Los anillos de Quirón, añadió Pereira, probablemente están compuestos principalmente de hielo de agua mezclado con pequeñas cantidades de material rocoso, como los de Saturno.
El hielo de agua puede desempeñar un papel clave en la estabilidad de los sistemas de anillos porque sus propiedades físicas permiten que las partículas permanezcan separadas en lugar de fusionarse en una luna.
En ocasiones, Quirón presenta una actividad similar a la de un cometa, expulsando gas y polvo al espacio. En 1993, Quirón incluso mostró una pequeña cola de material, como hacen los cometas.
Según los investigadores, sus anillos podrían estar formados por restos de material procedentes de una posible colisión que habría destruido una pequeña luna de Quirón o de algún otro choque de basura espacial, o podrían proceder del material expulsado por el propio Quirón, o quizás de alguna combinación de estos factores.
"Se trata de un sistema en evolución que nos ayudará a comprender los mecanismos dinámicos que rigen la creación de anillos y satélites alrededor de cuerpos pequeños, con implicaciones potenciales para diversos tipos de dinámica de discos en el universo", afirmó el astrónomo y coautor del estudio Braga Ribas, de la Universidad Federal de Tecnología-Paraná y del Laboratorio Interinstitucional de e-Astronomía de Brasil.
Los cuatro grandes planetas exteriores del sistema solar -Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno- tienen anillos, siendo el de Saturno el más grande. Pero desde 2014 los astrónomos han descubierto que algunos de sus cuerpos más pequeños también los tienen. Quirón eleva ese número a cuatro, uniéndose a su compañero centauro Chariklo y a dos mundos helados más allá de Neptuno: Haumea y Quaoar.
"Esta diversidad nos recuerda que la formación de anillos no es exclusiva de los grandes planetas. Es un proceso universal que puede ocurrir allí donde se den las condiciones físicas adecuadas", afirma Pereira.
Un equipo de investigadores brasileños, franceses y españoles utilizó un método llamado ocultación estelar para observar los anillos. Los investigadores observaron cómo Quirón pasaba por delante de una estrella lejana, bloqueando temporalmente su luz. Midiendo cómo se atenúa la luz de la estrella desde distintos puntos de la Tierra, pudieron discernir el entorno de Quirón.
"Podemos reconstruir la forma y el entorno del objeto con una precisión kilométrica", destaca Pereira.