OPINIÓN: ¿Cómo logró Donald Trump convertirse en una celebridad mundial?
Nota del editor: Convertidos ya en candidatos, Clinton y Donald inician su duelo por las elecciones generales, por lo que CNN fue más allá de los titulares y habló con los autores de sus biografías más completas.
(CNN) - Heredero de una fortuna, magnate de los negocios, obsesión de los tabloides neoyorquinos, estrella de televisión y, ahora, presunto candidato presidencial del Partido Republicano estadounidense. Por más de 40 años, Donald Trump ha logrado convertirse y mantenerse como una celebridad mundial. Pero pocos entienden su historia personal -la fuente de ese impulso que lo ha puesto en los umbrales de la Casa Blanca- como el periodista y escritor Michael D'Antonio.
En una conversación de largo aliento, el autor de The Truth About Trump (La verdad sobre Trump), una exhaustiva biografía no autorizada, llevó a CNN.com en un viaje por la trayectoria vital del abanderado republicano.
Esta entrevista ha sido editada y condensada.
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CNN: La riqueza y los negocios de Trump han sido centrales en su apelación a los votantes. ¿Nació en una casa muy pudiente, como señalan los críticos, o eso ha sido exagerado?
Michael D'Antonio: Cuando la gente me pregunta acerca de la riqueza de Donald y si él la forjó con su trabajo, tengo que recordarles que nació en una de las familias más ricas de Estados Unidos.
En la década de 1970 su padre tenía una fortuna valorada en 200 millones de dólares (mdd), por lo que Donald diría: "Oh, puedo tomar un préstamo de un millón de dólares de mi padre", y es cierto, pero también podía acceder a esa riqueza además de todas sus conexiones políticas, así que hay algunos que estiman que si hubiera colocado ese dinero en un fondo de inversión sería tan rico como lo es hoy con todas las maquinaciones de su vida empresarial, pero bueno, nos mantuvo entretenidos, así que dejemos que se dedique al desarrollo inmobiliario, que sea un emprendedor en serie. Es divertido verlo.
El padre de Donald era de ascendencia alemana. De hecho su abuelo llegó a Estados Unidos e hizo una fortuna en el Yukón, donde ofrecía comida, alcohol y camas a los mineros que buscaban suerte en las minas de oro. Su madre era de origen escocés, emigró a fines de la década de 1920.
En ese momento, la isla de Lewis, donde ella nació y se crió, era muy pobre, y había perdido gran parte de su población masculina en un terrible incidente en el mar, donde un buque que transportaba a las tropas a casa tras la Primera Guerra Mundial se hundió cerca de la isla, por lo que muchas de las mujeres jóvenes migraron a Norteamérica con la esperanza de encontrar no solo una nueva vida y nuevas oportunidades, sino tal vez un marido, y ella lo encontró. Encontró a Fred Trump.
¿Cómo fue la infancia de Trump y cuánto de sus padres vemos ahora en el candidato?
Cualquiera que hubiera conocido a Fred, y conozco a unas cuantas personas que lo conocieron y también conocen a Donald, verían que hay una línea directa de padre a hijo. Fred era en realidad bastante simpático, era divertido. Todos dicen que tenía una gran personalidad, pero también era inflexible en su ambición, no solo quería ser rico, sino muy rico, y quería ser poderoso y tener amigos poderosos, así que Fred se involucró muy pronto en la política.
Donó dinero a muchos, muchos candidatos, y creo que le enseñó a Donald cómo trabajar con las relaciones, cómo jugar con la gente. Se aseguró de engrasar las manos correctas, y eso le ayudó a convertirse en un desarrollador de Queens y Brooklyn que en un momento controlaba 16,000 apartamentos.
El padre también era adicto al trabajo, se levantaba antes que la familia por la mañana y volvía a casa justo a tiempo para la cena para trabajar otro tanto en la noche. También trabajaba los fines de semana, y les dijo a sus hijos: "Si quieres pasar tiempo conmigo, ven conmigo y tal vez aprendas algo mientras trabajo".
