Subastas del SAE, ¿ganga o enredo?
Una voz femenina lanza la oferta: Ferrari F430, color rojo, con precio comercial de 1.7 millones de pesos (mdp). Con la imagen del auto en una pantalla, arranca la puja a paleta alzada. Un minuto y medio después, el subastador anuncia: “¡Vendido por 2.4 millones de pesos!”. Esto es 700,000 pesos por arriba de su precio de salida.
Aunque los vehículos son la principal oferta de las subastas del Servicio de Administración y Enajenación de Bienes (SAE) del gobierno federal, éstas también incluyen aeronaves, yates, joyas, inmuebles industriales y comerciales, y todo tipo de productos embargados en aduanas, decomisados, abandonados, desincorporados, que fueron garantías de créditos fiscales o bienes en venta de empresas del Estado.
“Vendemos desde ligas hasta ingenios azucareros desincorporados”, explica Javier Dorantes, director de Comercialización y Mercadotecnia del SAE. El objetivo es encontrarle destino a bienes que no son útiles para el gobierno.
De los bienes que subasta el SAE, más de 70% proviene del Servicio de Administración Tributaria, por adeudos o acciones en aduanas, y sólo 2% son decomisos del Poder Judicial al crimen organizado.
El resto son liquidaciones, remates inmobiliarios de banca de desarrollo, transferencias de las 120 dependencias que tienen convenios con el SAE y estados y municipios que venden bienes en desuso.
“Son una buena opción de inversión para empresas, comerciantes al mayoreo, intermediarios y hasta coleccionistas o usuarios finales”, dice Ildefonso Acevedo, director de Hilco Acetec, una de las 15 subastadoras que operan en el país para empresas privadas que rematan sus bienes.
Pueden participar personas físicas y morales, por sí mismas o a través de apoderados legales. De los 5,658 compradores registrados en su base de datos, entre 300 y 400 se dedican a comprar vehículos y a revenderlos. “La mayoría de nuestros clientes son intermediarios”, dice Dorantes.
Para los bienes especializados, el SAE busca compradores incluso en el extranjero. Éste fue el caso de los ingenios, para los que examinaron 150 prospectos en todo el mundo.
¿Opción para invertir?
Ningún artículo que subasta el SAE tiene garantía. No hay devoluciones ni cambios, y los bienes se entregan tal y como los reciben. Sin embargo, hay certeza jurídica en su propiedad, aclara Dorantes.
La ley federal para la enajenación y administración de bienes del sector público concede al SAE las facultades de administración, enajenación y destrucción de bienes, mediante la figura de transferencia.
“Es una especie de poder jurídico” que permite al SAE actuar legalmente como vendedor, emitir facturas y firmar escrituras, dice Dorantes.
Además de un inventario con la descripción de los bienes, las dependencias deben entregar al SAE constancia de la propiedad o legítima posesión y la posibilidad de disponer de los bienes.
Con esa documentación, el SAE garantiza seguridad jurídica en las subastas, afirma Roberto Ochoa, del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM. Además, puede emitir facturas y firmar las escrituras de los inmuebles.
Sin embargo, hay quienes dudan. David Plascencia, presidente de la Asociación Nacional de Comerciantes de Automóviles y Camiones Nuevos y Usados, afirma que ninguno de sus agremiados recurre a las subastas porque no hay garantía de calidad ni legalidad de los vehículos. “Aunque den factura, esos autos pueden tener problemas mecánicos y legales y nosotros sí damos garantía de compra”, afirma.
Dorantes admite que, aunque pocos, hay casos de automóviles que subastan y resultan con reporte de robo antes de llegar al SAE. Esto sucede porque “la información no siempre está actualizada en el Registro Público Vehícular”. En esos casos, el SAE devuelve el dinero al comprador.
Los inmuebles en subasta pueden tener irregularidades jurídicas. “En algunos casos están sin escriturar, ocupados o con procesos pendientes”, explica. De ser así, el comprador paga la regularización.
Pese a los inconvenientes, en las subastas ganan todos, dice Acevedo, de Hilco Acetec. Quien vende recupera parte del valor de un activo en desuso, y el comprador obtiene un producto por debajo de su precio de mercado y con certeza jurídica.
ABC para comprar en subastas públicas
1. Las subastas a martillo (presenciales) y a sobre cerrado se llevan a cabo todo el año en distintos estados.
2. Las subastas en línea son cada 14 días, las 24 horas del día. El 50% de los bienes se remata por internet.
3. Para participar debes comprar las bases (500 pesos), cumplir con el registro y la presentación de documentos.
4. Hay que pagar una garantía de seriedad (10,000 pesos por lote). El dinero se devuelve si pierdes la subasta.
5. El comprador puede pedir una cita para comprobar la condición de los bienes que se van a rematar.
6. El ganador de la subasta es el comprador que presente la mejor oferta, igual o superior al precio de salida.
7. Una vez pagado el monto del bien, el SAE notifica a la delegación regional donde está el producto para que emita la factura.
Nota del editor: este texto fue publicado originalmente en la Revista Expansión, edición 1195, "Los Disruptores", el 15 de agosto, 2016.