El cuerpo Brigada de Rescate ‘Topos’ es sinónimo de esperanza en desastres naturales, no solo en México sino en cualquier lugar del mundo donde estos expertos en búsqueda de sobrevivientes y cuerpos ha sido requerido a lo largo de los años. Ahora que este tipo de siniestros vuelve a golpear a la CDMX, los voluntarios regresan a prestar auxilio en las zonas donde son requeridos, y por el momento no se dan abasto, comenta la ‘topo’ Pola Díaz Moffit, durante un ‘descanso’ en las labores de rescate en el colapso de Álvaro Obregón 286, linderos de las colonias Roma Norte y Condesa.
“Quisiéramos multiplicarnos por 1,000, hacemos nuestro mejor esfuerzo, ahorita tengo como ciento y tantos mensajes, WhatsApp, Messenger, llamadas y demás, y en vez de descansar estoy aquí con el teclado y el dictado de voz haciendo lo más rápido posible, porque las líneas siguen fallando, la telefonía siempre va a fallar en tiempos de desastre y no nos damos abasto”, dice a Expansión, y aún prevé que habrá días difíciles hasta recuperar la calma.
La rescatista explica que ninguna estructura se comporta de igual forma, por lo que derrumbes como el de este edificio —donde los seis pisos superiores cayeron encima de la planta baja sin colapsarla por completo— son complicados y peligrosos para las tareas en búsqueda del milagro. Las cuadrillas de una veintena de ‘topos’, bomberos, militares, policías y demás brigadistas y voluntarios llevan más de 24 horas trabajando y no pierden la esperanza de encontrar a una decena de personas que —estima Pola— permanecen atrapadas.
Video: El rescate de sobrevivientes del sismo reaviva las esperanzas de la CDMX
“He observado un México arrojado, solidario, movido, lástima que la madre naturaleza nos tenga que golpear a sus hijos para aprender, porque es muy significativo que a 32 años, el mismo día, la fuerza de la naturaleza nos haya golpeado nuevamente de esta forma. Este es un llamado de atención para toda la humanidad”, advierte.
La zona es un hervidero de voluntarios y curiosos que llevan víveres, material médico y sus propias manos para contribuir; son filas de ciudadanos, algunos con herramientas aún envueltas en sus embalajes plásticos, que rebasan los espacios disponibles, lo que por momentos deja una impresión de desorganización.
“Yo lo sigo viendo complicado (mantener el orden), ante los embates de la madre naturaleza no hay organización suficiente. Sin embargo, creo que la sociedad civil, que ha estado despertando en estos últimos 30 años, se está organizando, claro, a veces como Dios le da a entender, pero está saliendo a las calles y se está entregando, y bueno, México está de pie”, afirma la ‘topo’.