Su madre, bastante pobre en sus primeros años, era una persona muy teatral. Donald la describiría como alguien que amaba la atención, le gustaba contar historias y era el centro de las fiestas. Le falló un poco la salud tras el nacimiento del último hermano de Donald, Robert, y creo que a Donald le faltó un poco de esa atención maternal, así como un poco de atención por parte de su padre, por ello, cuando la gente ve a este hombre vehemente con un inagotable apetito por la atención, creo que también está viendo a un niño que quizás no recibió suficiente atención y desde entonces ha tratado de compensar eso.
Cuando era adolescente dejó la casa y se inscribió en la Academia Militar de Nueva York. ¿Cómo vivió esa etapa?
El exilio de Donald de su familia y el ingreso a la academia militar a los 13 años debió ser visto como el evento formativo de su niñez.
Imagina que eres un niño de 13 años en 1959 y, de repente, tu padre anuncia un día que no vas a volver a la escuela, que irás a una academia militar a 100 km de distancia, cerca de West Point. Ya no estarás con tu familia. Ya no vivirás en esa casa cómoda y lujosa. Fue un episodio estresante en la vida de Donald.
De hecho, creo que tuvo que haberse sentido un tanto abandonado cuando lo dejaron en ese lugar. Era una especie de academia privada, pero nada parecido a lo que la gente imagina cuando piensa en Phillips Exeter o Andover. Era un lugar donde todos los niños vestían un uniforme áspero y rígido y les daban Brasso para pulir la hebilla del cinturón y les asignaban una habitación y un cuartel; así, a los 13 años no estaría más en la casa familiar hasta que ingresó a la universidad en Fordham, y todos los niños que fueron allí tuvieron problemas para adaptarse.
La principal influencia de Donald en esa escuela era un tipo llamado Ted Dobias. Ted había estado en el ejército durante la Segunda Guerra Mundial y había entrado en Italia con las tropas estadounidenses que le arrebataron a Mussolini el control del país. De hecho, vio a Mussolini colgado de una cuerda. Este hombre retorna y consigue un trabajo en la Academia Militar de Nueva York y se queda allí toda su vida. Donald me contó que eran hombres que no tenían reparos en pegarle a un niño y gritarle durante todo el día. Él se adaptó, y creo que se adaptó esmerándose en complacer a estos tipos.
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Dobias me dijo que Donald era el estudiante más manipulador que jamás conoció, y lo dijo de una manera crítica pero también con admiración, para demostrar que se trataba de un chico que aprendió a conseguir lo que quería en la New York Military Academy.
Cuando la mayoría de nosotros pensamos en una academia militar, pensamos en la disciplina. Trump no es percibido como el político o la figura pública más disciplinada. ¿Cómo explica eso?
Es irónico hablar de Donald como disciplinado cuando pensamos en las tempestuosas declaraciones que hace en campaña y en sus expresiones faciales. Es un showman, pero en realidad hay una disciplina detrás.
Es una persona que está resuelta a conseguir lo que quiere. Si te atraviesas en el camino de Donald Trump, sales atropellado, la gente me habla de la postura rígida que siempre parece afectarlo cuando está en público, también es así en privado. Es muy echado para adelante, muy agresivo, pero muy disciplinado. A pesar de su retórica bárbara, hay un punto en todo.
De hecho, cuando la gente cree que improvisa, no creo que lo haga. Creo que acude a eventos públicos con algunos puntos que quiere dejar sobre la mesa, y de hecho, muchas de las cosas que dice son cosas que ha estado diciendo desde los años 70.
Toda esta idea de que Estados Unidos ya no gana, que otras personas se aprovechan de nosotros. En los años 80 y 90 eran los chinos y los japoneses los que se aprovechaban de nosotros. Hoy, en el mensaje de Donald, son los mexicanos, pero la idea de que alguien está haciéndole daño al país y que nos ven la cara es un mensaje que ha venido trasmitiendo muy disciplinadamente una y otra vez durante unos 30 años.
¿Cuál fue el primer contacto de Trump con la fama y cómo la ha mantenido todos estos años?
Donald ha perseguido la atención y la fama desde 1960. La mayoría de la gente no lo sabe, pero la primera actividad empresarial que emprendió fue la producción de una obra en Broadway. No era buena, cerró a las 10 semanas, pero creo que la atracción de Donald por el mundo del espectáculo fue evidente desde entonces.
