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OPINIÓN: ¿Deben demócratas estrechar la mano de Trump y aceptar este trato?

Los demócratas tendrán que elegir entre dos opciones básicas: hacer un trato o hacer su mejor esfuerzo para obstruir, opina Julian Zelizer.
lun 08 enero 2018 09:30 AM

Nota del editor: Julian Zelizer es profesor de Historia y Asuntos Públicos en la Universidad de Princeton. Escribió el libro The Fierce Urgency of Now: Lyndon Johnson, Congress, and the Battle for the Great Society. También es conductor del podcast Politics & Polls. Síguelo en Twitter en @julianzelizer . Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

(CNN) — Donald Trump, presidente de Estados Unidos, solicitará al Congreso la asombrosa cantidad de 18,000 millones de dólares para construir un muro fronterizo como parte de un plan de seguridad fronteriza de 33,000 millones de dólares . Los demócratas tendrán que decidir si vale la pena pagar un precio tan alto para darles seguridad a los inmigrantes que llegaron a Estados Unidos de niños (conocidos como dreamers) a través de un acuerdo para preservar la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés). Trump confía en que puede llegar a una especie de acuerdo inmigratorio y dijo que espera que "podamos llegar a un acuerdo con los demócratas".

Sin embargo, los demócratas deberán evaluar las repercusiones del nuevo libro de Michael Wolff, en el que se argumenta que Trump no es apto para la presidencia. Deberían pensar en la forma en la que los republicanos promovieron una reducción masiva de impuestos empresariales impopular en los últimos días de 2017. Ambos elementos deberían hacer reflexionar a todos los demócratas del Congreso que estén pensando en llegar a alguna clase de acuerdo con Trump.

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Los demócratas tienen que acordar una estrategia para lidiar con un presidente muy conservador y muy inestable. Como las elecciones intermedias se ciernen sobre todo lo que pase entre hoy y noviembre, los demócratas tendrán que elegir entre dos opciones básicas: hacer un trato o hacer su mejor esfuerzo para obstruir.

La ruta de la obstrucción tendría que inspirarse directamente en las maniobras del Tea Party, las cuales funcionaron muy bien a los republicanos durante la presidencia de Barack Obama. Esta ruta, la favorita de grupos progresistas como Indivisible en cuestiones como los servicios médicos, llevaría a los demócratas a negarse a participar en ninguna negociación política importante. El proyecto de Trump languidecería y se le negarían las victorias políticas que los republicanos habrían podido aprovechar en noviembre.

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La justificación de este enfoque es que Trump representa proyectos e ideales que contradicen fundamentalmente los valores del Partido Demócrata. Hacer todo lo posible por limitar el éxito a largo plazo de esta presidencia es más importante que cualquier beneficio que surja de un acuerdo a corto plazo, particularmente si tiene disposiciones (como los dineros para el muro fronterizo) que no agradan a gran parte del partido. Como la participación ciudadana será clave en las elecciones intermedias, energizar a las bases podría ser de gran valor político.

nullA esta lógica se suma el argumento de que no se puede confiar en esta Casa Blanca. Cualquier acuerdo que Trump ofrezca debe tomarse con suspicacia. No ha demostrado que es un negociador razonable. Muchos demócratas también tendrán presente los años de la presidencia de Obama, quien creía en el bipartidismo y tendía a los republicanos una mano pacífica aunque parecía que estos sólo querían arrancársela a mordidas.

Sin embargo, la otra opción (hacer un trato) es instintivamente más atractiva para muchos legisladores demócratas que han dedicado su vida al Congreso. Como al presidente le cuesta mejorar sus índices de aprobación y los republicanos están desesperados por evitar que los demócratas arrasen en las elecciones, creen que los demócratas deben aprovechar el momento y aceptar lo que les den. Restaurar la DACA a través de legislación —aunque signifique aprobar el financiamiento de un enorme muro fronterizo— y tal vez conseguir apoyo para un plan de infraestructura aceptable lo vale, aunque Trump y los republicanos del Congreso puedan servirse de estos logros para sus campañas electorales.

