Oaxaca y Chiapas: A prueba su capacidad de resiliencia tras el sismo
El 16 de abril de 2016 un sismo de 7.8 grados de magnitud sacudió la costa Este de Ecuador. La reconstrucción de las ciudades afectadas por la catástrofe que provocó más de 700 muertes, 28,000 heridos y daños en la infraestructura y la propiedad, especialmente en la comunidad de Pedernales, costó cerca de 3,000 millones de dólares, de acuerdo con estimaciones de la ONU.
Para hacer frente a las secuelas de esta catástrofe, la Organización de la Naciones Unidas-Habitat asesoró al gobierno de Ecuador para la planificación urbana, de viviendas, así como de los asentamientos y gestión de las zonas de riesgos. Tras el sismo arrancaron un programa para crear viviendas que se adaptaran al hecho de estar en una zona sísmica y bajaran los riesgo de vivir en ellas y arrancaron un programa para crear casas de bambú.
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La idea es que adaptar las viviendas en las zonas de riesgo a la situación del suelo en el que se encuentran y al clima para que, en caso de desastre, los daños puedan minimizarse y a reconstrucción cueste mucho menos trabajo.
Este caso es un ejemplo a seguir de lo que los estados mexicanos de Oaxaca y Chiapas tienen por delante tras el sismo de 8.2 grados del pasado 7 de septiembre que dejó más de 300,000 afectados y 100,000 casas dañadas, de acuerdo con cifras dadas por el presidente Enrique Peña Nieto, luego de elaborar un censo en los lugares con daños.
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“La reconstrucción se vuelve un tema clave para poner a prueba su capacidad de resiliencia (de los estados), para regresar al estado que tenían antes o incluso mejorar las condiciones de sus comunidades. Se crea un espacio de oportunidad para replantear las comunidades con mejores diseños que refuercen la resiliencia y salgan fortalecidas las comunidades”, afirmó Arnoldo Matus Kramer, Jefe de Resiliencia de la Ciudad de México.
El experto en temas de reconstrucción de las ciudades tras episodios como los de Ecuador y México señaló que en estos momentos es un muy importante la planeación que se haga en respuesta a lo que sucedió en zonas como Juchitán, en Oaxaca, donde prácticamente la ciudad quedó destruida, para construir comunidades más fuertes.
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“Existe la posibilidad de ocupar esta oportunidad, de los recursos que va a haber para la zona y de atención de los distintos niveles de gobierno para tratar de mejorar las condiciones de vida e impulsar la resiliencia y las capacidades reconstructivas de las comunidades”, dijo en entrevista con Expansión.
Matus Kramer, quien trabaja desde hace un año en la Estrategia de Resiliencia para la CDMX, señaló que un de los temas más importantes para que las comunidades puedan regresar a la normalidad tras la tragedia es trabajar en los sectores productivos que tuvieron una afectación y activarlos lo antes posible.
“Un tema central es que las actividades económicas en los distintos municipios afectados puedan rápidamente volver a la normalidad y que siga habiendo un flujo de ingreso en las comunidades y en las familias, que no los pongan en una situación de crisis”, detalló el experto.
Agregó que en estos momento la solidaridad que está habiendo a nivel nacional es muy importante, pues México en un país de múltiples riesgos, no solo de sismos, por lo que la solidaridad es sumamente imperante en estos momentos con las personas afectadas, aunque recalcó que se debe cuidar que el apoyo no se vuelva un tema de asistencia clientelar.
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La Nueva Agenda Urbana planteada en Quito, Ecuador, hace un año destaca la capacidad de resiliencia de las comunidades como una de las características más importantes de las ciudades para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible y hacer de éstas mejores lugares para sus habitantes y fuera de riesgos.
El arquitecto mexicano, Armando Hashimoto, alertó durante el encuentro ONU-Hábitat IIIl que la transformación tiene que empezar ya y en varias direcciones para lograr una mayor vinculación con la situación local en donde se encuentran.
“(La vivienda debe) tomar en cuenta cuáles son las condiciones de clima y las costumbres de la zona para que la gente tenga mejor calidad de vida y su valor patrimonial suba”, dijo.