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OPINIÓN: ¿Favorece a Trump la polémica sobre la Segunda Enmienda?

Aunque las declaraciones del republicano fueron inapropiadas para un candidato con capacidad de influir en personas mentalmente inestables que pueden tener armas, no cometió ningún delito.
sáb 13 agosto 2016 07:00 AM
Polémicas declaraciones
Polémicas declaraciones Donald Trump sugirió que los partidarios "de la Segunda Enmienda" tenían métodos distintos a las urnas para "impedir" que Hillary eligiera jueces anti-armas.

Nota del Editor: Paul Callan es un analista de CNN y exprofesor de derecho sobre medios de comunicación. Fue abogado de defensa penal y fiscal de homicidios de Nueva York, es asesor de Edelman & Edelman P.C. y principal consejero en tribunales en la firma CallanLegal, donde se especializa en derechos civiles y litigios por condenas injustas. Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

(CNN) – Donald Trump sigue practicando su versión boxística de marear al oponente , atrayendo a sus críticos políticos en una pelea que no pueden ganar. Una vez contra las cuerdas, Trump lanza golpes y domina el ciclo de noticias por otro día.

El martes soltó una zafia broma sugiriendo que los partidarios "de la Segunda Enmienda" tenían métodos distintos a las urnas para "impedir" que Hillary eligiera jueces anti-armas. Su patético chiste causó que seguidores de Clinton se quejaran, afirmando que Trump en realidad promovía el asesinato de Clinton y debería ser acusado de un crimen.

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Afirmar que Trump puede ser acusado de un crimen por sus comentarios políticos es tan absurdo como los propios comentarios de Trump. Pero dado el afán de la prensa y los críticos de colgar a Trump como los tipos malos de una película de spaghetti western, el actual debate permitirá que Trump reúna el apoyo de sus partidarios pro-armas, recordándoles que él asegura que Clinton es anti-armas, algo que ella rechaza.

Y allá cabalga Trump hacia el atardecer enfundando su revólver. No hay necesidad de que dispare, los partidarios de Clinton se ponen frente al arma cargada.

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Tras esta última controversia, Trump quedará ante sus principales partidarios como blanco de intensos ataques por ser tan pro-Segunda Enmienda. Él usará todo el incidente para crear la impresión de que Clinton es débil en lo que respecta a los derechos de posesión de armas y la posición matizada que ella sostiene sobre el tema se evaporará en el humo y el fuego de la llamada de sus seguidores a enjuiciar a Trump o en la retirada de éste de la contienda.

Lo que él dijo

Revisemos lo que Trump literalmente dijo: "Hillary quiere abolir, esencialmente abolir, la Segunda Enmienda. Por cierto, si ella logra elegir a sus jueces, no habrá nada que ustedes puedan hacer. Pero, gente de la Segunda Enmienda, tal vez haya algo , no sé. Pero les diré, será un día horrible".

Lee: Sólo los partidarios de la Segunda Enmienda pueden detener a Clinton, asegura Trump

¿Fueron esas palabras una invitación criminal para asesinar a Clinton e impedir que ella nombre a jueces anti-Segunda Enmienda para la Corte Suprema? La respuesta a esa pregunta es un contundente "no", según la ley estadounidense.

Muchos comentaristas críticos de Trump sostienen que las palabras que pronunció merecerían la detención si las hubiera dicho un ciudadano de a pie. De hecho, aunque las declaraciones de Trump fueron inapropiadas, desmedidas y asombrosamente estúpidas para un candidato presidencial que tiene la capacidad de influir en personas mentalmente inestables que pueden poseer armas, no cometió ningún delito al pronunciar esas palabras.

El legislador Eric Swalwell, demócrata de California, pidió por Twitter que el Servicio Secreto investigara. "Donald Trump sugirió que alguien matara a Clinton. Hay que tomárselo al pie de la letra. @SecretService debe investigar la amenaza #TrumpThreat", escribió.

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Un funcionario del Servicio Secreto dijo a CNN que la agencia, que proporciona protección a Trump y Clinton, ha discutido el asunto con el equipo de campaña de Trump.

El senador Chris Murphy, demócrata de Connecticut, lanzó una serie de tuits censurando los comentarios: "No traten esto como un traspié político. Es una amenaza de asesinato, que eleva seriamente la posibilidad de una tragedia y crisis nacional", escribió. "Esto no es un juego. Personas inestables con armas poderosas y un odio trastornado por Hillary te escuchan, @realDonaldTrump".

La protección de la Primera Enmienda

La Primera Enmienda de la Constitución de Estados Unidos ofrece un pesado y prácticamente impenetrable blindaje a las palabras protegiendo la libertad de expresión, incluso a las palabras más irresponsables e inmoderadas pronunciadas por un candidato durante una campaña política.

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La Corte Suprema clasifica tipos de discurso en categorías tales como "comercial" y "político" cuando analiza el nivel de protección que merece el discurso. También analiza dónde tomó lugar. Por ejemplo, un discurso pronunciado en una escuela primaria, una sala de cine o una prisión es tratado de manera diferente que el dado en un mitin político.

Todos hemos oído la frase "No puedes gritar ‘fuego’ en un cine lleno de gente", y no se puede. A falta de un incendio real, eso sería un delito por el peligro de las lesiones físicas que pudiera causar.

El tipo de discurso al que se le concede la mayor protección es el "político" en el contenido y pronunciado en un entorno "político". Las polémicas declaraciones de Trump sobre la Segunda Enmienda caen en ambas categorías protegidas y se les concedería la absoluta protección de la Primera Enmienda.

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Hay que señalar que la Corte Suprema no evalúa la sensibilidad o la pertinencia del discurso al concederle esta protección de la Primera Enmienda. En realidad, esta es una de las cosas que hacen a Estados Unidos “Grande”.

Si el discurso destemplado fuera un crimen, Donald Trump ya estaría cumpliendo cadena perpetua.

La vaguedad de sus palabras

Aun cuando la Primera Enmienda no protegiera a Trump del enjuiciamiento, la vaguedad de sus palabras lo protegería. Hasta un estudiante de primer año de derecho podría ganar el caso como abogado defensor de Trump.

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Las palabras son demasiado vagas para probar un caso "más allá de una duda razonable" contra Trump que no sea la intemperancia y un sentido retorcido y presuntamente peligroso del humor. Si varias inferencias se pueden extraer de una frase, y algunas de esas inferencias son no criminales, no puede sostenerse jurídicamente un proceso o juicio penal.

La defensa diría que Trump no estaba incitando al asesinato, sino que más bien hizo un torpe llamado a que un gran número de "gente de la Segunda Enmienda" se volcara en las urnas. Si apoyan a Trump, Clinton no será elegida y nunca estará en la posición de "elegir a sus jueces". Y los abogados defensores citarán la "hipérbole política" y argumentarán que Trump estaba bromeando. El resultado: fin del caso. (Después de todo, Trump es un hombre de negocios, no un maestro de la palabra como la mayoría de los políticos y su oponente.)

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Por lo tanto, sobre la base de la Primera Enmienda y la doctrina de la "nulidad por vaguedad", tan hábilmente apelada por el director del FBI James Comey cuando hablaba de los correos electrónicos de Hillary Clinton: "...ningún fiscal razonable presentaría este tipo de caso...".

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