Un recorrido por los pueblos fantasmas de Fukushima
Fue el mayor desastre nuclear desde Chernóbil: desde el 11 de marzo de 2011, algunas partes de Fukushima, Japón, han permanecido en silencio, abandonadas tras el desastre nuclear ocurrido en la planta nucleoeléctrica Fukushima I.
Ese día, un terremoto de nueve grados sacudió a Japón; más de 20,000 personas murieron o quedaron desaparecidas tras el terremoto y el tsunami subsiguiente; cientos de miles de personas más perdieron su hogar.
Durante más de un lustro, pueblos como Tomioka, Okuma, Futaba y Namie han permanecido casi desiertos, aislados del mundo exterior porque el gobierno japonés implementó una zona de exclusión por temor a la contaminación por radiación.
Pueblos fantasmas
En junio, al abrigo de la noche, el fotógrafo Keow Wee Loong y dos colegas se escabulleron hacia la zona de exclusión y caminaron por el bosque durante tres horas para llegar a los pueblos abandonados.
El fotógrafo malasio describió el silencio escalofriante y la peste que recibió a los visitantes; le atribuyó el olor a la carne y a los vegetales en descomposición.
"¿Alguna vez has soñado que eres el único humano que queda en el planeta? Llegar a la zona de exclusión es algo parecido", dijo a CNN cuando comparó la experiencia a un videojuego apocalíptico o a películas como Soy leyenda.
Las imágenes son impresionantes. Una lavandería en la que aún hay ropa en las máquinas, tiendas llenas de mercancía, un puesto de periódicos lleno de revistas de 2011 en una tienda de conveniencia.
Loong figura en la mayoría de sus fotos. Coloca su cámara sobre un trípode, programa el temporizador y dispara: "Una foto sin una persona es una foto sin alma, no tiene historia, no tiene vida", dice.
Los animales que se quedaron
De acuerdo con Loong, hay pocas señas de vida en la zona, fuera de unos cuantos perros y gatos; especula que se trata de mascotas abandonadas que ahora son salvajes. Un perro persiguió al fotógrafo, quien se vio obligado a ahuyentarlo con su trípode.
Es probable que el can haya detectado el aroma de los tres visitantes o que haya visto su piel desnuda. Loong y su equipo no llevaban prendas protectoras. Tenía la intención de comprarla, pero por accidente dejó el dinero destinado a ello (unos 300,000 yenes, alrededor de 52,000 pesos) en un restaurante en Tokio y el dinero desapareció.
Loong es un fotógrafo independiente procedente de Malasia; dijo que no tuvo más remedio que entrar a la zona de exclusión sin el equipo recomendado. Dijo que les dio a sus dos colegas (un asistente y un traductor local) la oportunidad de quedarse, pero ellos optaron por acompañarlo.
Casas y negocios intactos
Aunque Loong tomó la mayoría de sus fotos en tiendas o en las calles, el fotógrafo de 27 años dijo que entró a las casas si la puerta estaba abierta o sin llave.
Dijo que vio joyas y miles de yenes en los hogares de la gente y en los negocios, pero a pesar de encontrarse en un predicamento por haber perdido su dinero en Tokio, sabía lo importante que es dejar las cosas como están.
"No estoy aquí para robar ni para dañar la propiedad; estoy aquí para tomar fotos", agregó.
Alabó a la gente de la región por no cometer saqueos.
No es el primer visitante
No es la primera vez que Loong toma medidas extremas para tomar la foto perfecta. En 2015, escaló uno de los edificios más altos de Dubái y en febrero de 2016 llegó a los titulares por hacer snowboarding en un volcán activo.
A pesar de que está dispuesto a llegar lejos, no fue la primera persona en capturar la escalofriante zona de exclusión de Fukushima.
Varios fotógrafos han logrado entrar a la zona y en 2013, Google llevó sus autos de Street View a las calles de Namie.
Los usuarios pueden recorrer las calles abandonadas en Google Maps y ver cómo lucía el pueblo en marzo de 2013, dos años después del desastre.