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Así se cometió el fraude de venta de boletos de Aeroméxico por Whatsapp

Desde el martes se desconoce el paradero de la supuesta autora intelectual, Mónica Rabay.
vie 25 agosto 2017 06:00 AM
Estalla la burbuja.
Estalla la burbuja. La supuesta agencia de venta de boletos promocionales Vía Maroma operó durante dos años hasta que este fin de semana dejó de entregar los tickets. (Foto: erhui1979)

Súper promoción. Una leyenda que suele atraer la atención de cualquiera no había logrado hacer efecto en Lourdes, una headhunter de 30 años que a principios de 2017 se enteró de unos paquetes de avión, hotel y crucero a destinos nacionales e internacionales de Aeroméxico que se vendían a precios muy atractivos.

Lo que nunca se imaginó es que meses después daría su brazo a torcer y estaría perdiendo más de 200,000 pesos en efectivo. Sería una de las cientos de personas que desde el pasado martes han denunciado a través de las redes sociales un fraude que excede los 300 millones de pesos en total, según estimaciones de las propias víctimas.

El proceso era sencillo, “muy bueno para ser verdad”, cuenta a Expansión. Un hombre o una mujer, que en la mayoría de los casos era familiar o conocido, enviaba las ofertas a través de un chat privado o grupal de Whatsapp.

En este daba a conocer el número de boletos de avión, tarifa total, vigencia de uso, en algunos casos si aplicaban o no para semana santa, navidad o puentes y, finalmente, la fecha límite de pago. Lo más importante y quizá la primera señal de que algo no andaba bien: todo era con tiempo limitado.

Si se deseaba adquirir el paquete, había que hacer la transacción el mismo día o máximo 24 horas después de haberse anunciado la oferta. El pago, además, debía ser entregado en efectivo a la persona que hizo la venta, o bien por transferencia interbancaria a las cuentas personales de los vendedores o a nombre de la agencia Vía Maroma o Mónica María Rabay Ganem, su presunta propietaria.

“Si comprabas, el siguiente paso era pasarles tu nombre, correo electrónico, el paquete que querías y enviarles el comprobante de tu depósito”, explica Lourdes, quien por cuestiones legales y de confidencialidad prefiere mantener su apellido en el anonimato.

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De acuerdo con una decena de afectados consultados por Expansión, las transacciones iban desde los 8,500 a los 70,000 pesos, según el paquete, número de boletos o destino.

Promociones.
Las ofertas consistían en un breve mensaje de Whatsapp que únicamente contenían los destinos, tarifas, fechas y hora de pago.
Cruceros.
Lourdes compró uno por Alaska para toda su familia con Silversea Cruises, una de las líneas más lujosas por solo 33,000 pesos. Los vuelos a Vancouver, Canadá, también estaban incluidos.
Sin cuestionamientos.
En algunas ocasiones, los mensajes incluían al final una petición del vendedor de no preguntar temas más allá que tuvieran que ver con las promociones.

Sin embargo, no era necesario que una persona desembolsara por sí sola toda la cantidad: podía juntar a otros amigos para pagarlo en conjunto y después repartir los boletos, señala Fernanda, otra víctima del fraude que pidió omitir su nombre completo.

La mayor ventaja era que, sin importar el tiempo de pago limitado, podían comprarlos sin poner nombres y fecha a los boletos. Eso se hacía hasta dos meses antes del día en que la persona decidiera viajar.

“Yo me uní al paquete que una amiga me propuso con gente de su oficina. Le deposité a su jefa, que era la encargada de juntar el dinero, y luego ésta le depositaba al vendedor, en este caso un tal Rodrigo Montero”, afirma.

Lee más: Cinco señales para saber si los viajes baratos son un fraude

Modus operandi: jinetear el dinero

Una vez hecha la transacción, el vendedor enviaba un correo a los compradores, sin la firma de la supuesta agencia Vía Maroma, indicando las fechas de viaje que podían elegir. También les explicaban que el motivo del pago en un máximo 24 horas era por tratarse de una promoción.

Además, daban tres condiciones: solo vendían a amigos y gente cercana, en temporada alta debían solicitar los boletos físicos al menos dos meses antes de la fecha de salida y en baja, con un mes, pero las claves de reservación se entregarían entre una y dos semanas antes del viaje. En algunos casos, apenas 24 horas antes.

Seguimiento.
Los vendedores enviaban un correo electrónico indicando las condiciones para obtener el boleto.

Condiciones.
Los vendedores pedían acatar al pie de la letra las indicaciones para evitar 'contratiempos'.

Aeroméxico rechaza hacer declaraciones sobre el tema, aunque personal de la aerolínea comentó a Expansión que es aquí donde se gesta el fraude, ya que los vendedores esperaban hasta el último momento para adquirir los pasajes en la plataforma de la aerolínea –con el dinero de otros compradores– mientras aseguraban nuevos clientes.

Amistad y confianza

La primera vez que Lourdes se animó a comprar un paquete fue gracias a su compañera de trabajo, Sofía, quien la instó a comprar junto con ella y otras amigas unos boletos de avión a Cancún para su despedida de soltera.

