos retiró el primer embargo atunero en 1986, pero en 1990 impuso nuevas restricciones, argumentando que México ocasionaba la muerte de delfines por sus métodos de captura de atún. Por eso creó la etiqueta Dolphin Safe (Delfín Seguro), un sello que le ha sido negado a México, aunque desde entonces las empresas locales desarrollaron técnicas sustentables.
Ahora, eso va a cambiar. La Organización Mundial del Comercio (OMC) reconoció este martes que el gobierno estadounidense afectó a los productores mexicanos de atún, debido a las reglas de ese país sobre el etiquetado y determinó que dicho perjuicio equivale a un monto de 163 millones de dólares estadounidenses anuales.
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Con ello, las empresas mexicanas tendrán libre acceso a un mercado del doble del tamaño que el mexicano, según Rubén Velázquez, director general de Pinsa División Comercial.
“Estados Unidos es el mercado más importante del mundo en atún enlatado. Si el mercado de México vale más de 900 millones de dólares (mdd), el de Estados Unidos es de 2,000 millones”, asegura.
México produce 162,422 toneladas de atún al año, de las cuales sólo 6% exporta a Estados Unidos, según datos de la Conapesca. Pero ese volumen, afirma Velázquez, puede subir a 15%.
Además de en la exportación, las empresas locales pueden encontrar otra oportunidad de negocio en la maquila de atún para marcas estadounidenses. “Yo creo que ahí va a estar el volumen más relevante de la participación mexicana en el mercado de Estados Unidos”, dice Velázquez.
Estados Unidos es uno de los principales importadores de atún a nivel mundial. Sus principales proveedores son Tailandia, con 50% del volumen, Vietnam, con 13%, y Ecuador con 12%, según datos revelados por Pinsa. “No veo por qué México no pudiera convertirse en un Ecuador si tuviera esa capacidad de comercialización”, opina Velázquez.
Grupo Pinsa, con las marcas Dolores y Mazatún, y Grupomar, con Tuny, agrupan 80% de las ventas de atún enlatado del país, según datos de la agencia Nielsen y de las empresas. Ahora quieren aprovechar estas oportunidades. Sin el tema del Dolphin Safe, y mejorando el acceso al mercado europeo, las ventas podrían duplicarse en unos pocos años, dice Suárez.
Oportunidad para el pescador
Raúl Aguilar usa lentes oscuros y cabello largo. Lo suficientemente largo como para tocarle las mejillas cuando lo mueve el viento en altamar.
Aguilar lleva 17 años a bordo, primero como buzo —que son las personas que se lanzan al agua para liberar a los delfines cuando quedan atrapados en las redes de pesca de atún— y ahora como piloto del helicóptero que acompaña el barco. El helicóptero ayuda a mejorar la capacidad de visión y de captura, explica.
En 1999, cuando entró a trabajar a Grupo Pinsa, el sector salía del segundo embargo atunero durante el que Estados Unidos también vetó los productos de cualquier país que comprara atún a México. Eso provocó el abandono de algunas empresas del sector como VISA Monterrey, que en 1985 puso a la venta dos barcos que fueron adquiridos por José Leovigildo Carranza, fundador de Grupo Pinsa.
Suárez, en Grupomar, hizo lo contrario. Los que tenían las fábricas fueron comprando barcos de los que quebraban, recuerda. "Nosotros lo hicimos al revés. En 1993, vendimos barcos y entramos a la industria enlatadora. Y creamos Tuny".
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Pinsa y Grupomar sobrevivieron y llegaron a liderar el mercado gracias a las eficiencias que lograron con la integración vertical de sus negocios, siendo dueños tanto de las flotas como de las fábricas, y a su habilidad para comercializar las marcas.
La flota atunera de México cuenta hoy con 61 embarcaciones, que tienen un valor estimado de 25 y 30 millones de dólares cada una.
Una lata de atún cuesta menos que un refresco, a pesar de todo lo que todo hay detrás, dice Suárez. “Pocas actividades pueden presumir de ser tan competitivas como ésta —añade—. Es una industria tan bien manejada y tan eficiente que por eso quedamos muy pocos. Tal vez nuestras desgracias nos sirvieron para hacerlo mejor".
El momento más esperado
A mediados de los 90, Mario Aguilar, actual titular de la Conapesca, fue el encargado de llevar el caso del embargo al atún mexicano ante la Organización Mundial del Comercio en Ginebra, Suiza.
En las audiencias, el funcionario expuso los avances de México en términos de pesca sustentable: las flotas no hacían pesca nocturna, usaban el llamado paño medina —un tipo de malla especial que evita que el delfín se atore en ella—, llevaban observadores internacionales en cada barco y tenían buzos que ayudaban a escapar a los delfines de la red, explica Mariana Ramos, directora de la Alianza del Pacífico por el Atún Sustentable, un organismo que agrupa a Pinsa, Grupomar, Herdez y Procesa, las cuatro empresas que representan 90% de la producción de atún en México.
Sin embargo, no fue hasta finales de 2015 cuando la OMC declaró discriminatorio el sello Dolphin Safe para México.
"Es válido que los países apliquen eco-etiquetas. Siempre y cuando estén basadas en evidencia científica”, afirma el funcionario de la Conapesca.
Por eso, ahora la OMC sancionó a Estados Unidos.
Si Estados Unidos no cambia su norma, México podría imponer restricciones a las importaciones estadounidenses por hasta 472 millones de dólares anuales, para compensar los daños del sello Dolphin Safe a la industria atunera local, explica Mario Aguilar, de la Conapesca.
Para asegurar su acceso a nuevos mercados, no sólo en Estados Unidos, sino también en Europa, Pinsa, Grupomar, Herdez y Procesa participan en el programa de certificación del Marine Stewardship Council (MSC), un organismo independiente que reconoce la sustentabilidad de las empresas pesqueras. Con el fallo de la OMC y el sello MSC, Grupomar espera abrir mercados que hoy tenía cerrados por el caso Dolphin Safe, dice Suárez.
El empresario está seguro de que las compañías mexicanas tienen las fortalezas necesarias para competir en cualquier parte del mundo. “Somos una industria capacitada para entrar al mercado global —asegura—. Pero para competir debemos estar en las mismas condiciones”.
Este reportaje se publicó inicialmente en la edición impresa de la revista Expansión, y ha sido actualizado con motivo de los acontecimientos más recientes relacionados con el tema del atún.