Día 4 del 2018: Trump retoma la construcción del muro

La mayoría de los demócratas se inclina naturalmente hacia los acuerdos. Es la naturaleza de un partido que cree que el gobierno puede resolver problemas. Hay más en juego para los demócratas que para muchos republicanos si los proyectos se estancan. Como han escrito varios politólogos, la obstrucción y el estancamiento combinan con el proyecto conservador. Sin embargo, parece que muchos demócratas tienen mucho que perder en este momento y pese a ello, podemos concebirlos como el partido del "no".

Muchos demócratas creen que esta es la presidencia republicana más peligrosa en años porque Trump está implementando con éxito un proyecto desregulador que favorece a los productores y que socava las políticas regulatorias que los demócratas respaldan y porque, como aparentemente se confirma en el libro de Wolff, Trump no es apto para ser comandante en jefe.

nullEste es el momento de dejar que los republicanos se encarguen de sus propios problemas y de obligar al Partido Republicano, que tiene la mayoría, a encontrar la forma de hacer avanzar los proyectos legislativos. Los demócratas tendrán que tomar la difícil decisión de determinar si es más importante la necesidad de proteger a los dreamers, cuyo futuro está en la cuerda floja, que el futuro de quienes terminarán deportados o nunca podrán llegar a Estados Unidos si hacen este trato.

Es extremadamente difícil tomar la vía de la obstrucción. Esto permitirá que los republicanos traten de manchar la imagen de los demócratas y los hagan ver incapaces de ostentar el poder. Trump estará encantado de poder culpar a los demócratas de los problemas. Sus tuits indican que ansía hacerlo. Hace unos días, Trump tuiteó : "Los demócratas no están haciendo nada por la DACA… solo les interesa la política. Los defensores de la DACA y los hispanos irán con todo contra los demócratas, ¡empezarán a 'enamorarse' de los republicanos y de su presidente! A nosotros nos interesan los RESULTADOS".

Pero a veces, resistirse firmemente al proyecto presidencial puede tener sus virtudes. Resistir, particularmente ahora que los republicanos tienen una leve mayoría en el Senado, puede ser lo más efectivo para impedir que el presidente cause un daño grave.

En vista de que Trump tiene índices de aprobación terribles fuera de las bases republicanas, negarles la victoria a él y a su partido (dejando de lado la ley fiscal), podría, más que nada, garantizar que los demócratas recuperen el control del Congreso en 2018 y en 2020.

Si hacen tratos que fortalezcan el proyecto del presidente, los republicanos podrían conservar el control del Congreso y ayudar a Trump a promover en 2019 leyes más draconianas que la reducción de impuestos, que el muro fronterizo, que la prohibición a los refugiados (hecha por decreto) o que cualquier otra cosa que se haya propuesto hasta ahora. A esto podría seguir el desmantelamiento de programas insignia, como Medicare. Paul Ryan, presidente de la Cámara de Representantes, indicó que esta será la prioridad en los próximos años.

Lee: Trump pide al Congreso 18,000 mdd para el muro con México

Jugar rudo en el ámbito legislativo con un presidente que ha legitimado a organizaciones y discursos extremistas al tiempo que hace circular falsedades sobre asuntos clave como el cambio climático y los derechos electorales, es, en sí, una maniobra afirmativa en defensa de las ideas esenciales de los demócratas. Negarse a negociar con un presidente que está tan dispuesto a ejercer su autoridad presidencial más allá de los límites convencionales es una forma de intentar frenar el abuso del poder.

Los demócratas están en una encrucijada en este año que comienza. Toda la presidencia de Trump dependerá del resultado de las elecciones intermedias. Si su estrategia los lleva a tomar el control de la Cámara de Representantes y del Senado, los demócratas podrían redirigir fundamentalmente la política nacional en los dos últimos años de la presidencia de Trump.

Si no lo logran y los republicanos se dan cuenta de que pese al caos y las decisiones radicales de esta presidencia, pueden salir bien librados en las elecciones, no podremos predecir qué pasará en los años siguientes.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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