Manual para tomar decisiones bajo presión
CIUDAD DE MÉXICO (Expansión) - ¿Por qué a veces tomar decisiones es tan complicado? No son pocas las personas que encuentran dificultades para elegir a qué lugar ir a comer o qué ropa ponerse... o decidir qué se debe hacer en el trabajo. El economista británico George Shackle, que se dedicó a estudiar los esquemas de toma de decisiones en las empresas, definió en su libro Decision, Order and Time in Human Affair (publicado en 1961), que tomar una decisión es hacer un corte entre el pasado y futuro; es decir, planificar el porvenir con un deseo en específico y, con base en ello, elegir las alternativas que más se acercan a ese objetivo.
Para elegir de manera correcta, se necesita invertir tiempo para pensar los escenarios posibles que se pueden presentar con cada una de las opciones y analizar qué cosas se pueden sacrificar para darle prioridad a otras y solucionar un conflicto de manera efectiva. Cuando se está bajo presión, tomar decisiones es más difícil, ya que se debe ejecutar con inmediatez mientras se busca aminorar las posibles malos resultados.
Y, generalmente, de este tipo de decisiones dependen situaciones críticas que pueden afectar a toda una organización, coinciden los expertos Silvano Soto, presidente del Comité de Trabajo de Comunicación de la Asociación Mexicana en Dirección de Recursos Humanos (Amedirh) y Orlando Mejía, director de Capital Humano de la consultora Deloitte.
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Este entorno de estrés puede tener como causas contar con una gran carga de trabajo, tener poco tiempo para cumplir objetivos o el riesgo de tener consecuencias graves si no se resuelven problemas de manera eficaz, comenta Mejía.
La mejor elección
Delegar la carga de trabajo y priorizar las decisiones que se deben tomar es la mejor manera de disminuir la tensión laboral. De esta manera, se puede tener un margen para actuar un poco más flexible y tomar el tiempo de reflexionar.
El primer paso para poder realizar estas dos acciones y continuar con la toma de decisión es la autoobservación. “A través de la vida laboral las personas conocen qué actividades las hacen sentir estresadas o tensas. Aquí hay que reconocer las debilidades que se tienen y también fortalezas en el trabajo”, comenta Mejía.
Este autoconocimiento hará que la persona sepa ante qué circunstancias su respuesta es más lenta y en cuáles puede actuar de manera rápida. Es en este punto, en el que se identifican las debilidades, donde comienza el trabajo en equipo. En una situación crítica, es preferible pedir ayuda para otros pares contribuyan con su conocimiento y perspectiva y se tome la decisión más acertada.
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Soto advierte que hay actividades que no se pueden delegar porque son específicas del puesto, o niveles más altos indicaron que sólo una persona las puede tomar. Esto se debe tener en cuenta para no tener mayores problemas después.
Ya que la carga de trabajo es menor, y por lo tanto, la tensión disminuyó, el siguiente paso es priorizar. Esto puede ir desde elegir qué correo contestar primero, hasta qué sacrificar para obtener un buen resultado de la decisión tomada. Soto comenta que al ser una decisión laboral, se debe tomar en cuenta que las elecciones fundamentales son las que beneficien a la mayor cantidad de personas posibles.
Y, para evaluar las consecuencias, se pueden realizar sistemas sencillos, como anotar cuáles son las consecuencias y beneficios de actuar de una u otra manera, para poder comparar las opciones y optar por la que se alinee más con los objetivos de la empresa.
Otro ejercicio es ir 'entrenando' antes de que llegue el momento de presión. Por ejemplo, se puede consultar a compañeros con experiencia cómo han solventado situaciones similares en la compañía y a qué tipo de soluciones llegaron. Estas charlas, que pueden tomarse como una mentoría, permiten detectar qué elementos hay que tomar en cuenta a la hora de tomar la decisión.