El papa Francisco pide hacer del cuidado al medio ambiente una obra de caridad
"Seamos misericordiosos con nuestra casa común", dijo el papa Francisco este jueves desde el Vaticano durante la II Jornada mundial de oración por el cuidado de la creación, instaurada por el propio pontífice en 2015 para pedir por el cuidado del medio ambiente.
"Los cristianos y los no cristianos, las personas de fe y de buena voluntad, hemos de estar unidos en demostrar misericordia con nuestra casa común ―la Tierra― y valorar plenamente el mundo en el cual vivimos como lugar de compartir y de comunión", dijo el papa.
Francisco dijo que "toda persona que vive en este planeta" debería estar consciente de los sufrimientos de los menos afortunados y de la devastación del medio ambiente.
"Dios nos dio el don de un jardín exuberante, pero lo estamos convirtiendo en una superficie contaminada de 'escombros, desiertos y suciedad'", dijo el pontífice, citando la encíclica de 184 páginas publicada en junio de 2015.
Francisco dijo que las personas no deben ser indiferentes ante los daños del medio ambiente causados por el hombre y señaló que el calentamiento global es en parte consecuencia de la actividad humana y que tiene consecuencias cada vez más graves para el planeta.
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Quizá el punto más relevante del discurso fue su propuesta de hacer de la protección del medio ambiente una obra de caridad.
"Me permito proponer un complemento a las dos listas tradicionales de siete obras de misericordia, añadiendo a cada una el cuidado de la casa común. Como obra de misericordia espiritual, el cuidado de la casa común precisa la contemplación agradecida del mundo que nos permite descubrir a través de cada cosa alguna enseñanza que Dios nos quiere transmitir", señaló el líder católico.
En la fe católica hay 14 obras de misericordia: siete corporales y siete espirituales. Entre ellas se cuentan visitar a los enfermos, dar de comer al hambriento, dar posada al peregrino, visitar a los presos, enseñar al que no sabe, dar buen consejo a quien lo necesita, corregir a quien se equivoca, consolar al triste y otras.
El papa dijo que para cuidar de "la casa común" bastan pequeños gestos cotidianos y oración, pero también señaló la responsabilidad de la política y la economía.
Francisco invitó a hacer mejor uso del plástico y el papel, no desperdiciar el agua, la comida ni la energía eléctrica. También pidió "diferenciar los residuos, tratar con cuidado a los otros seres vivos, utilizar el transporte público y compartir el mismo vehículo entre varias personas".
También se refirió a la que llama la "deuda ecológica" entre el norte y el sur. "Su restitución haría necesario que se tomase cuidado de la naturaleza de los países más pobres, proporcionándoles recursos financiaros y asistencia técnica que les ayuden a gestionar las consecuencias de los cambios climáticos y a promover el desarrollo sostenible".
No es la primera vez que el pontífice argentino habla sobre el medio ambiente. En su encíclica de junio de 2015 advirtió que una variedad de actividades humanas, a partir de una adoración ciega de la tecnología y a una dependencia de los combustibles fósiles, amenaza con arruinar irreparablemente el planeta y con dejar a las generaciones futuras sin su impresionante belleza y su rica diversidad.
Citando consenso científico sobre que estamos asistiendo a un "calentamiento preocupante" del clima de la Tierra, Francisco pidió una "revolución cultural audaz" para detener la espiral de la humanidad hacia la autodestrucción.
"No puede haber una renovación de nuestra relación con la naturaleza sin una renovación de la humanidad misma", puntualizó el religioso.
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