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OPINIÓN: Europa entiende mejor que Estados Unidos el peligro de la amenaza rusa

Los legisladores de EU deberían revisar seriamente las capacidades de inteligencia y ciberseguridad del país y fortalecer las áreas de debilidad, señala Lanhee J. Chen.
mié 01 noviembre 2017 12:30 PM

Nota del editor: Lanhee J. Chen es investigador de la Hoover Institution en la Universidad de Stanford a través del programa David and Diane Steffy Research Fellow. Fue director de políticas de la campaña presidencial de Mitt Romney en 2012 y asesor de la campaña presidencial de Marco Rubio en 2016. Las opiniones expresadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

(CNN) – Mientras ejecutivos del sector tecnológico se preparan para testificar esta semana ante el Congreso estadounidense sobre la injerencia de Rusia en las elecciones de 2016, cabe esperar que se discuta mucho acerca de lo que compañías como Facebook , Twitter y Google pudieron haber hecho entonces y pueden hacer ahora para evitar que la desinformación se propague en nuestras pantallas.

Y en medio de un ciclo noticioso dominado por reportes de acusaciones y una declaración de culpabilidad por declaraciones falsas al FBI en relación con la investigación rusa del fiscal Mueller, estas compañías deberían aprovechar esta oportunidad para hablar con honestidad, compartir lo que saben con los investigadores y revisar políticas y procedimientos para asegurar que sus plataformas estén menos expuestas a la intrusión.

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Sin embargo, nuestras preocupaciones (y las suyas) también deben extenderse mucho más allá de las compañías tecnológicas y la vigilancia y transparencia adicional que necesitan ofrecer. Después de todo, el dinero gastado por fuentes rusas en publicidad en las redes sociales estadounidenses durante las elecciones de 2016 es mínimo comparado con el gasto total en anuncios televisivos, movilizaciones de las bases y otras actividades de campaña durante la carrera presidencial.

Aun cuando el Congreso debe llegar al fondo de lo que sucedió durante las elecciones y al papel que las compañías tecnológicas podrían haber jugado para impedirlo, los legisladores de Estados Unidos también deben enfocar su atención en ellos mismos y en los demás en el gobierno. Por mucho tiempo han tomado demasiado a la ligera la amenaza de la desinformación rusa y otros esfuerzos similares.

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nullLos legisladores deberían revisar seriamente las capacidades de inteligencia y ciberseguridad de nuestra nación y fortalecer las áreas de debilidad para garantizar que Estados Unidos esté bien equipado para resistir los embates futuros de entidades estatales, como Rusia, encaminados a trastocar nuestros procesos democráticos.

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Quienes fijan las políticas también deberían reforzar una respuesta gubernamental a la propaganda y desinformación difundida por gobiernos extranjeros a través de los medios estadounidenses. Hemos visto estos esfuerzos en Europa desde hace años, y deberíamos aprender e incluso mejorar lo que ellos ya están haciendo.

Las tácticas que probablemente salgan a la luz en los testimonios de esta semana no son nuevas para los rusos. Durante más de una década han propagado desinformación y se han inmiscuido o han intentado influir en el resultado de las elecciones en toda Europa, en las antiguas repúblicas soviéticas y en otros lugares.

Esta actividad se intensificó y se expandió cuando Vladimir Putin regresó a la presidencia rusa en 2012. El jefe del Estado Mayor ruso, Valery Gerasimov, escribió en 2013 sobre una estrategia de guerra descrita por la analista de seguridad nacional Molly McKew como "una nueva teoría de la guerra moderna, una más inclinada a hackear la sociedad de un enemigo que a atacarlo de frente". Gerasimov señaló que el "conflicto informativo" era parte integral para trastocar sociedades y crear caos dentro de las fronteras de sus adversarios.

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Y luego, en 2014, el alcance de las actividades de desinformación de Rusia se puso de manifiesto cuando el régimen pro-ruso en Ucrania fue derrocado. Todo esto ocurrió mucho antes de sus esfuerzos por sembrar el caos en las elecciones estadounidenses de 2016 y de sus intervenciones más recientes en las elecciones en toda Europa occidental.

