“No creo que vaya a generar el impacto que se está buscando”, dijo en una entrevista Maria Ferraro, directora financiera de Siemens Energy y una de las pocas mujeres que ocupan altos cargos en empresas alemanas. “Aunque es un avance”.
El proyecto de ley, que se presentará al gabinete en los próximos días, exige que las juntas con cuatro o más miembros tengan al menos una mujer. Pero dado que no se les exige nada a los consejos con menos de cuatro miembros o aquellos que ya cuenta con una ejecutiva, el proyecto solo se aplicaría a unas 30 de las 107 mayores empresas del país.
El porcentaje de mujeres en las juntas directivas de las 30 mayores empresas que cotizan en bolsa de Alemania cayó 1,9 puntos porcentuales este año a 12,8%, lo que se compara con el 28,6% de Estados Unidos, según la Fundación Allbright, que promueve la diversidad en la administración. Cerca de un tercio de las 100 principales empresas alemanas no cuentan con mujeres en sus juntas directivas.
Esto se suma a la evidencia de que, de las 100 compañías más grandes que cotizan en bolsa, las 30 con mayor diversidad de género superaron el rendimiento del índice de referencia DAX en más de dos puntos porcentuales. Además, si las empresas alemanas no adoptan la diversidad en la gestión de manera más profunda, corren el riesgo de reducir su ventaja competitiva, advierte Ferraro.
“Todo el mundo ama ese sello ‘engineered in Germany’, pero ¿cómo un grupo homogéneo de personas va a ser capaz de resolver los problemas del mundo si no puede entender los problemas del mundo y hablar el idioma?”, pregunta.
Aún no está claro qué sanciones enfrentarán las empresas que no cumplan la cuota. El proyecto de ley también deja intactas otras métricas de igualdad de género. Con alrededor de 20%, Alemania tiene la segunda peor brecha salarial de género de la Unión Europea, por detrás de Estonia. Además, ninguna de las 30 compañías más grandes del país tiene una mujer como presidenta ejecutiva.
Una mujer “puede convertirse en canciller en Alemania, pero no en presidenta ejecutiva”, dijo Wiebke Ankersen, directora gerente de Allbright. Si bien las cuotas se han implementado con éxito en países como Noruega y Francia para mejorar el equilibrio de género, los legisladores y la opinión pública en Alemania han ejercido menos presión para lograr un cambio.