Incluso fue el líder del Cuerpo de Cadetes que desfiló por la Quinta Avenida el día de Colón cuando estaba en la Academia Militar, le gustaba ir al frente, ser notado. Era tan importante para él ser notado en ese desfile que se quejó y logró que pusieran a su grupo por delante de las Girl Scouts para ser los primeros en abrir la marcha.
Así que Donald siempre ha buscado la atención, siempre ha sido un personaje bastante teatral, y mientras buscaba el éxito en la ciudad de Nueva York se dio cuenta de que su nombre, su imagen, incluso su presencia podían ser activos. Se promocionó en la prensa. Antes siquiera de poner un ladrillo, Donald figuraba en el New York Times como un magnate en ascenso. No puedo entender cómo es que era exitoso y desarrollador inmobiliario y magnate cuando aún no había construido un solo edificio, pero lo hizo.
De hecho, aparecía en un programa de televisión de Manhattan como el nuevo y prometedor desarrollador de la zona, y era 1975. No había hecho nada, pero sabía cómo llamar la atención, y en cada etapa de su vida, ya fuera en la guerra de tabloides con Rupert Murdoch y en el Post y el Daily News o fuera en la revista People o con Robin Leach en "Lifestyles of the Rich and Famous", Donald Trump estaba presente, era la estrella del show, y todos conocían su nombre.
Este tipo lanza ideas y chispazos como quien no quiere la cosa y llama la atención, y en un lugar como Nueva York, que era el centro mundial de los medios de comunicación y probablemente aún lo sea, estaba perfectamente posicionado no solo para afianzarse a nivel local, sino para ser con el tiempo una figura nacional.
Hubo un tiempo en la década de 1980, cuando repetidas encuestas de fin de año clasificaban a Donald Trump entre las 10 personas más admiradas en Estados Unidos. No logras eso sin proponértelo, Donald tenía esta estrategia de llamar la atención desde el principio, haciendo lo que fuera necesario para conseguirlo, y siempre le ha funcionado.
Para una persona que ha buscado el protagonismo y ha cortejado a la prensa, proyecta un gran desdén por los periodistas. ¿Cómo los ve a ellos y a los medios de comunicación?
En la actual campaña, como hemos visto en casi todos los eventos, Donald comienza fustigando a la prensa. Él los señala, y los reporteros se quedan allí mientras la multitud se vuelve a mirarlos, a estas personas que él describe como terribles, horribles, la escoria de la tierra, y creo que la audiencia, en especial las personas que son verdaderos seguidores de Trump, adoran eso. Es carne para sus leales.
Pero Donald no piensa tal cosa, es una pose. Es una manera de fijar un enemigo y también de desacreditar a la prensa de manera que él se convierte en la fuente confiable, por tanto, si Donald dice: "Estos reporteros son terribles, no dirán la verdad, están mintiendo", entonces, ¿a quién creerá el fiel votante republicano o el votante independiente? Bueno, le creerá a Donald Trump.
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Él no odia a la prensa. Él ama a la prensa. La prensa ha sido el oxígeno de sus pulmones y el aire que infla el globo que es su ego. Cada día de su vida antes de la campaña lo iniciaba revisando en qué medios aparecía su nombre. El nombre de Donald Trump era circulado o resaltado en amarillo, y le encantaba toda esa atención. No creo que ahora tenga tiempo de revisar todas las veces que lo mencionan, pero está al tanto de todo lo que se dice de él y le gusta.
Trump tiene una familia muy unida. Sus tres hijos mayores pasan mucho tiempo con él, casi siempre están alineados detrás de él en los momentos importantes. Teniendo en cuenta el sonado divorcio de su madre, ¿le sorprende esa cercanía?
Si solo conoces a Donald Trump a través de los titulares de los tabloides, incluyendo The Best Sex I Ever Had (El mejor sexo que he tenido), que apareció en la década de 1990 cuando pasaba por el terrible escándalo con Marla Maples y la ruptura de su matrimonio, podrías pensar que Donald tiene una vida familiar fracturada. Pero sus hijos están muy unidos a él.
