Pero la tecnología no es suficiente. Tras lo sucedido con Esquivel, la UNAM informó que todas sus sedes reformarán sus reglamentos para incluir como requisito obligatorio la revisión de tesis con softwares especializados en detección de plagio. No obstante, hasta ahora, la máxima casa de estudios dijo que carece de los mecanismos para invalidar su título, al igual que la Secretaría de Educación Pública (SEP).
¿Plagiar una tesis es un delito, hay multa?
Karla Alatriste, especialista del despacho GLZ Abogados, refiere que la invalidación o cancelación de un título tendría que ser llevado a cabo por la institución que emitió el título y la cédula.
“Si bien, no está tipificado como un delito el plagio como tal, en la legislación mexicana sí se puede encuadrar como una falsificación de obras. Está considerado como delito publicar o reproducir una obra substituyendo el nombre del autor por otro. Omitir el crédito autoral en el uso de una obra también es una infracción en materia de Derechos de Autor o de Comercio”, menciona.
Esto lo establece el artículo 229 y el 231 de la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA). A su vez, en el artículo 427 del Código Penal Federal dice que “se impondrá prisión de seis meses a seis años y de 300 a 3,000 días de multa, a quien publique a sabiendas una obra substituyendo el nombre del autor por otro”.
Por lo tanto, las acciones pudieran ser tomadas por el autor original de la obra, ya sea en la vía administrativa (infracciones) o penal (delito) y, las consecuencias legales pudieran ser:
En el caso de infracciones en materia de derechos de autor, una multa de 1,500 hasta 8,000 Unidades de Medida y Actualización (UMA), esto es, de 144,330 pesos a 769,760 pesos mexicanos.
Para las infracciones en materia de comercio se trata de una multa de 500 hasta 40,000 días de salario mínimo. Y de ser un delito corresponde a seis meses de prisión hasta seis años y y de 300 a 3,000 días multa. Adicional, es posible iniciar acciones civiles de daños y perjuicio, detalla la abogada.
“Esto nos sitúa frente a nuevos retos para la integridad académica. De un caso grave (como lo es el de la ministra Yazmín Esquivel), por lo que implica para la credibilidad del Estado de Derecho, aparecen en el horizonte nuevos desafíos de un mismo fenómeno que las universidades, en su conjunto, deben abordar”, dice Sanabria.
Plagio tesis: un problema que no es exclusivo de México
A lo largo de su trayectoria, Michael Fung, director ejecutivo del Instituto para el Futuro de la Educación del Tecnológico de Monterrey, ha trabajado con diferentes universidades de Asia, Europa y Estados Unidos. El experto asegura que plagiar una tesis no es un problema exclusivo de México. “He visto esto en otras partes del mundo incluyendo Estados Unidos y Asia; personas de muy alto nivel que tienen credenciales que no son reales”, afirma.
El problema está en la falta de una cultura íntegra en las universidades. Para crearla, el asiático refiere que cada institución debe tener claridad en su misión, en sus valores y en la forma en como los comunica y aplica. En el caso del Tecnológico de Monterrey, el código de ética y conducta se revisa cada año y en ese tiempo todos se tienen que volver a comprometer a cumplirlo.
“Cuando pensamos en transformar la educación superior y aprendizaje para toda una vida, existen factores muy importantes a considerar. La educación debe pasar de un modelo tradicional, en el que primero aprendemos y luego trabajamos, a un modelo de aprendizaje de habilidades a lo largo de la vida”, mencionó en una entrevista durante el Congreso Internacional de Innovación Educativa (CIIE) 2023, organizado por el Tecnológico de Monterrey.
Entre estas habilidades, añadió, está la ética profesional. Los profesores deben educar a los estudiantes para tener deber moral, y el modelo educativo tendría que basarse en competencias y retos, pero también en la formación de valores para que cuando se reciban sean ciudadanos responsables dentro de una sociedad. “Tenemos que enfatizar eso en la experiencia educativa”.
De acuerdo a una encuesta ordenada por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en 2013, una década antes del caso de Yazmín Esquivel, la comunidad estudiantil consideraba que adjudicarse textos de otro autor es “menos grave que robar una cartera”.