La pregunta obvia es por qué no se ha hecho más para atajar esta amenaza. Múltiples administraciones tienen la culpa de este fracaso, incluida la actual, que debería hacer más para contrarrestar directamente la amenaza que representa Rusia y otras entidades estatales que buscan dislocar nuestra democracia.

Sin embargo, fue la administración Obama la que, durante años, subestimó consistentemente la amenaza de Rusia y, más específicamente, los ataques de desinformación rusos y otros esfuerzos para intervenir en el sistema democrático estadounidense.

El presidente Obama y sus asesores se burlaron de Mitt Romney cuando, durante la campaña de 2012, argumentó proféticamente que Rusia era el "principal enemigo geopolítico" de Estados Unidos. El tono desdeñoso y a menudo despectivo de esa administración ocultó el hecho de que, incluso en el momento de las elecciones de 2012, hubo claras advertencias y ejemplos desde fuera de Estados Unidos que sugerían que Rusia era capaz de penetrar las defensas estadounidenses e impactar en la democracia.

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Por ejemplo, POLITICO informó que en 2014, el equipo de seguridad nacional del presidente Obama recibió informes que alertaban sobre el interés, los antecedentes y la capacidad de Rusia para trastocar los sistemas políticos de Europa. Debería haber quedado claro que esas capacidades podrían usarse para atacar a Estados Unidos. Pero mientras que algunos miembros de la administración Obama supuestamente querían actuar, según POLITICO, prevaleció el enfoque de “llevarse bien” con Rusia.

De hecho, varios funcionarios le dijeron a POLITICO a principios de este año que la administración Obama no quiso emprender actividades de contrainteligencia más enérgicas contra los rusos, "incluyendo un seguimiento y rastreo más agresivos" de sus operativos en Estados Unidos.

Mientras estas amenazas han crecido desenfrenadamente durante muchos años, los gobiernos europeos y las entidades relacionadas han emprendido esfuerzos para contrarrestar estos ataques de manera agresiva. Por supuesto, Rusia quizás participó más activamente en las elecciones europeas, y durante más tiempo, que lo que ha hecho en Estados Unidos. Pero a diferencia de Estados Unidos, los países de Europa han tomado medidas institucionales sustantivas para abordar el problema.

nullLa Unión Europea tiene un cuerpo especial dedicado a identificar y reportar "noticias falsas", las llamadas fake news. Suecia ha enseñado a los estudiantes a identificar la desinformación rusa y tiene una agencia gubernamental que investiga cuentas de noticias falsas. En Letonia, un periodista de la agencia de noticias Sputnik (financiada por el Kremlin) fue cuestionado intensamente por agentes de seguridad interna con respecto a la estructura y administración de la entidad para la que trabaja.

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En Estados Unidos, en cambio, tenemos un largo camino por recorrer. Y la administración Trump no está libre de culpa en lo que respecta a nuestra lenta respuesta a la intromisión de Rusia. El Congreso otorgó al Global Engagement Center (GEC) del Departamento de Estado una gran responsabilidad para combatir la propaganda terrorista, así como la desinformación difundida por los rusos y otros actores hostiles. Pero los informes recientes sugieren que el Secretario de Estado, Rex Tillerson, se ha negado a utilizar decenas de millones de dólares asignados por el Congreso para el funcionamiento exitoso de esta oficina.

El senador Rob Portman de Ohio expresó recientemente su descontento y "preocupación" por el hecho de que el Departamento de Estado no estuviera usando este dinero, exhortándolo a "tomar medidas rápidas para financiar íntegramente al GEC y asegurar que sea capaz de llevar a cabo los propósitos que el Congreso ordenó, particularmente cuando se relacionan con la desinformación promovida por Rusia y otras entidades extranjeras".

Los esfuerzos rusos para socavar la democracia estadounidense no terminaron con las elecciones de 2016. En pocas palabras, esta es una de las razones por las que siguen representando una amenaza grave para nuestra seguridad nacional. Ahora es el momento de actuar rápida y decisivamente para garantizar la integridad de nuestro sistema democrático.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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