Sí, estaban enojados en el momento del divorcio, especialmente Donald Jr. Creo que ningún hijo sería capaz de resistir ver a sus padres en la primera página del New York Post y el Daily News. Es difícil adaptarse a eso, pero la familia Trump piensa que la sangre importa más que cualquier otra cosa, que puedes confiar en tu padre, tu hermano, tu hermana, tal vez más que nadie en el mundo, y serán las personas que te apoyen cuando todo lo demás falle, por eso sus hijos son tan leales.
Creo que Donald no fue el padre más atento, aunque tal vez estuviera más presente que su propio padre. Desde luego no mandó a ninguno de sus hijos a una escuela militar, pero la atención que ellos le obsequian, el cariño, es bastante sincero, y parte de eso es la familia, el apoyo natural que los hijos ofrecerían a un padre.
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Creo que también anticipan el día en que ellos asumirán el control del imperio Trump y son conscientes de la responsabilidad que eso conlleva, y si de alguna manera lo denigran o lo critican creo que sentirían que también están dañando la marca. Ellos saben que es un personaje polarizante, pero también creen en su familia y no van a abandonarlo.
Cuando alguien como Mark Cuban critica a Donald por contratar a sus hijos y afirma que no está siendo un empresario creativo y audaz por apoyarse en la familia, creo que no entiende bien lo que es la marca Trump. Trump tiene que ver con la familia, con el nombre, con vincular el nombre a diferentes productos o propiedades. Ellos licencian el nombre.
No es una falta de imaginación la que lleva a Donald a contratar a sus hijos, pienso que es una lealtad a la marca y a las personas en quienes más confía.
Trump ha coqueteado con la candidatura presidencial por décadas. Bromeaba con los medios, muchos pensaron que era sólo un ardid. ¿Hubo algo que finalmente lo moviera a hacerlo y por qué cree él que es el hombre para el trabajo?
Cuando pensamos en Donald como una criatura política, y sobre todo como una persona que aspira a la Casa Blanca, ayuda entender que él realmente piensa que él es la mejor persona en el mundo.
Nos sonará muy extraño a la mayoría de nosotros, pero él cree que, casi genéticamente, está dotado por encima de todos los demás que pudieran aspirar a la presidencia, así que para él la idea de pasar de manera inmediata -de ningún cargo político- a la Casa Blanca no es descabellada, es natural.
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En el caso de Barack Obama, creo que admiraba la capacidad de Obama de animar al país. Me dijo que Obama había sido alguna vez un buen animador, y créanme, para Donald Trump, ser un animador es una cosa significativa. No es algo que diga para denigrar a alguien. Trump mismo es un animador, por lo que admira esa capacidad de alentar a las personas e inspirarlas. Hubo un tiempo entre 2008 y 2011 cuando Donald vio que convertirse en un crítico de Obama le beneficiaba.
Hoy, creo que había algo intrínsecamente racista en el movimiento ‘birther’ que Donald llegó a abrazar y encabezar. Es difícil negar que el primer presidente afroamericano de alguna manera fuera objeto de toda esa intensa y falsa insinuación de que él no era en realidad estadounidense y no ver que hay un poco de ansiedad racial en todo eso; y mucho después de que otras personas habían abandonado la causa ‘birther’ Donald la mantuvo.
Hubo un choque inevitable entre sus actividades ‘birther’ y el hecho de que Obama no es el tipo de persona que iba a tolerarlo, así que en el año 2011 en la cena de los Corresponsales de la Casa Blanca, Obama hizo a Trump el blanco de la mayoría de sus chistes, y hay una grabación donde él está allí sentado, aguantando dolorosamente. Se podía ver que Donald estaba sufriendo, era objeto de burla, y eso no es algo que tome a la ligera.
Después de la cena de los Corresponsales, dijo cosas como "Oh, no fue tan malo, al menos estaba hablando de mí", pero era una fachada. Creo que Donald estaba furioso, y probablemente esa noche decidió lanzarse de candidato. No hay nada que complazca más a Trump que tomar las llaves de la oficina oval de manos de Obama en enero.
