Los 6 datos curiosos de José Luis Cuevas que quizá desconocías
Nota del editor: Patricia Ramos es presentadora de 'Realidades en Contexto', el noticiero de CNN en Español que se transmite desde Miami a toda América Latina y Estados Unidos.
Su amplia sonrisa, sus pulseras de cuero y sus excentricidades como tomarse una foto todos los días desde que era joven, eran parte de la vida del gran artista, José Luis Cuevas.
Ahora que Cuevas se ha ido quise escribir sobre mis vivencias con este famoso artista:
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El estudio
Para hablar de arte, ese que lo acompañó toda su vida, como dibujante y escultor, a Cuevas le gustaba charlar en el segundo piso de su casa en el Pedregal de San Ángel, al sur de la Ciudad de México.
La cama roja
Al subir al gran salón sorprendía una cama cubierta con una llamativa colcha roja. Era algo inesperado en ese escenario de caballetes, pinceles y cuadros.
El inmenso mueble se hacía protagonista del singular estudio y según Cuevas, lo había sido de otras muchas historias.
El danzón
En una de esas sabrosas charlas, Cuevas me compartió su pasión por el danzón.
Nunca lo vi bailarlo, pero debió hacerlo muy bien porque me dijo que el Salón México (escenario de varias películas mexicanas y lugar de baile capitalino) le había otorgado el Califa de Oro, máximo galardón para quien se entregaba en cuerpo y alma en su pista. Para José Luis, era un verdadero orgullo contar con ese premio.
La Zona Rosa
Cuevas afirmaba que fue él quien bautizó a una área de la capital mexicana reconocida como punto de interés turístico y por su intensa vida nocturna.
Ese nombre la catapultó a la fama internacional, me refiero a La Zona Rosa.
San Ángel
José Luis Cuevas, siempre estaba dispuesto para la charla, en el comedor de su casa de San Ángel era común encontrarlo con muchos famosos, mientras los chispeantes ojos de Cuevas parecían reírse de todo, tenía una picardía aderezada con una fina ironía.
Siempre disfrutó la vida Era absolutamente irreverente, emanaba libertad y enaltecía al erotismo.
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Sin pudor alguno, se decía un amante excepcional.
La muerte
Entre sus muchas ideas extravagantes, un día quiso meterse dentro de un ataúd, cerrar los ojos y fotografiarse...para saber...cómo era morirse.
La última vez que hablé con él, fue la única que lo sentí diferente, había muerto su musa, la madre de sus tres hijas, su esposa, su cómplice. Su amada Bertha.
Posteriormente el maestro volvió a casarse.