“Sabía que sus primos viajaban todo el tiempo así, pero no me animé”. Así que terminó por gastar 4,000 pesos con otra aerolínea, mientras que las demás pagaron 1,000 cada una. “Ahí empecé a caer, porque me di cuenta que sí era cierto y sí servían”.

Compró cinco boletos dobles a Estados Unidos por 20,000 pesos, un crucero a Alaska para toda su familia de 4,000 dólares, otro viaje a las Vegas con los hoteles más lujosos incluidos por 12,000 pesos. Dos boletos a Europa en clase Premier por 70,000, un paquete All Inclusive a cualquier playa de México por 8,000 pesos, otro a Tokio y unos cuantos más.

“Solo alcancé irme a Nueva York hace tres semanas. Pero ya tenía todo mi 2018 agendado en vacaciones. Mis papás le entraron y amigos míos también. Se fue haciendo la cadenita”, dice.

La parte afectiva y psicológica es fundamental para este tipo de fraudes, explica Sofía, porque si no alcanzabas la promoción “eso hacía que a la siguiente te atascaras”.

Mónica Rabay, la presunta autora intelectual

De acuerdo con una carta enviada por uno de los vendedores a una afectada y de la que Expansión posee una copia, desde 2014 Rabay pidió ayuda a su círculo más cercano de amigos para vender los paquetes.

“Esta mujer decía que por medio de su fundación para niños con autismo le daban tarifas especiales, y tenía relación especial con Aeroméxico”, comenta el abogado Carlos Islas, representante legal tanto de afectados como de vendedores, quienes a la fecha han hecho saber a las víctimas que también desconocían la supuesta operación fraudulenta.

A Lourdes le cuesta trabajo creer la postura de los vendedores. “El mio fue Rodrigo Montero, pero también Elsa Núñez y Daniela Ayala. Cuando preguntaba de dónde venían los boletos o si trabajaban para una agencia solo me decían ‘tú confía’”.

Como Montero, Núñez y Ayala, Lourdes -quien como muchos otros desconocía hasta esta semana la existencia de la agencia y la presunta propietaria- calcula que existen al menos unos 12 vendedores más y no descarta que el número incremente en los próximos días a raíz de más acusaciones.

Expansión intentó contactar a Montero sin éxito. También a Elsa Nuñez para conocer su postura, sin embargo prefirió hablar hasta después de reunirse con su defensa legal.

“Es un esquema piramidal equiparado, pero en lugar del sistema financiero ocuparon el pago de boletos de avión con el propio dinero de otros compradores”, explica Islas, que representa a una centena de afectados, pero que no pudo precisar el monto y número exacto, pues continúa el proceso legal.

En un principio, las personas que adquirían los paquetes viajaban sin contratiempos para ganarse la confianza y generar más ruido entre chats grupales de jóvenes, familias y amigos.

Así operó durante dos años. Las promociones empezaron de forma mensual, luego cada 15 días hasta llegar a dos semanales. El pasado fin de semana los compradores comenzaron a darse cuenta del fraude al llegar al aeropuerto, cuando el personal de tierra de Aeroméxico les advirtió que sus boletos eran falsos.

Pánico en redes.
Los afectados comenzaron a compartir sus casos y la experiencia que vivieron al llegar al aeropuerto.

En una última reunión el martes por la noche en casa de Mónica Rabay, la supuesta propietaria de Vía Maroma les comentó a sus intermediarios que había problemas de liquidez pero que mantuvieran la calma. Incluso pidió a algunas de sus conocidas dinero y crédito para comprar boletos. Estos a su vez comenzaron a enviar mensajes de calma por correo y a los grupos que habían formado por Whatsapp.

Confusión.
Un vendedor envió este mensaje a su grupo de comprandores en Whatsapp instando a la calma. Se dijo sorprendido del fraude.
Desconocimiento.
Mónica Rabay presuntamente compraba los boletos a otra agencia de viajes que supuestamente desconocía de los precios promocionales de Vía Maroma.

Petición.
El mensaje del vendedor, enviado el miércoles por la noche, pedía a los compradores su confianza en la situación.

“Cuando ya las vendedoras no pueden expedir boletos, la mujer evade y revienta el caso”, dice el representante legal de Islas Abogados. Este jueves presentó una denuncia directamente al titular de la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México (PGJ-CDMX).

La denuncia hecha para abrir la investigación contra Rabay, la empresa y quien resulte responsable fue, por un lado, representando al grupo de vendedoras de manera conjunta y en el caso de los afectados se integrará de manera individual en el expediente.

Este viernes, otro grupo de abogados conformado por Honorio Vázquez, Rodolfo Pérez Velázquez, Patricia Almada y Abraham de Nova se reunirá con las autoridades de la PGJ-CDMX, para analizar las estrategias y si presentan una denuncia formalmente.

Desde el martes por la noche se desconoce el paradero de Mónica Rabay.

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