Donald está dedicado a la tarea de vengar esa humillación.
La campaña ‘birther’ contra Obama no fue la primera incursión de Trump en la política con tintes racistas. La raza ha sido uno de los temas recurrentes en su vida pública. Usted ha pasado tiempo con él, lo siguió y lo estudió, ¿es Donald Trump racista?
Nadie puede mirar en el corazón de otra persona y decir que lo es. No diré que es un rotundo racista, pero es una persona que ha elegido repetidamente el lado del resentimiento blanco, y te voy a dar un buen ejemplo.
La primera vez que Donald fue citado públicamente hablando de algo tocante a la raza giró en torno a un proceso del Departamento de Justicia por una queja contra la organización Trump en 1973. Se habían muchos informes ante los tres niveles de gobierno de que las propiedades de Trump no alquilaban a personas de raza negra, y se hizo una investigación para descubrir que el personal de estos edificios había sido instruido para redirigir a los solicitantes negros o para informarles de que no había apartamentos disponibles. Por eso, cuando el Departamento de Justicia notificó a la organización Trump de la queja, la reacción inmediata de Donald fue quejarse de racismo inverso.
Esto no es lo habitual.
Otros propietarios, grandes terratenientes como Samuel LeFrak en Queens, habían encarado la misma queja, y colaboraron con el Departamento de Justicia en un proceso para corregir la situación. Donald, en cambio, demandó al Departamento de Justicia, pidiendo 100 millones de dólares en daños y perjuicios, y su abogado dijo que los abogados del Departamento de Justicia eran como la Gestapo. Esta es una especie de momento seminal para Donald y las relaciones raciales, y optó por luchar y agitar y quejarse en lugar de trabajar con los demás para que la igualdad y la aceptación racial fueran parte del proceso de su compañía. Al final, su contrademanda fue desechada y la organización Trump tuvo que acceder a ciertos cambios que facilitarían el acceso de las minorías a sus departamentos.
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La siguiente vez que Donald apareció en un tema racial fue en 1989. Hubo un terrible caso en Central Park donde una joven mujer fue violada y casi asesinada, la prensa se hizo eco del caso y la gente estaba aterrorizada. Cinco jóvenes, todos pertenecientes a minorías, fueron detenidos y, ahora lo sabemos, obligados a confesar aún siendo inocentes. Todos ellos eran menores de edad. Se les negó el acceso a sus padres. La respuesta de Donald a esto fue comprar un anuncio a página completa en los periódicos donde pedía "restablecer la pena de muerte". No había nada más incendiario que comprar un anuncio a toda página, firmarlo Donald Trump y pedir la pena de muerte a raíz de este caso.
Cuando estos jóvenes fueron posteriormente exonerados y liberados, insistió en que no eran buenos y no merecían la indemnización que recibieron porque tenían antecedentes negativos, por lo que Donald una vez más, en 1989, teniendo la oportunidad de hacer algo para sanar la ciudad, sanar las relaciones raciales o provocar, eligió lo último.
En el mismo año, Bryant Gumbel hizo un especial en el canal NBC sobre la raza y entrevistó a Donald Trump como un prominente empresario estadounidense, y la queja de Donald en ese momento fue: "Los negros tienen una ventaja", y él habría preferido ser un educado joven negro que un hombre blanco en ese país en 1989.
No pudo haber una declaración más ridícula de un empresario sobre las relaciones raciales. Los afroamericanos estaban en clara desventaja en 1989 y todavía están en desventaja cuando se trata de empleo, educación y otras oportunidades, pero en vez de trabajar con la gente, en vez de tratar de salvar las diferencias, Donald trató de provocar resentimientos, y ha pasado así una y otra vez.
Sin embargo, parece tener un grupo muy fiel de familiares y empleados a su alrededor. Haciendo a un lado la política, ¿qué sucede con el hombre que atrae a la gente a nivel personal?
A pesar de sus defectos y de toda la provocación que reparte en la campaña electoral y las cosas que dice que molestan a mucha gente, Donald tiene muchas cualidades positivas que se muestran sobre todo en privado.
