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4 malas experiencias del crowdfunding de las que puedes aprender

En México hay 22 plataformas de fondeo colectivo, sin embargo aún no hay una ley que las regule.
vie 07 julio 2017 05:37 PM
En las inversiones.
En las inversiones. A mayor rendimiento, mayor riesgo. (Foto: LdF/Getty Images/Vetta)

Invertir en emprendedores y start-ups se ha convertido en un boom entre los pequeños inversionistas, sobre todo porque puede hacerse desde montos pequeños y está al alcance de un clic. Sin embargo, este tipo de inversión aún implica riesgos, ya que aún no se cuenta con la ley que lo regule.

México ocupa la primera posición, seguida de Brasil (230), en creación de empresas de tecnología financiera, pues tiene 238 start-ups, distribuidas en 11 sectores, 22 se dedican al crowdfunding, según Finnovista, organización que impulsa a las fintech en América Latina.

Pese a este escenario de crecimiento, fondear proyectos o empresas requiere análisis minucioso del proyecto y el emprendedor, ya que mientras más rendimiento (ganancia) ofrezcan, mayor será el riesgo que tome el inversionista.

Lee: Cómo hacer de tu campaña de crowdfunding un éxito

Ésta es la experiencia de cuatro inversionistas y las lecciones que nos deja su experiencia. Tómalas en cuenta si estás interesado en este modelo para hacer crecer tu dinero u obtener alguna recompensa:

EL EMPRENDEDOR ENMUDECIÓ

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Definitivamente Evelyn Femat no volverá a fondear ningún proyecto vía crowdfunding. Entre agosto y septiembre de 2012 depositó 275 dólares (unos 5,000 pesos) a la campaña extranjera MAGNETIC Bike Lights: Brightening Bike Lanes Worldwide, en Kickstarter de Estados Unidos. La empresa pedía 50,000 pesos y logró una meta de 75, 417 pesos. A cambio Femat recibiría 10 juegos de luces para bicicletas, el producto estrella de la compañía, ya que quería ponerlos a la venta en su empresa de accesorios para bicicletas.

Han pasado cinco años desde que perdió su dinero y Femat no ha recibido respuesta ni sus luces. Lo que supo es que la compañía no calculó la producción y le pidieron pagar más por el envío, después de un tiempo dejaron de responderle a ella y otros fondeadores.

Lección: “No hay garantía de nada. Cuando uno decide apoyar estas iniciativas, confía plena y ciegamente en lo que prometen, pues por eso están pidiendo dinero, ellos también deben comprometerse”, comentó Evelyn.

NO ME GUSTÓ EL PROYECTO

Carmen Murillo compró en 2016 acciones de Surfing Digital, una start-up de la cual sí conocía su modelo de negocio, pero no lo entendía. La empresa mexicana ofrece cursos en línea para mejorar estrategias de ventas en los negocios.

De acuerdo con la plataforma de Play Business, donde Surfing Digital inició su campaña, la empresa está valuada en 7.5 millones de pesos y recaudó 749,967 pesos a cambio del 10% de su participación accionaria. Murillo invirtió en un ticket de 1,000 pesos, pero piensa venderlo en el mercado secundario. “Descubrí que no me gusta la industria en la que invertí y no termino de entender el proyecto”. Ella prefiere la industria del entretenimiento y de internet de las cosas.

Lección: “Investiga de qué trata el proyecto, identifícate con sus objetivos. Contacta a los emprendedores, sobre todo si tu participación como inversionista es activa. Pide información sobre los avances de la empresa, es decir, interésate en el éxito de la compañía. E invierte sólo el dinero que sabes que podrías perder”, dijo Murillo.

FALTÓ ESPÍRITU EMPRENDEDOR

Iván Zavala, apasionado de la tecnología y el ciclismo, conoció este año a Tuibo, una empresa que fabrica chalecos con tecnología integrada para ciclistas. Después de reunirse con ellos, encontró empatía en su historia y se “enamoró” del producto.

La empresa lanzó dos campañas de fondeo en Kickstarter México. El primer periodo de financiamiento fue del 31 de marzo al 30 de abril de este año y la compañía solicitaba 1,250,000 pesos, pero sólo recaudó 11% (141,451 pesos), así que el proyecto fue cancelado por su creador el 13 de abril, según información de la plataforma. La segunda campaña vino del 23 de mayo al 22 de junio y, de los 40,000 pesos que solicitaba, sólo logró 6,289 pesos.

Las metas, en ambos casos, no se cumplieron porque los emprendedores no le dieron difusión a las campañas, dijo Zavala. “Eso me molestó mucho, porque no vi compromiso por parte de los emprendedores”, así que a las tres semanas de haber donado, retiró sus 100 dólares del fondeo. A cambio, Iván esperaba recibir un chaleco para ciclista con luces integradas.

Lección: “No se dejen llevar por el producto, pues tan importante es eso y el mercado disponible, como lo es el perfil de los inversionistas. Antes de poner dinero en juego, el inversionista debe interactuar con el emprendedor, conocerlos a fondo para que entiendan y se sientan cómodos con sus ideas y proyectos”, dijo Zavala.

NO HUBO AGRADECIMIENTO

Concepción Moreno, columnista experta en cultura, entrevistó en 2013 al artista plástico Javier Areán, quien tenía planeado realizar una caminata de 200 kilómetros entre la costa de Cataluña, en España, y el sur de Francia. Su objetivo era hacer un performance sobre el exilio de su abuelo, quien fue piloto republicano español durante la Guerra Civil.

“Me hubiera encantado participar en esa caminata, pero mi forma de estar con él era apoyarlo financieramente. Le di 400 pesos y a cambio recibiría una playera estampada con la obra del autor. Nunca se pusieron en contacto conmigo, ni me dieron mi recompensa. Le mandé un mail y nunca me contestó”, dice Moreno. Areán solicitaba 50,000 pesos a través de Fondeadora y la meta se cumplió.

Lección: “El riesgo de no obtener nada al final del fondeo está presente y tienes que asumirlo. Lo más importante es que estés en contacto con el fondeado, de la manera que sea posible, a través de redes sociales o correo electrónico, para que cuando se llegue al logro, sí te den tu premio”, aconsejó Moreno.

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