OPINIÓN: Por qué Trump tiene el apoyo de votantes blancos de la clase obrera
Nota del editor: Paul Sracic es profesor y jefe del departamento de política y relaciones internacionales en la Universidad Estatal de Youngstown, así como ex becario Fulbright en Japón. Las opiniones expresadas en esta columna son responsabilidad del autor.
(CNN)— La encuesta de CNN del martes de la semana pasada mostró que el candidato republicano Donald Trump tiene el apoyo de cerca de dos tercios de los votantes blancos sin título universitario inscritos en el padrón. Estoy seguro de que algunos estrategas demócratas se sentirán tentados a decir en respuesta "Dime algo nuevo", pues después de todo, en 2012, el presidente Obama perdió el voto de la clase trabajadora blanca por 26 puntos, sin dejar de ganar la reelección cómodamente.
Sin embargo, al estudiar estos números es importante recordar que en Estados Unidos votamos por estado para elegir presidente, y la mayoría de los resultados son fácilmente predecibles incluso antes de que la elección se lleve a cabo. La atención, por lo tanto, está siempre en la docena de estados indecisos que siguen siendo impredecibles. Allí la historia se pone más interesante.
La demografía de los estados indecisos varía, y los candidatos ganan gracias a que forman singulares coaliciones de votantes. En Ohio en 2012, por ejemplo, algunos votantes blancos de clase trabajadora, es decir, aquellos que vivían en hogares donde un miembro pertenecía a un sindicato, fueron una parte importante de la coalición de Obama. De hecho, un estudio elaborado por Peyton M. Craighill y Scott Clement evidenció que estos hogares (denominados union households, hogares sindicalizados) fueron en gran parte responsables de que Obama no perdiera por un enorme margen el voto de la clase obrera blanca en Ohio, reduciéndolo a solo 14 puntos. Teniendo en cuenta que las elecciones fueron muy cerradas en Ohio hace cuatro años, esto fue significativo. Obama ganó por estrecho margen ese estado clave.
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Es útil entender dónde están estos hogares sindicalizados en Ohio. Muchos de ellos se encuentran en áreas como Youngstown, donde Trump hizo campaña en el Día del Trabajo. Eso explica por qué el área metropolitana de Youngstown, que tiene un gran número de votantes blancos de clase trabajadora, se mantiene como una de las regiones más demócratas de Ohio.
Si nos fijamos en las últimas votaciones en los dos condados que componen esta región (que están entre los condados más grandes del estado, con una población combinada de más de 400,000) veremos que los votantes han sido tan fieles al Partido Demócrata que los republicanos a menudo ni siquiera se molestan en presentar candidatos en muchas contiendas, especialmente durante los años presidenciales. Esto se debe a que es común en las primarias de estos condados que por cada cinco o seis votos demócratas emitidos se emita un voto republicano. En las elecciones generales, se considera que cualquier republicano que rebase el 35% de los votos ha tenido un buen resultado.
Por eso, este año es tan fascinante. En las primarias de marzo en el condado de Mahoning, cuya capital es Youngstown, hubo casi el mismo número de votos demócratas y republicanos. Más de la mitad de esos votos republicanos fueron emitidos favoreciendo a Donald Trump. En el vecino condado de Trumbull, se observaron similares resultados.
¿Cómo explicar esa participación cruzada? En primer lugar, es importante reconocer que este tipo de voto “crossover” (donde los votantes participan en las primarias de un partido en el que no militan o votan por un candidato del partido contrario) es realmente inusual, sobre todo en las contiendas presidenciales. Los científicos políticos saben que una de las mejores maneras de adivinar la filiación partidista de alguien es preguntando por sus padres. Así que para muchas personas, la afiliación política es parte de su herencia, tal vez incluso en el sentido genético. Una vez heredado, nuestro partido político se convierte en parte de nuestra identidad. Los estudios demuestran que usamos nuestro cristal partidista para filtrar información política contraria, y tal vez incluso a otras personas que no comparten nuestras inclinaciones políticas.
Por tanto es extremadamente difícil que las personas cambien de partido. Es como pedirle a un fan de los Yankees de Nueva York que se cambie a los Red Sox de Boston. Entonces, ¿cómo fue que tantos votantes demócratas en Youngstown fueron capaces de cruzarse de bando y votar a favor de Donald Trump en las primarias de Ohio? Bueno, bien pudieron decirse a sí mismos que no estaban convirtiéndose realmente en republicanos.
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El arma secreta de Trump con estos votantes es que ellos saben que él no es realmente un republicano. Para estos votantes, el clásico republicano es alguien como Mitt Romney o Jeb Bush - que ellos ven como republicanos de club de campo, ricos que representan los intereses de los ricos.
Trump, irónicamente el multimillonario propietario de muchos clubes de campo, de alguna manera se las ha ingeniado para venderse a sí mismo como el anti-Romney, en anti-Bush. El odio que esos dos republicanos tradicionales muestran por Trump en realidad le ayuda a transmitir este mensaje. Está diciendo que algunos de estos demócratas de Ohio que apoyaron a Trump quieren "cambiarse al partido de Trump".
Pero el arma de Trump es un arma de doble filo. Advirtamos cómo Barack Obama, cuando habló en la Convención Nacional Demócrata, mencionó al icónico republicano Ronald Reagan, y señaló que Trump no era en absoluto un republicano normal con quien pudiera tener honestas diferencias políticas.
Ese mensaje de Obama no iba dirigido a los demócratas, y ciertamente no iba dirigido a los partidarios de Sanders; era para los republicanos moderados que puedan sentirse tan incómodos con la idea de “cambiar de bando” como los demócratas de la clase trabajadora.
Las palabras de Obama, junto con el hecho de que Hillary Clinton ha elegido como compañero de fórmula a un demócrata pro-vida cuyo suegro fue un gobernador republicano, muestran que los líderes demócratas saben que este año tienen la posibilidad de atraer a sus propios votantes “crossover”: republicanos que voten por Hillary.
Así pues, analizar el voto de la clase trabajadora blanca este año puede contarnos una parte de la historia. En 2012, más del 90% de los demócratas y los republicanos que votaron apoyaron al candidato de su partido. Este año, el ganador puede ser aquel que consiga robar la mayor cantidad de votantes del otro bando.