Cuando estás con él, es capaz de concentrarse en la conversación. Es afable y sonríe. Puede burlarse de sí mismo, y con su personal se puede ver que hay una lealtad y una admiración mutua.
Donald ha contratado a una gran cantidad de personas y, en mi opinión, les ha dado más responsabilidad y más recompensa de una forma más rápida que cualquier otro gran ejecutivo, así que si entras en su organización como un joven talentoso y demuestras que puedes desempeñar una tarea, él te dará una más difícil y luego otra aún más difícil, y te recompensará si tienes éxito. Incluso creo que si fracasas y él comprende por qué fracasaste y las circunstancias en torno a ese fallo te dará una segunda oportunidad, y esto es contrario a la imagen del "¡Estás despedido!" (“you're fired”) que recibe la gente de "El Aprendiz".
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De hecho, una de las historias más entrañables de Donald es que le concedió un deseo a un niño de Make-A-Wish, el deseo era ir a la Torre Trump en su pequeño traje de negocios con su pequeño maletín y ser despedido por Donald Trump. El niño llega a la sala de juntas y Trump está ahí y no puede despedirlo, no se atreve a decir las palabras.
Creo que eso es hermoso y muestra un lado de Donald Trump que no podemos ver cuando está al micrófono espetando cosas sobre sus oponentes.
¿Cómo cree que gobernaría un Presidente Trump?
No he visto ninguna evidencia de que, bajo presión, Trump opte por la moderación.
He visto lo contrario. He visto que, bajo presión, Donald Trump redobla lo que lo hace ser Trump, y eso es provocar, discutir y proseguir con lo suyo. Ahora bien, algunos dirán que eso es lo que necesita Estados Unidos, una persona que provoque, discuta y siga adelante, y en algunas áreas quizás sea cierto, pero creo que en un mundo complejo eso es peligroso y arriesgado, tal vez queramos a alguien que piense un poco más fríamente.
Lo notable es que el Donald Trump que ves en la campaña electoral, en público, incluso en "El Aprendiz", es esencialmente el verdadero Donald Trump. Lleva 40 años creándose a sí mismo como un personaje para presentar al mundo. Ahora lo vive totalmente. El hombre que ves en público es el hombre que tendrás si lo eliges para presidente.
Es un hombre que desconcierta aún a los que lo conocen desde hace décadas. Te daré un buen ejemplo. Entrevisté a Ivana Trump, quien lo conoce desde mediados de los años 70, estuvo casada con él por varias décadas. Ella dijo al inicio de la entrevista, "Oh, creo que lo entiendo. Creo que es un niño pequeño que no recibió suficiente atención y ha estado buscándola desde entonces".
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Pero cuando nuestra entrevista llegaba a su fin, me interrumpió y dijo que había estado pensando en esa pregunta y que, de hecho, ella no lo conocía en absoluto, no lo entendía. Entonces, si alguien que ha estado casada con él, que ha tenido tres hijos con él y lo ha conocido durante décadas no lo entiende, no sé cómo nosotros podríamos entenderlo, es un reto muy difícil.
Veamos entonces su linaje político. Tenemos una idea bastante clara de quién lo asesora ahora, pero ¿hace 20, 30 años? ¿De qué escuela política proviene?
Además de su padre, el hombre que tuvo la mayor influencia en el joven Donald Trump fue Roy Cohn.
Roy era célebre por derecho propio. Era la mano derecha de Joe McCarthy y principal inquisidor durante las audiencias del proceso Army-McCarthy, ahora famoso o mejor dicho infame como ejemplo de enjuiciamiento por insinuación y difamación y uno de los periodos más vergonzosos de la historia estadounidense, y Roy fue el líder de eso, y cayó en desgracia, como también McCarthy, y se retiró a la ciudad de Nueva York donde estaba muy bien conectado en la política y la alta sociedad, y cuando Donald era un hombre joven, tomó a Roy Cohn como mentor.
Roy lo presentó en la sociedad neoyorquina, le consiguió el acceso a los clubes privados y se convirtió en su abogado y mentor, es un influjo en lo que Donald practica hoy en términos de política, y lo puedes ver en la forma en que trata de voltear las cuestiones.
