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México no está preparado para la política migratoria de Trump: analistas

Aunque la posibilidad de que las promesas de campaña de Donald Trump se hagan realidad es incierta, en México falta mejorar las políticas públicas ante el probable retorno de los connacionales.
mié 16 noviembre 2016 08:25 AM
Crisis migratoria
Crisis migratoria Las amenazas del presidente electo de EU Donald Trump contra los mexicanos podrían ocasionar un éxodo de connacionales. (Foto: Fernando Carranza Garcia.)

La incertidumbre en la política migratoria se intensificó tanto para los mexicanos que viven en ese país como para México, tras la victoria electoral del republicano Donald Trump, quien el 20 de enero asumirá la presidencia de los Estados Unidos.

Especialistas en migración aseguran que si bien no está definido que se cumplan todos los dichos del multimillonario durante su campaña sí habrá un incremento en las deportaciones para lo que el gobierno federal hoy no está preparado.

La llegada de nacionales deportados provocaría una presión demográfica en la economía nacional con efectos de largo plazo como un incremento en la pobreza y la ruptura del tejido social de muchas de las comunidades receptoras.

Enrique de la Torre, director del Programa de Desarrollo Social con Equidad del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY), señala que aunque no existe claridad en las acciones que tomará el presidente electo de Estados Unidos para deportar a los mexicanos, puede haber una amenaza relativamente pronta si Trump hace uso de sus facultades discrecionales que le permiten revertir acciones de Obama.

El pasado domingo, Donald Trump delineó ya algunas líneas de su amenaza a los mexicanos: comenzará a deportar a los que hallan cometido crímenes en Estados Unidos.

"Pandilleros, traficantes de drogas... probablemente dos millones, incluso podrían ser tres millones– y preocuparse del resto después", declaró Trump en el programa 60 Minutes de CBS.

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Lee: Trump amenaza con deportar hasta 3 millones de inmigrantes

Andrés Rozental, exembajador de México ante el Reino Unido, comenta que si se cumplen las promesas de Trump, el país tiene que estar preparado para recibir a las personas que pudieran ser víctimas de la política antiinmigratoria.

“Nuestro país tiene que asumir una medida de protección inmediata, no sólo con nuestros connacionales en EU, México debe estar preparado para recibir a aquellos que retornaran a nuestro país y se volverán a incorporar a la vida nacional”, dice.

En un ejercicio que hizo el Instituto Mexicano por la Competitividad (IMCO) y la Fundación Friedrich Naumann se simuló qué pasaría si Estados Unidos deportara a un millón de personas por año. El resultado fue paradójico, pues si bien existiría daño para ambos países, éste sería mucho mayor para Estados Unidos.

El director ejecutivo del IMCO, Manuel Molano, explica que si Estados Unidos se cierra a la migración y al comercio tendrá que volver a dedicar tiempo a actividades cotidianas como cuidar a sus hijos o producir sus propios coches, que generalmente hacen personas de Vietnam, India, Colombia y México, entre otros, que viven allá, en lugar de enfocarse en industrias sofisticadas o de valor agregado.

“En el momento en que los Estados Unidos se cierre a la migración y se cierre al comercio la gente va a tener que dedicarle otra vez tiempo (…) y no van a poder estar en estas industrias sofisticadas” que resultan más capitalizadas, dice.

Por lo tanto, Estados Unidos podría caer casi un 2% con base a su tamaño original y por otro lado el PIB de México podría crecer si la gente que realiza ese trabajo trae fuerza de trabajo al país.

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México, país de estancia

El académico del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS Occidente), Pablo Mateos, dice el flujo de deportaciones se mantendrá como hasta ahora pero es más probable que le dediquen más recursos al sistema fronterizo y muchos migrantes que utilizan el país para ir a Estados Unidos se queden aquí, lo que ocasionaría que México se convirtiera en un país de estancia y no solo de transición.

La población centroamericana se va a quedar en el país, como lo que está pasando actualmente con los haitianos varados en el norte, por lo que “México tiene que cambiar el chip y generar políticas públicas”.

De acuerdo con Manuel Molano, además del mexicano deportado, también hay una historia de una frontera más dura, de la crisis centroamericana y de toda la gente perseguida por la violencia.

“El que seamos vecinos de los americanos nos genera un problema de administración de flujos migratorios, pero también hay una oportunidad ahí”, comenta al explicar que lo que hace falta son instituciones para que sea atractivo emprender, para que sea atractivo crear empleos y hacer que la economía crezca.

“Nuestra política migratoria tienes demasiados visos de consulta con Washington en todo el tema de la crisis humanitaria de centroamericanos en la frontera, creo que podríamos hacer mucho mejor papel”, agrega Molano.

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Con información de Alberto Bello

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