OPINIÓN: La Casa Blanca va en serio respecto a la seguridad nacional… sin Bannon

Nota del editor: Peter Bergen es analista de seguridad nacional de CNN, vicepresidente de New America y profesor de la Universidad Estatal de Arizona. Escribió el libro United States of Jihad: Investigating America's Homegrown Terrorists. Este artículo se actualizó para incluir a los agentes de la Policía Metropolitana de Londres, las víctimas más recientes. Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas de su autor.

(CNN) — La noticia de que Stephen Bannon, el jefe de estrategas del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ya no tiene un asiento permanente en el "comité de principales" del Consejo Nacional de Seguridad (NSC, por sus siglas en inglés) de ese país llegó en un momento particularmente oportuno.

El NSC se está volviendo rápidamente el epicentro de la toma de decisiones clave sobre el lugar de Estados Unidos en el mundo, en parte porque el Departamento de Estado de la era Trump apenas está funcionando y falta por designar a casi todos los encargados de la toma de decisiones clave en el Departamento de Defensa.

Bannon nunca debió haber tenido un asiento permanente en el NSC, ya que es un operador político y la NSC tradicionalmente ha sido un lugar en el que se da prioridad a los intereses estadounidenses por encima de los intereses republicanos o demócratas.

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A finales de enero, Sean Spicer, portavoz de la Casa Blanca, trató de justificar la situación de Bannon en el NSC diciendo que había servido en la Armada, pero Bannon dejó la Armada cuando era teniente, a principios de la década de 1980. Las fuerzas armadas y el mundo han cambiado un poco desde que la canción Physical, de Olivia Newton-John ocupó el primer lugar de las listas de popularidad y Ronald Reagan acababa de volverse presidente de Estados Unidos.

nullOtro de los funcionarios del NSC que podría quedar fuera es la subasesora de seguridad nacional, K. T. McFarland. McFarland lleva mucho tiempo como conductora de Fox News y no había ocupado un cargo gubernamental desde que redactaba discursos en la presidencia de Reagan, así que tiene poca experiencia relevante para su cargo actual. Le ofrecieron la embajada de Estados Unidos en Singapur como premio de consolación, aunque no está claro si aceptará ese cargo, algún otro en el Departamento de Estado o si se quedará en donde está.

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La intervención clave del NCS en las políticas de seguridad nacional y en política exterior fue una de las principales características de la administración de Obama y parece que lo será también en la administración de Trump. El teniente general H. R. McMaster, asesor de seguridad nacional de Trump, heredó de su predecesor, Michael Flynn, un equipo en el NSC formidable en tres ámbitos clave para la seguridad nacional de Estados Unidos: China (y Corea del Norte, por extensión), Medio Oriente y Rusia.

Esto parece fortuito porque Estados Unidos se está enfrentando a varias crisis de política exterior. En Siria, el régimen de Bachar al Asad, que cuenta con el apoyo de Rusia, está acusado de usar gas sarín contra sus propios ciudadanos, mientras que el voluble líder de Corea del Norte, Kim Jong Un, sigue con sus provocaciones.

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El más alto funcionario de la NSC para Asia es Matthew Pottinger, quien trabajó muchos años en China como reportero para el Wall Street Journal. Tras dejar el periódico, Pottinger se incorporó a la Infantería de Marina de Estados Unidos y sirvió como capitán en Afganistán; ahora es teniente coronel de las Reservas de la Infantería de Marina. Pottinger estuvo muy involucrado en la planeación de la visita del presidente de China, Xi Jinping, celebrada la semana pasada. Uno de los temas más importantes en la agenda será qué hacer respecto a Corea del Norte.

Respecto a Medio Oriente en general, McMaster aporta su conocimiento profundo de Iraq y Afganistán, países en los que ha servido desde hace muchos años.

A las órdenes de McMaster hay un triunvirato de expertos en Medio Oriente. El director sénior del NSC para Medio Oriente es el coronel retirado Derek Harvey: fue agente de inteligencia, habla árabe, tiene un doctorado y fue comandante de la célula militar estadounidense que examinó el movimiento insurgente en Iraq en 2013.

Harvey fue quien demostró a George W. Bush, a finales de 2004, la magnitud y la naturaleza reales de la insurgencia sunita en una época en la que la administración no usaba la palabra "insurgencia" porque implicaba que estaban enfrentándose a algo mucho más grave que a los "tipos rudos" de los que hablaba públicamente el entonces vicepresidente, Dick Cheney.

El director del NSC para Iraq, Irán, Líbano y Siria es el coronel Joel Rayburn, quien sirvió en Iraq como asesor del general David Petraeus. Rayburn es agente de inteligencia e historiador; publicó en 2014 el libro Iraq After America, lectura obligada para quien quiera entender cómo es que Iraq quedó sumido en el caos en los años que siguieron al retiro de las tropas estadounidenses, a finales de 2011.

Finalmente tenemos a Michael Bell, otro coronel retirado con doctorado que también estuvo al mando de Petraeus como líder de su Initiatives Group, grupo de estudios interno de Petraeus cuando era comandante en Iraq. Bell ahora es director del NSC para los países del Golfo y Yemen.

Por otro lado, la más alta funcionaria a cargo de Rusia en el NSC ha criticado frecuentemente a Vladimir Putin: Fiona Hill , quien se incorporó en marzo a la administración de Trump. Hill se dedicó a Rusia en los servicios de inteligencia de Estados Unidos en las presidencias de George W. Bush y Barack Obama.

Desde que McMaster asumió el cargo de asesor de seguridad nacional, fortaleció al NSC en otros ámbitos. McMaster ahora tiene una nueva subdirectora de estrategia, la egipcia Dina Powell, quien trabajó en la administración de George W. Bush, habla árabe y trabajó también en Goldman Sachs. Powell es muy respetada y es cercana a Ivanka Trump.

McMaster también trajo al NSC a la experta en defensa, Nadia Schadlow, para que trazara la estrategia de la administración de Trump en seguridad nacional. Schadlow acaba de publicar el libro War and the Art of Governance, en el que examina cómo transformar "un éxito bélico en una victoria política", cuestión enormemente relevante en este momento en el que ISIS comienza a desmoronarse y la administración de Trump analiza cómo será el futuro para ISIS en Iraq y en Siria.

La visita a Iraq del yerno de Trump, Jared Kushner, el lunes 3 de abril, llamó mucho la atención, pero lo que pasó desapercibido fue la presencia del funcionario estadounidense que sale a su lado en la foto de la delegación estadounidense que se reunió con el primer ministro de Iraq, Haider al Abadi.

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El hombre a la derecha de Kushner es Tom Bossert, experto en seguridad cibernética que trabajó en el NSC durante la presidencia de George W. Bush. Bossert es el actual asesor de Trump en seguridad nacional y contraterrorismo. Ha mantenido un perfil bajo y no suele salir en los noticieros, pero tiene buena reputación en el mundo de la seguridad nacional. (Revelación total: conozco en mayor o menor medida a varios de los funcionarios a los que se menciona en este artículo, entre ellos a McMaster, a Rayburn, a Harvey, a Bell, a Pottinger, a Schadlow y a Bossert).

No puede subestimarse la importancia de que la NSC cuente en sus filas con funcionarios con experiencia real en una época en la que tanto el Departamento de Estado como el de Defensa cuentan con muchos cargos directivos vacantes. Como ejemplo hay que citar al secretario de Defensa, James Mattis, quien es el único alto funcionario del Pentágono que ya está confirmado.

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