Conflictos y rezagos históricos esperan al nuevo gobernador de Oaxaca
Protestas de maestros disidentes, altos niveles de pobreza, conflictos agrarios y obras inconclusas son los retos que esperan a Alejandro Murat en el gobierno de Oaxaca, que el priista asumirá este 1 de diciembre luego de haber ganado las elecciones de junio pasado.
Hijo del exgobernador José Murat, exdiputado federal y exdirector del Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit), Murat llega al cargo con el mérito de haber recuperado para el PRI una entidad que había gobernado durante 80 años y que perdió en 2010 frente a una alianza PAN-PRD encabezada por Gabino Cué.
Sin embargo, desde su primer día en el puesto tendrá que hacer frente a factores con los que también lidiaron los anteriores gobernadores, frecuentemente sin éxito, según lo advierten analistas locales.
“No puede cometer los mismos errores de sus antecesores para manejar la política educativa en un estado bastión de la disidencia magisterial”, dice Isidoro Yescas Martínez, académico de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO), en alusión a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE).
Este organismo sindical se opone a la reforma educativa impulsada por el gobierno federal, desde 2013 realiza protestas en Oaxaca para exigir que se detenga, ha efectuado bloqueos en carreteras y advierte que mantendrá esa posición durante la futura administración.
Incluso, la CNTE ha amenazado con manifestarse en las calles del estado el mismo día de la toma de protesta de Murat, un hombre de 41 años y 13 de trayectoria política.
Los profesores se oponen a la reforma educativa porque consideran que, al obligarlos a evaluarse periódicamente, pone en riesgo sus derechos laborales, cuando muchos de ellos deben dar clases en escuelas que no cuentan con las instalaciones adecuadas.
En contraparte, las autoridades sostienen que la evaluación es necesaria para garantizar el derecho de los estudiantes a tener una buena educación, y algunas organizaciones civiles acusan a la CNTE de actos violentos y de mal manejo de cuotas sindicales.
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Tensiones oaxaqueñas
Además del conflicto con el magisterio, Murat tendrá frente a sí tensiones agrarias. Un análisis de la Secretaría de Gobierno estatal indica que hay 656 conflictos de este tipo, de los cuales 53 son considerados “focos rojos” porque pueden derivar en enfrentamientos armados entre comunidades.
Frente a esto, así como frente a la inseguridad pública, el futuro gobernador promete medidas como mejorar el equipamiento y los salarios de la policía y fomentar la creación de consejos ciudadanos en la materia.
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“Me he preparado con un solo objetivo: dar un cambio positivo a Oaxaca”, dijo repetidamente durante la campaña electoral de este año, en la que también respaldaron su candidatura el PVEM y Nueva Alianza (Panal).
Oaxaca es un estado con cerca de 4 millones de habitantes distribuidos en 570 municipios.
¿"Milagro oaxaqueño”?
Algunos analistas advierten también de que Murat tendrá que sacudirse las sombra de su padre, quien gobernó Oaxaca de 1998 a 2004 y cuyos críticos tachan de haber ejercido el poder de manera autoritaria.
Sin embargo, señalan que otro pendiente de mayor peso será atender rezagos históricos. Oaxaca es una de las entidades con más población indígena y una de las que tiene más habitantes en condiciones de pobreza.
En 2015, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) informó que 66.8% de los oaxaqueños es pobre, un porcentaje mayor a la media nacional de 46.2%. Por esa situación, según reconocen las autoridades locales, miles de ciudadanos migran cada año a estados agrícolas, como Sinaloa, Sonora o Baja California, para trabajar en campos de cultivo.
Para promover el desarrollo, Murat confía en el impulso de proyectos carreteros que llevan cerca de 12 años sin concluir, así como en los efectos de la Zona Económica Especial (ZEE) del Istmo de Tehuantepec.
Asimismo, ha prometido que en sus primeros 100 días de mandato promoverá subsidios al transporte, apoyos para que los productores locales modernicen sus equipos y acciones para facilitar el acceso a viviendas.
“En seis años, todo el mundo hablará del milagro oaxaqueño, de eso no hay duda. Vamos a cambiar el rostro de Oaxaca de una vez por todas”, ha dicho el futuro gobernador. Los próximos meses empezarán a poner a prueba sus predicciones.