OPINIÓN: No corro, no empujo, no grito… ante un ajuste en los mercados
(Expansión) — Tras la crisis financiera que sacudió los mercados hace ya casi diez años, los inversionistas parecieran estar intranquilos y manteniendo cautela al tener en cuenta que los mercados suelen comportarse con ciclicidad.
Desde hace un par de años hemos visto en los titulares de diversas publicaciones financieras —de gran o menor escala— que el ajuste está próximo, inminente y tendrá fuertes magnitudes. Existen profesionales que se dedican a investigar sobre las burbujas financieras, y buscan analogías en el día a día para levantarse, eventualmente, con la medalla de haber sido los visionarios.
Phillip Tetlock, en su libro Superforecasting: The Art and Science of Prediction comenta sobre las cualidades de un buen pronosticador, y señala que parte importante es incluir un horizonte de tiempo, quien acierta en un pronóstico, pero falla en la temporalidad puede considerarse como errado.
La ansiedad que se ha generado en muchos inversionistas se puede justificar por el fuerte rebote que ha dado el mercado. El índice Dow Jones ha avanzado 242% desde sus mínimos registrados en marzo 2009. Hay quienes argumentan que el rally, propiamente, comenzó el primer trimestre de 2013, cuando se superaron los máximos previos, y a partir de esos niveles el Dow ha mostrado un alza de 57%, hasta los recientes niveles de 22,000 puntos. Tratando de contextualizar, estos avances en términos anualizados representan alzas de 15.5 y 10.5% anual compuesto cada uno.
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Si bien estos avances, aún medidos en crecimientos anualizados, parecieran estirados contra los ritmos de largo plazo (6.6 y 5.7% anual compuesto en horizontes de 50 y 100 años para el Dow), podemos concluir que el factor que los hace alcanzar el doble digito es el ritmo de recuperación.
Tan solo durante la Gran Depresión, el índice Dow tardó 99 trimestres en recuperar su máximo anterior, contra 21 trimestres en esta ocasión. Uno podría presumir que un mercado más maduro y con un mayor número de participantes, de la mano de medidas monetarias coordinadas a nivel global guiaron una recuperación más súbita.
Ahora bien, sin afán de vaticinar el próximo gran ajuste, siempre vale la pena tener un plan de vuelo. Si el mercado viera una corrección mañana, en dos, cinco o diez años, ¿cómo debería de reaccionar?
Es importante tener en cuenta tanto mi perfil de riesgo como el de mi inversión; por más tolerancia al riesgo que tenga, si mi horizonte de inversión es corto, ante un ajuste mi reacción sería diferente comparada a la de alguien con un mayor horizonte. De igual manera, mi estilo de inversión es otro factor relevante: si soy un trader activo con un correcto manejo de riesgo y liquidez, mis tácticas variarán respecto las de un inversionista pasivo.
Asumiendo una estrategia pasiva con un horizonte de largo plazo veamos cómo hubieran resultado cuatro escenarios: a) mantener posición, b) mantener ritmo de inversión, c) mantener posición y seguir aportando pero no invirtiendo y d) mantener posición seguir aportando e invertir hasta recuperar máximos.
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El primer escenario considera una inversión de 50,000 dólares hacia finales de septiembre 2007; al cierre de agosto acumularía una ganancia de 57.9% alcanzando 78,900 dólares, y habría recuperado su inversión hacia febrero de 2013.
El segundo escenario, conocido como Dollar Cost Averaging consistía en iniciar con 50,000 dólares invertidos en el índice Dow, y sumar inversiones por 1,000 dólares de manera mensual; destaca que el monto invertido alcanzaba terreno positivo desde febrero 2011, dos años antes que la estrategia “A”. Manteniendo este ritmo el rendimiento efectivo sobre la inversión total es de 63.4%, convirtiendo 170,000 en casi 278,000 dólares.
El escenario “C” contempla que la inversión inicial se mantenga, y las aportaciones no entren en el mercado, se mantenga el efectivo. En este caso, la inversión supera lo aportado hacia febrero de 2013 de igual manera que el caso “A”, pero el retorno efectivo es de apenas 17% (por el costo de oportunidad perdido) teniendo un saldo final de 199,000 dólares donde 120,000 dólares representan efectivo.
Por último, asumimos un híbrido, donde mantenemos posición; seguimos aportando, pero invertimos en el Dow hasta recuperar niveles de inversión. Es decir, como el caso “C” pero en febrero de 2013 entramos con el cash al mercado y seguimos aportando como en el Dollar Cost Averaging. En este escenario el retorno es de 47.2% acumulando poco más de 250,000 tras una aportación de 170,000 dólares.
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