Esta nueva iniciativa presentada reconoce dos días de descanso por cada cinco de trabajo, incluyendo a los servidores públicos y además propone un programa piloto de un año a cargo de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) para evaluar la productividad y recabar datos relevantes.
Beatriz Robles, directora de operaciones de Manpower en México, resaltó la importancia de una implementación paulatina. “La reducción de jornada es una buena idea que debe ejecutarse de manera cautelosa y precisa. En otros países, como Chile y Colombia, hemos visto que estos cambios se han realizado gradualmente, en plazos que van de tres a cinco años”, comentó.
A nivel internacional, algunos países ya han explorado modelos similares. En Islandia, por ejemplo, se realizó un programa piloto con 2,500 trabajadores para evaluar si era posible mantener la misma productividad y salarios con menos horas de trabajo.
Aunque los resultados fueron positivos, es importante considerar que Islandia tiene una cultura laboral muy diferente a la mexicana. En Colombia, la reducción de la jornada de 48 a 42 horas también se implementó de forma gradual, lo que permitió al sector empresarial y laboral adaptarse sin grandes disrupciones.
En Japón, se ofreció a las empresas la opción de reducir la semana laboral a cuatro días. Sin embargo, Estefanía Rueda, socia del despacho de abogados Littler, refiere que solo el 8% de las empresas adoptaron esta modalidad, y muchos empleados expresaron su descontento, ya que aunque trabajaban menos días, sus ingresos también disminuyeron.
Los retos en México
En México, uno de los mayores retos para las empresas será absorber los costos adicionales que conllevará esta reforma. Muchas compañías tendrían que contratar más personal o pagar horas extras para cumplir con los nuevos lineamientos, lo que podría impactar sus finanzas.
“Es crucial que esta reducción venga acompañada de un aumento en la productividad. Esto no ocurrirá de forma automática; se requiere inversión en capacitación, tecnología y desarrollo”, advirtió Robles.
Rueda señaló que las implicaciones legales también serán importantes. Las empresas deberán ajustar sus operaciones para evitar multas de la Secretaría de la STPS por exceder las horas extras permitidas. “Muchas empresas tendrán que contratar más trabajadores o reorganizar turnos para evitar sanciones y garantizar el cumplimiento de la reforma”, explicó Rueda.
Pese a esto, los precedentes internacionales indican que la reducción de la jornada laboral puede traer beneficios a largo plazo, como la creación de más empleos. Sin embargo, para que esta reforma sea exitosa en México, será clave la gradualidad y la adopción de tecnologías que mejoren la productividad. La transición ordenada es un paso fundamental para que tanto grandes empresas como pymes puedan adaptarse sin ver comprometida su competitividad.
El debate sobre la jornada laboral continúa y, a medida que avanza, las empresas deberán observar de cerca si avanza, se aprueba y en todo caso cómo se implementarán los cambios y qué estrategias deberán trazar para adaptarse a la nueva realidad laboral en México.