Un muro peor que el de Trump
El año pasado, el muro que protagonizaba la propuesta del entonces candidato a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, empezó a convertirse en protagonista de las conversaciones. El muro físico, la separación, las consecuencias para el comercio... Pero no era el único que preocupaba a Luiz Ferezin, director general de Accenture México.
“Si miramos hacia los próximos años, el tema va a estar más en el muro digital. Y es peor, porque quienes lo construimos somos nosotros”, explica el directivo brasileño, con más de 30 años de experiencia.
Una barrera que separa a los países desarrollados tecnológicamente de los que, al menos por el momento, se encuentran rezagados. Se trata de una separación marcada entre los 38,894 dólares anuales que tiene como PIB per cápita Corea del Sur, de acuerdo con datos del Banco Mundial, y los 8,200 de México.
Acabar con ese muro, sostiene Ferezin, es la única manera de mejorar la economía de los países. Por eso, señala el autor, el libro El muro digital es un llamado a la acción para lograr el máximo uso de la digitalización. “Cada ciudadano, cada empresa, cada gobierno, cada universidad debe ser cada vez más digital. La llamada que hacemos a estos cuatro actores es que cada uno, en su rol, tiene que hacer algo para que el muro digital no exista y que podamos brincar cada nivel de desarrollo para mejorar la productividad del país”, afirma.
En el libro, el especialista analiza desde la nueva economía basada en plataformas, como Airbnb, Amazon o Uber, hasta cómo atraer a clientes y consumidores en la ‘economía de la atención’ y en un contexto en el que buscan experiencias, más que un producto tradicional. O la urgencia de talento, especialmente, femenino, en este nuevo modelo.
Porque estas tendencias llevarán “al fin del empleo como lo conocemos”. Un ejemplo claro: hoy, 165,000 personas trabajan en México en call centers externos. En los próximos cinco años, la tecnología sustituirá a un elevado porcentaje de ellas. Y no sólo en este segmento: la automatización y digitalización de la producción llevará también a que las empresas eliminen trabajos... y creen otros nuevos.
El reto está en volver a capacitar a estos trabajadores para las nuevas posiciones. Todo ello, en un entorno laboral en el que, por primera vez, conviven cuatro generaciones: baby boomers, generación X, millennials y Z, todos con diferentes necesidades y grados de capacitación y habilidades digitales.
“Lo más relevante de todo esto es que el costo de realizar un entrenamiento, de hacer una llamada, segmentar campañas de marketing, enviar un mensaje a potenciales clientes… este costo, al digitalizar, se empieza a acercar cada vez más a cero. Porque mandar 100 mensajes cuesta igual que enviar uno”, asegura el directivo.
La economía digital también está cambiando a los consumidores, que demandan productos más creativos y de mayor calidad. Además, las redes se han convertido en un espacio donde se informan con las opiniones de otros ciudadanos.
“Es un gran reto para las empresas que no se adapten”, advierte. Es también, asegura, la única forma de mejorar el bienestar de los habitantes de un país e impulsar su economía. “Y el método no es trabajar más horas, sino incrementar la productividad para que genere más en menos tiempo”, concluye.
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