Las consecuencias de eliminar momentáneamente la cuenta de Trump de Twitter
La cuenta de Twitter del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, fue eliminada por un empleado de Twitter que actuó por su cuenta, y eso es un gran problema.
He aquí por qué deberías preocuparte: un puñado de compañías tecnológicas tienen poder e influencia como guardianes y amplificadores editoriales. Ese poder está creciendo y está bajo un mayor escrutinio.
Esta semana, los ejecutivos de Twitter, Facebook y Google fueron criticados duramente en el Congreso estadounidense . El tema en cuestión: ¿fueron estas plataformas usadas como arma por parte de una nación hostil para afectar las elecciones presidenciales de 2016?
Y luego, mientras nos preguntamos si las compañías de tecnología tienen demasiado poder, un empleado de una de esas compañías fue capaz de quitarle el micrófono al presidente en Twitter.
La cuenta de Trump solo desapareció durante 11 minutos . Pero fue un momento revelador y se ha convertido en parte de la conversación sobre las compañías de tecnología y su papel incómodo (y aparentemente incontrolable) como guardianes.
Algunos legisladores —por no mencionar al público— creen que estas empresas no siempre son plataformas neutrales, y que no son lo suficientemente transparentes acerca de cómo funcionan y las decisiones que toman.
Un empleado de Twitter con el poder de silenciar al presidente puede ser un ejemplo extremo, pero la compañía toma a diario decisiones sobre el contenido.
A los guardianes del internet se les pide cada vez con más frecuencia que expliquen esas decisiones.
Internamente, Twitter está luchando por descifrar qué pasó con @RealDonaldTrump el jueves por la noche. La compañía probablemente agregará nuevas salvaguardas para que menos empleados puedan acceder a una cuenta como la de Trump en el futuro , pero es un momento que vale la pena analizar.
El jueves, el presidente ejecutivo de Twitter, Jack Dorsey envió dos correos electrónicos distintos a empleados, que fueron obtenidos por CNN. “Estamos trabajando para comprender lo que sucedió y compartiremos más a medida que sepamos más. Estamos tomando medidas para asegurarnos de que esto no vuelva a ocurrir”, escribió en uno.
Sin embargo, sin importar qué medidas tomen inmediatamente después de esto, las preguntas fundamentales se mantendrán: ¿Cuánto poder deberían tener estas compañías sobre la capacidad de expresión? Y, ¿pueden controlar las plataformas que han construido?
Un empleado de Twitter con quien CNN habló expresó su frustración de que el presidente pueda tuitear sobre Corea del Norte de una manera que potencialmente aumenta la probabilidad de hostilidades —lo cual podría interpretarse como incitación a la violencia, una violación de los términos de servicio de Twitter— y que Twitter no haga nada al respecto
Pero otro empleado dijo a CNN que, desde una perspectiva de políticas, Trump no ha violado las reglas de Twitter y no será expulsado del servicio, al menos no por alguien que no sea un empleado actuando por cuenta propia.
“El trabajo principal de Twitter es mantener a la gente informada; él está sujeto a las mismas reglas que todos los demás”, dijo este empleado.
Preguntas difíciles como qué debería hacer Twitter sobre el uso del servicio por parte de Trump son emblemáticas de una era en la que decisiones tomadas a puertas cerradas en Silicon Valley se perciben como políticas y a menudo tienen un efecto directo sobre la política, incluso si esa no es la intención.
Ser el árbitro de la libertad de expresión es difícil, y es mucho lo que está en juego.
“Creo que es realmente arriesgado si tienes un grupo de esencialmente 10 CEO tecnológicos, que si de alguna manera ofendes a los 10, efectivamente ya no podrás estar en Internet”, dijo recientemente a CNN el presidente ejecutivo de Cloudflare, Matthew Prince, refiriéndose a su propia decisión de sacar al Daily Stormer, un sitio neonazi, de su plataforma.
Trump ha sido un presidente divisivo, pero no tuvo que molestar a los 10 presidente ejecutivos de tecnología para perder su lugar en una de sus plataformas. Twitter le permitió a un empleado tomar esa decisión en su lugar.
Fue solo por 11 minutos, pero es importante porque muestra que incluso el presidente no es inmune.
“Tenemos mucho más trabajo por hacer”, dijo Dorsey en su segundo correo electrónico, agradeciendo a los empleados por tratar de llegar al fondo del último drama de Twitter.