Urgen a reforzar estructuras de edificios en CDMX
Clasificada como la más poblada del país y por estar ubicada en una zona lacustre con alta sismicidad, la Ciudad de México (CDMX) ha sido clasificada como altamente vulnerable a los sismos que se registran con frecuencia en movimientos telúricos de distinta magnitud, en su mayoría casi imperceptibles (2 o 3 grados).
De ahí que cada día cobran mayor importancia los protocolos de prevención y de protección de la sociedad civil, así como toda la normatividad relativa a las construcciones y uso de suelo.
Estas consideraciones fueron expuestas en el foro “Diagnóstico, Análisis y Acciones ante el Sismo del 19S”, que organizó la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC) de la Ciudad de México, en colaboración con el productor de acero Gerdau Corsa, en ocasión de los aniversarios de los terremotos del 19 de septiembre de 1985 y 2017. Acudieron representantes del sector inmobiliario, de la construcción, ingeniería civil y académica.
Diagnóstico, Análisis y Acciones ante el Sismo del 19S: CMIC
Expertos en construcción
Los asistentes pertenecían al sector de la Construcción.
Expertos analizaron la infraestructura frente a sismos.
A un año del sismo del 19S, comentaron el desempeño de los edificios durante el evento.
El gremio arquitectónico en búsqueda de mejores prácticas por una cultura sísmica.
Un padrón oportuno
Durante su participación, Renato Berrón Ruiz, director del Instituto para la Seguridad de las Construcciones en la CDMX, advirtió que controlar un sismo es imposible, pero intervenir en sus efectos sí es factible, siempre y cuando se detecten, con anticipación, las edificaciones que están en riesgo de sufrir algún daño estructural o de derrumbe.
Expuso que en el instituto a su cargo se han realizado más de 1,180 dictámenes de edificios en la CDMX, principalmente de inmuebles de más de cuatro pisos, de los cuales 400 de ellos se encuentran en estado de alto riesgo pero en condiciones de poder ser rehabilitados, además de 200 de alto riesgo que deberán ser demolidos.
En términos generales, indicó que en la CDMX se tiene 36% de edificios en alto riesgo, la mayoría construidos en las décadas de los 60 y 70 del siglo pasado, con un sistema estructural de losa plana —de placas de concreto armado, apoyadas directamente sobre las columnas, sin viga— que son inadecuadas para las zonas de alta sismicidad, como la de esta gran urbe.
De ahí que ese tipo de construcciones deban ser identificadas y rehabilitadas (o, en todo caso, demolidas) antes de que ocurra un sismo de alta intensidad.
Berrón señaló que en CDMX hay, en promedio, 300,000 edificios (de tres a más niveles) lo que implica que desarrollar un censo minucioso de cada edificación tomaría un promedio de 15 años de investigación. No obstante, con información de ese tipo podrían establecerse políticas más eficaces en materia de prevención y seguridad de desastres naturales, como ocurre, precisamente, con los sismos.
Con alma de acero
Edgar Tapia Hernández, académico de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM), destacó que, por seguir procesos de construcción más racionales, las edificaciones con estructuras de acero demostraron tener un buen comportamiento ante los sismos.
“Necesitaríamos movernos a esos sistemas estructurales que tienen un mejor comportamiento y que, dicho sea de paso, también sirven de base para otros sistemas innovadores como control de la respuesta sísmica, disipadores y marcos contra viento, entre otros”, agregó.
En su ponencia: “Comportamiento de Estructuras de Acero, Ante Sismos Recientes” e invitado por Gerdau Corsa, el también doctor en ingeniería estructural subrayó que tan sólo en el último sismo del 19 de septiembre de 2017 las estructuras de acero se comportaron bien, no tuvieron daño y que el deterioro que se detectaron en algunas estructuras sería prevenible si se siguen los criterios de los reglamentos actuales.
En la mesa de análisis del sismo de septiembre 19 de 2017, Luis B. Argüelles y de Medrano, miembro del consejo directivo del Colegio de Arquitectos, consideró importante tener a los expertos idóneos —entre directores responsables de obra, arquitectos e ingenieros civiles— para canalizarlos oportunamente al diagnóstico y emergencia de edificios siniestrados, en caso de un sismo de mayor magnitud.
Recordó que junto con otras instituciones, posterior al sismo de 2017 el Colegio de Arquitectos convocó a 4,500 brigadistas que pudieron analizar más de 7,200 inmuebles dañados de manera rápida con su correspondiente nivel de riesgo, de los que un total de 1,400 fueron considerados de muy elevado peligro, que obviamente fueron construidos con deficiencias estructurales en el diseño.
Como parte de su faceta resiliente, CDMX ha aprendido de prevención y protección civil. Una parte valiosa de estas enseñanzas ha sido la pertinencia de usar acero en las estructuras de sus edificios, una solución de ingeniería y arquitectura por el bien común.