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Repensar el riesgo

El riesgo es una de las variables más incomprendidas de la inversión.
jue 07 noviembre 2019 07:01 PM

El riesgo puede evocar ideas de drásticas fluctuaciones en el mercado que resultan en pérdidas de capital. Sin embargo, mientras que los rendimientos son impredecibles, el riesgo es manejable.

Los asesores tienen la oportunidad de acabar con los miedos de sus clientes y ayudarlos a comprender la función del riesgo.

¿Qué es el riesgo?

El riesgo de inversión es la posibilidad de que una inversión resulte en una pérdida financiera. Todas las inversiones conllevan un nivel de riesgo y existen muchos tipos diferentes de riesgo que los inversionistas deben considerar, pero algunos de los más comunes incluyen el riesgo de mercado, el riesgo de concentración y el riesgo de crédito.

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Las ventas masivas pueden estar consideradas en el riesgo de mercado, al presentarse bajas pronunciadas en los precios de los instrumentos ante ventas de posiciones por parte de inversionistas por temor a sufrir pérdidas más pronunciadas.

El riesgo de concentración surge cuando los inversionistas colocan una parte muy grande de su capital en una cantidad pequeña de activos. El riesgo de crédito evalúa la posibilidad de que un prestatario pague su deuda.

Tomar un riesgo de inversión no es inherentemente malo. Las investigaciones demuestran que muchos clientes tienen apetencia por el riesgo. Según un estudio de BlackRock reciente, 42% de los mexicanos están dispuestos a tomar riesgos financieros por encima del promedio. A nivel básico, mientras mayor sea el rendimiento posible de una inversión, mayor será el riesgo que deberá tomar un inversionista.

Cómo determinar el nivel correcto de riesgo

¿Cuánto riesgo debería tomar una cartera? Esta es una tarea compleja que depende, en última instancia, del nivel de apetencia por el riesgo que tenga un inversionista y de la creación de una cartera que considere los rendimientos actuales del mercado junto con el potencial de riesgo futuro.

Para brindar el mejor servicio a los inversionistas, es fundamental que los asesores comprendan qué significa el riesgo para sus clientes y planeen exactamente cuánto riesgo podría soportar cada usuario.

Los asesores pueden entonces evaluar qué tipos de riesgo coincidirían con ese nivel de tolerancia, pero deben tener en cuenta que ese factor puede variar a través del tiempo, de acuerdo con los cambios en el mercado.

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En general, los clientes se vuelven más reacios durante la volatilidad del mercado y menos reacios cuando el mercado es favorable. La clave es construir una cartera que pueda lograr los objetivos financieros de un inversionista, mientras se permanece dentro de los límites de volatilidad que este puede soportar.

La evaluación que realizan los asesores también significa determinar los tipos de riesgos que una cartera puede tomar. Dicho de manera simple, esto puede implicar que decida sobre una asignación entre acciones y bonos, aunque la buena gestión del riesgo significa considerar los tipos de acciones y bonos dentro de una cartera.

Los asesores deben conocer qué tipos de bonos diversificarían los tipos de acciones que posee un cliente. Por ejemplo, los bonos high-yield pueden moverse, con frecuencia, en la misma dirección que los instrumentos de renta variable en momentos de estrés y son, por lo tanto, una cobertura poco confiable en contra de la volatilidad del mercado de acciones.

De la misma manera, las decisiones sobre las tasas de interés no simplemente impactan en los bonos. Algunos sectores de renta variable pueden tomar caminos diferentes dependiendo de los movimientos subyacentes de las tasas.

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Sin embargo, no existen reglas estrictas cuando llega el momento de determinar el nivel correcto de riesgo. Además de comprender a sus clientes, los asesores deben contar con una estrategia sofisticada preparada para la gestión del riesgo.

Cómo explorar las técnicas de gestión del riesgo

Hay múltiples enfoques para la gestión del riesgo, pero la base de cualquier estrategia de gestión del riesgo debería ser garantizar que la cartera esté bien diversificada al invertir en una variedad de clases de activos, industrias y geografías.

Los asesores también deben comprender cómo cada inversión encaja en la cartera de un cliente, qué podría causar que el valor de esta suba o baje, y cómo ésta cumple los objetivos de inversión generales del cliente. Fundamentalmente, esto significa llevar a cabo un riguroso proceso de diligencia debida cuando se seleccionan las posibles inversiones.

Los asesores con acceso a modelos estadísticos informatizados pueden aplicar un enfoque que pone al riesgo en primer lugar, al usar un análisis basado en tenencias para evaluar el riesgo. Este tipo de análisis examina los valores subyacentes de una cartera y considera sus tenencias actuales, en lugar de sus rendimientos pasados.

La combinación de un enfoque basado en tenencias, con otras estrategias de rendimientos permite que los asesores comprendan mejor el riesgo total de la cartera y si este tiene probabilidades de permanecer dentro del nivel de tolerancia al riesgo de un cliente.

Planear para lo desconocido

La buena gestión del riesgo significa prepararse para lo inesperado. Favorecer profundamente los activos para los que se espera un mejor desempeño mientras que se evitan aquellos que históricamente tienen un desempeño inferior puede parecer intuitivo, pero esta técnica no protege a las carteras.

Si esas suposiciones de rendimiento son incorrectas (por ejemplo, porque el mercado experimenta un cambio repentino), es probable que la rentabilidad de la cartera muestre una fluctuación.

Los asesores deben prepararse para las caídas en lugar de preocuparse por cómo evitarlas. Eso significa tener una visión a largo plazo al elegir las inversiones y siempre considerar la potencialidad de que ocurra un evento (como una caída marcada en el peso mexicano) y la probabilidad de que se produzca el evento, así como también el impacto que tendría en una cartera.

Llevar a cabo pruebas de resistencia regulares en una cartera puede ayudar a preparar a los asesores para una variedad de eventos del mercado, tales como la manera en la que este puede reaccionar ante el aumento de la inflación o la ampliación de los diferenciales de compra-venta de crédito.

Panorama de los factores de riesgo de la cartera

Al comprender los complejos detalles de los posibles riesgos de una cartera, los asesores pueden añadir un valor significativo a las inversiones de sus clientes. Los asesores deben tener una visión clara de tres elementos cruciales:

1. Qué impulsa los rendimientos de una cartera.

2. La ponderación de tenencias relativas al índice de referencia de una cartera y cómo impacta en la cantidad de rendimientos.

3. Las maneras más eficientes de diversificar los rendimientos de una cartera.

Pensar de manera diferente

Los asesores no deben intentar evitar el riesgo, sino prepararse para éste y saber qué hacer cuando se produce una caída en los mercados. Comprender los niveles y los diferentes tipos de riesgos puede ayudar a construir carteras exitosas.
Al aprovechar los informes y el conocimiento de BlackRock en materia de gestión de riesgo, los asesores pueden desarrollar un enfoque disciplinado para la gestión del riesgo y la construcción de carteras. Usar este conocimiento permitirá tomar decisiones de inversión más inteligentes que coincidirán con la apetencia por el riesgo que tienen los clientes.

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