Estadounidenses prefieren más barato que “Made in the USA”
Cathy Paraggio siempre revisa las etiquetas de las cosas que compra: ¿Está hecho en China? ¿Vietnam? ¿Bangladesh? ¿México? ¿O Estados Unidos?
Ella ya era una gran creyente del movimiento “Made in the USA” mucho antes de que el presidente estadounidense, Donald Trump, comenzara a decirle a la nación “Buy American and hire American (compren estadounidense y contraten estadounidenses”.
En 2012, Paraggio lanzó una marca de trajes de baño para hombres llamada NoNetz. Fabrica este tipo de prendas que evitan el roce y las erupciones cutáneas. Paraggio se prometió hacer los trajes en Estados Unidos. Encontró una fábrica de textiles en Brooklyn, MCM Enterprise, que podía hacer el trabajo.
Solo había un problema: costaba 23 dólares fabricar el traje en Brooklyn. Fabricarlo en China y enviarlo a la oficina de Paraggio costaba solo 10 dólares.
Fabricar en Estados Unidos “me hace parecer una mala negociante”, dijo Paraggio a CNNMoney. Ella eligió la opción de Brooklyn de todos modos. Pensó que seguramente los clientes preferirían ver la etiqueta “Made in USA”.
Pero eso no fue lo que pasó.
“Nadie se preocupa por lo hecho en Estados Unidos”, dice Paraggio, quien recientemente ordenó algunos trajes de China por primera vez después de que Daymond John de Shark Tank le diera consejos francos para tomar consciencia de su balance general. Así que hizo el pedido. Y lloró.
Trump predica el “Buy American (compren estadounidense)" a menudo. Lo mencionó en su discurso inaugural. Lo dijo en su primer discurso con máxima audiencia ante el Congreso (observado por más de 47 millones de personas). Lo convirtió en un asunto de campaña.
Pero el obstáculo más grande que enfrenta la visión de Trump podría ser el comprador estadounidense, que constantemente está en la búsqueda de un buen descuento.
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Los estadounidenses se preocupan más por el precio
Encuesta tras encuesta, los estadounidenses dicen que prefieren comprar productos “Made in the USA”. Pero cuando realmente se trata de gastar, sus decisiones cuentan una historia diferente.
“Los consumidores apoyan totalmente lo hecho en Estados Unidos hasta que tienen que pagar por ello”, dice Greg Portell socio de la firma de consultoría A.T. Kearney, quien se especializa en asesorar a minoristas.
La gente se ha acostumbrado a los precios baratos después de años de comprar en minoristas de descuento como Walmart y Target. En general, solo compran productos estadounidenses sino cuestan mucho más que el producto de China o Alemania o Bangladesh.
Paraggio conoció de primera mano esta tendencia en su negocio. Ella recibe dos comentarios frecuentes de los clientes: les encanta el producto, pero por qué cuesta tanto.
Una encuesta de Associated Press-GFK realizada el año pasado descubrió que casi el 75% quiere comprar productos estadounidenses, pero su primera preferencia es comprar el artículo más barato. El Boston Consulting Group, que ha estudiado el tema durante años, encontró que es un poco más complicado. Cuando la gente va a la tienda, también considera la calidad.
El 85% de los consumidores estadounidenses piensan que los productos fabricados en EU son de mejor calidad que los que se fabrican en el extranjero, y están dispuestos a pagar una prima por algunos productos que se fabrican en su país. Por fórmula para bebés pagarán mucho más, pero por zapatos, no.
“La ropa es una e las cosas (cuya producción es) más difícil de repatriar a Estados Unidos, es un camino difícil de recorrer”, dijo Hal Sirkin, socio senior de BCG.
En general, BCG estima que las empresas pueden cobrar hasta 5% más por productos hechos en Estados Unidos.
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Las empresas reaccionan ante el balance general
Trump ciertamente entiende esta matemática laboral. Parte de su propia línea de ropa se fabrica en China .
Chung Yu es dueño de la fábrica en Brooklyn, donde Paraggio ha estado fabricando los trajes de baño NoNetz. Lleva 35 años en el negocio de las prendas de vestir, pero está preocupado por su permanencia en un momento en que Nueva York ha aumentado el salario mínimo. En la ciudad de Nueva York, los empleadores que tienen un personal de 11 empleados o más, tienen que pagar 11 dólares por hora. Eso subirá hasta 15 dólares por hora para finales de 2018.
“En China, (el salario) es de 2 o 3 dólares por hora, e incluso China se está volviendo demasiado cara, los minoristas se están cambiando a países como Bangladesh”, explica Yu.
La fábrica de Yu todavía está bastante ocupada, pero casi todas son pequeñas órdenes de 300 artículos o menos. La mayoría de sus clientes son pequeñas empresas como NoNetz. Tan pronto como alcanzan una cierta escala, suelen saltar al extranjero en busca de producción.
“La gente piensa que lo hecho en Estados Unidos es de mejor calidad, pero eso no es cierto”, dice Yu con franqueza. “Todo depende de la calidad de las máquinas y de la mano de obra”.
Yu se negó a decir por quién votó, pero dice que gracias a Trump todos en su círculo están hablando de lo hecho en Estados Unidos de nuevo.
“Cuando escuchamos cómo Trump traerá de vuelta la fabricación nos emocionamos”, dijo Yu a CNNMoney. “Pero tenemos que ver cómo lo implementará”.
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Lo que podría regresar a Estados Unidos
Hay mucho debate sobre si Trump puede traer de vuelta la manufactura —ya no digamos los empleos de este sector— a Estados Unidos. Los robots y la automatización también se han llevado algunos de estos empleos, si no es que una gran parte: la Ball State University dice que el 88% de las pérdidas de empleos de manufactura provienen de la automatización.
Los expertos dicen que se requerirá de algo más que una campaña promocional de “Compra estadounidense” para hacer que eso suceda.
La investigación realizada por BCG sugiere que algunas industrias están más maduras para regresar a Estados Unidos que otras. La realidad es que los salarios han aumentado en China y en otras partes del mundo, por lo que es menos atractivo fabricar ciertos productos allí.
“Las computadoras y electrodomésticos están en un punto de inflexión”, dice Sirkin. “Hemos visto subir los costos de manufactura en el extranjero en esas industrias”.
Sin embargo, la ropa es uno de los procesos con menos probabilidades de repatriar, según BCG.
“¿Cómo puedes comprar unos pantalones cortos por 5 dólares y fabricarlos aquí? Es absolutamente imposible. Lo he intentado”, se lamenta Paraggio.
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