10 consejos financieros para antes de tus 30
Puede que no pienses en la década de tus 20 años como el momento propicio para ponerte serio con las finanzas. Después de todo, esa es la época en la que estás empezando tu carrera y probablemente ni siquiera estés ganando cerca del salario que recibirás cuando seas un poco mayor.
Pero, lo creas o no, los 20 son el tiempo perfecto para comenzar a tener prácticas inteligentes con el dinero. Si estás en esa época, estos son los 10 consejos financieros de The Motley Fool que definitivamente querrás seguir:
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1. Crea un presupuesto
Hacer un presupuesto es una manera fácil de seguir muy de cerca lo que gastas y de asegurarte que no estás teniendo excesos en ningún campo. Si realmente deseas que tus finanzas vayan por el camino correcto, crea un presupuesto y revísalo cada pocos meses para asegurarte de que es algo a lo que, de hecho, te puedes ajustar. Si no es así, necesitarás reducir algunos gastos para evitar la deuda y no afectar tus esfuerzos de ahorro.
2. Construye un fondo de emergencia
No importa cuánto ganes, una de las decisiones financieras más importantes es establecer un fondo de emergencia. Nunca se sabe cuándo podrías perder tu trabajo, enfermarte, o estar en alguna situación en la que de repente necesites dinero. Los ahorros de emergencia pueden protegerte de estas y otras condiciones inesperadas, así que empieza a enfocarte en el objetivo de acumular suficiente dinero para cubrir tus gastos de vida por entre tres y seis meses.
3. Empieza a ahorrar para tu jubilación
Tus reservas de emergencia deben estar por encima de los ahorros para tu jubilación, sostiene The Motley Fool. Pero, apenas tengas las primeras organizadas, es hora de empezar a guardar dinero para el futuro. Si tu empleador te ofrece el plan de retiro, afíliate, especialmente porque la mayoría de empresas que ofrecen el algún tipo de fondo para el retiro también tienen incentivos para quienes se afilian a este plan. Si no estás afiliado a ningún fondo, puedes ahorrar en una cuenta individual.
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4. Paga las deudas de tus tarjetas de crédito
Además de ser una de las peores, la deuda de las tarjetas de crédito generalmente es la más costosa. Cada vez que tienes un saldo en rojo por tus tarjetas de crédito, te estás disponiendo a derrochar dinero en intereses. Los mismos que, en algunos casos, pueden combinarse diariamente atrapándote en un ciclo aparentemente interminable. Por eso vale la pena que te deshagas de esa deuda, ya sea reduciendo tus gastos mensuales para tener más dinero en efectivo disponible o encontrando un trabajo alterno para destinar ese ingreso a pagar lo que debes.
5. Liquida tus préstamos estudiantiles
Alguien que pidió un préstamo para ir a la universidad tiene que pagar en promedio 351 dólares mensuales cuando está en sus 20. No todos tienes esta cantidad a la mano, así que entre más rápido pagues, más dinero tendrás disponible para otras cosas, como tus ahorros de jubilación o una meta que te pusiste a mediano plazo. Si no tienes una deuda alta en tus tarjetas de crédito, concéntrate en acelerar el plan de pago de tu préstamo estudiantil para que puedas liquidarlo más rápido.
6. Ahorra para una casa o apartamento
Aunque no todo el mundo sueña con tener una casa propia, si eso forma parte de tus planes, es necesario que empieces a ahorrar lo más rápido posible. Si bien algunos compran vivienda sin tener suficiente dinero para cubrir el 20% de la cuota inicial, optar por esta alternativa, te permitirá financiar un seguro hipotecario privado y eso sólo aumentará tus gastos.
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Aunque técnicamente no existe algo como ser demasiado viejo para comprar una casa, entre más rápido firmes la hipoteca es mejor, si tomas en cuenta que la mayoría de la gente pide préstamos a los 30 años. Tomar esta decisión aumentará tus posibilidades de terminar de pagarla antes de que se acerque el momento de la jubilación. Entonces, si tu objetivo es tener vivienda propia hacia los 30, necesitas ahorrar una cantidad considerable de dinero en tus 20.
7. Prepara un testamento
Probablemente pienses que a esta edad no necesitas un testamento, más aún si estás soltero o no tienes hijos. Pero ignorar este importante documento de planificación de bienes es en realidad un gran error, explica The Motley Fool. Sin un testamento no puedes elegir ni saber quiénes se quedarán con tus activos cuando mueras, por más limitados que sean. Si no puedes costear la contratación de un abogado, por lo menos busca en internet cómo hacerlo.
8. Consigue un seguro de salud
La estadística es aterradora: casi el 12% de los adultos en Estados Unidos no cuentan con un seguro de salud. Incluso si eres de los que casi nunca se enferma, vivir sin esta protección es una arriesgada decisión financiera. A pesar de que estarías ahorrando mucho dinero cada mes al no tener un plan, el día que resultes herido o en la clínica podrías terminar pagando mucho más en facturas.
Si tampoco puedes pagar un plan medio, por lo menos consigue uno que te proteja contra los daños catastróficos. Podrías enfrentar un considerable deducible y altos copagos, pero al menos protegerías un poco tu bolsillo.
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9. Decide ya qué posgrado vas a estudiar
Volver a estudiar puede ser una decisión valiosa para tu carrera, pero también tiene su costo. Así que entre más pronto decidas a qué universidad vas a aplicar, mejor capacitado estarás para tomar otras determinaciones financieras, como comprar una casa inmediatamente. Además, aunque usualmente está la opción de pedir un préstamo para un título de posgrado, tu educación también podría ser el tipo de proyecto para lo que quisieras ahorrar. De manera que si ya sabes cuál es el siguiente paso en tu preparación académica, deberías empezar a guardar algún dinero por adelantado.
10. Pide un aumento
Contrario a lo que te han dicho, los aumentos en el trabajo no siempre son un hecho. A veces necesitas luchar por ese incremento salarial y entre más rápido lo hagas, más beneficios puedes obtener. No sólo se trata de contar con más dinero inmediatamente, pues el aumento abrirá la puerta a una mayor compensación si decides pasar a otra empresa. Y como realmente no tienes nada que perder con sólo preguntar, vale la pena tener esa conversación con tu jefe.
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