“Esto ha invertido la tendencia de la última década. Hay casi 3 millones de jóvenes ‘nini’ (que no estudian ni trabajan) en todos los países de la OCDE. La recuperación de la crisis por la pandemia será más lenta para los jóvenes y los efectos pueden persistir durante muchos años. Ya lo vimos en la crisis financiera de 2008, cuando la tasa de empleo juvenil tardó más de una década en recuperarse”, señaló Kups, durante el segundo Foro virtual de empleabilidad de la Universidad Anáhuac México.
Desde antes de la pandemia, los jóvenes eran más proclives al desempleo, sobre todo, por la falta de experiencia laboral y de habilidades que satisfagan las demandas del mercado del trabajo. El contexto actual amenaza con que esta desigualdad permanezca a escala nacional; incluso las demás generaciones se están enfrentando a la necesidad de adquirir nuevas competencias blandas y técnicas para adaptarse a los cambios e ir en línea con la transformación digital de los negocios.
Es una paradoja, dice Gerson Martínez, especialista en políticas de empleo para la OIT. Las nuevas generaciones son las primeras en adoptar con entusiasmo las plataformas digitales. Sin embargo, eso no excluye que en algunas partes del mundo haya más brechas en cuanto al acceso a la tecnología y que la falta de oportunidades en la primera fase de la carrera profesional sea perjudicial en decenios.
“Se necesitan políticas públicas porque los mercados laborales no lograrán esto por sí solos. Hay un alto riesgo de que incremente el número de jóvenes desanimados y desempleados si no se toman medidas y, en consecuencia, habría un impacto en el desarrollo socioeconómico de los países. Las políticas deberían tomar en cuenta las dimensiones macroeconómicas y sectoriales esenciales, así como la importancia de la investigación y el desarrollo para fomentar la innovación y creación de empleos en nuevos sectores”, advierte el experto.
Las estrategias y los retos para fomentar la empleabilidad
De acuerdo con la representante de la OCDE, dos terceras partes de los países miembros apelaron a una subvención para poder contratar a jóvenes en algún momento de la pandemia. La mitad, además, ofreció apoyo para la salud mental de los jóvenes.
No obstante, Kups admite que la disponibilidad de los servicios es incapaz de satisfacer la demanda. Hoy, las mayores preocupaciones de los jóvenes son la salud mental, el empleo y el ingreso.
Por otra parte, desde la OCDE se actualizó el plan de acción para la juventud, el cual toca varios elementos como las políticas destinadas a reforzar la confianza de los jóvenes en el gobierno y la dimensión intergeneracional en las políticas, tras la pandemia. En la crisis del 2008, este plan no existió hasta 2013.