Un buen ejemplo es que si digo algo racialmente insensible y la gente empieza a llamarme racista, voy a tratar de darle la vuelta al tema y decir, "No, ustedes son los racistas por sacar el tema, por notar que dije algo". Es el clásico doble discurso de Roy Cohn y es la forma en que opera, y este hombre fue el mentor de Donald.
Fue también mentor de Roger Stone, que ahora es amigo de Donald y lo ha aconsejado en política desde la década de 1980. Hay todo un conjunto de personas que estaban vinculadas a Roy Cohn, vinculados a Richard Nixon y su campaña, incluyendo a Paul Manafort, actualmente uno de los principales colaboradores de Trump.
Todas estas personas trabajaron juntas, se entendían, y entendían una forma de hacer política que era increíblemente agresiva y sin reservas, un enfoque de ir a matar, y pasó de Joe McCarthy a Roy Cohn a Donald Trump.
El lema de Trump es "Make America Great Again”. En tu opinión, ¿en qué momento Donald Trump cree que Estados Unidos era verdaderamente grande?
Creo que si tenemos en cuenta el deseo de Donald de devolverle a Estados Unidos su grandeza, tenemos que recordar que él es el baby boomer por excelencia. Él nació en el primer año de la generación del baby boom, 1946, y en cada etapa de su vida ha reflejado esa especie de filosofía del baby boomer.
Cuando Tom Wolfe escribió sobre la generación del “yo” en los años 70, Donald era realmente el líder de la generación narcisista centrada en el yo en la que nació, y creo que para él y para muchas personas de su edad esta idea de que la década de 1950 era ideal, una especie de época en la que la vida era fácil, ordenada, previsible, es una cosa romántica. Y se podría extender a la década de 1960, cuando, a pesar de la agitación política y social, la economía estaba en auge.
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Era relativamente fácil para una persona, sobre todo en comparación con la actualidad, mantener una familia con un salario promedio de clase media, y esa realidad se ha ido, y creo que cuando Donald habla de hacer grande a Estados Unidos de nuevo, habla de volver a ese momento, los años 50, tal vez un poco de los 60, cuando Estados Unidos era percibido como un país grandioso si eras un hombre blanco clasemediero o rico.
Para las personas que conocieron esa vida puede parecer que entonces Estados Unidos era grande.
Trump a menudo es calificado como “bully” o pendenciero, pero rebate que no es cierto, que solo responde a los demás, que solo “devuelve el golpe más fuerte" contra sus críticos. ¿Cómo determina qué constituye un blanco justo?
Donald es un maestro en jugar juegos, así que comienza cada juego definiendo los términos, y siempre afirma sobre sí mismo "Soy un contra-golpeador. Yo no golpeo a la gente hasta que ellos me golpean, pero luego les devuelvo el golpe 10 veces más duro".
Ahora bien, el supuesto aquí es que las respuestas desproporcionadas son aceptables. "Si me atacas burlándote de mi pelo iré tras de ti con un martillo y unas pinzas. Criticaré todo de ti", y la verdad es que Donald no espera a ser atacado antes. Adora tanto la atención que hará algo como tuitear sobre Kim Novak cuando ésta entregó un premio en los Oscar (escribió que la actriz debería demandar a su cirujano plástico).
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Kim Novak había estado recluida durante muchos años, y era una persona muy consciente de su imagen. Ella no es la clase de persona que merece ser humillada por aparecer en televisión por primera vez en décadas, se lo hice saber a Donald y le dije: “¿Por qué hiciste eso? No fue justo”, y su respuesta fue fascinante. Era como un niño atrapado con una mano en la caja de galletas o una pelota de béisbol que rompió una ventana.
No me dijo "Lamento lo que hice". Me dijo: "No creí que me trajera tantos problemas", así que para él, lo que importa no es si algo es justo. Un golpe 10 veces más duro se justifica en su mente. Tú criticaste mi pelo, yo voy a llamarte un gordo feo que no vale el aire que respira. Todo es relativo, ¿lo considero justo?, ¿quiere decir que golpearon mi ego o que de alguna manera fue ignorado o menoscabado?
Si menoscabas a Donald Trump, te responderá con dureza.