¿De qué se alegra Wall Street?
Peter Tuchman es el operador más fotografiado de Wall Street. Su cabeza calva y bigote blanco lo hacen reconocible en casi cualquier imagen noticiosa que esté relacionada con la Bolsa de Nueva York. Con 25 años en el piso de remates, su rostro refleja si hubo un buen o mal día en la Bolsa.
El 20 de diciembre del año pasado, cuando usó una gorra que decía “Dow almost 20,000”, es un ejemplo de esto. Durante esa jornada, posterior a la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, el 8 de noviembre, el índice bursátil se acercó a ese nivel histórico, al cerrar en 19,974.62 puntos.
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La razón detrás de los buenos resultados que alegraron a Tuchman son los planes de Donald Trump: reducir los impuestos que pagan las empresas de 35 a 25% e implementar un ambicioso plan de infraestructura.
Tuchman no es el único alegre: más de 60% de los inversionistas encuestados por UBS espera fuertes retornos en los próximos seis meses.
Pero también se aguarda que los proyectos de Trump provoquen mayor inflación y, por lo tanto, tasas de interés más altas ante un endurecimiento más rápido de la política monetaria de la Reserva Federal.
Los beneficiados
La banca es uno de los sectores que más se beneficiará en el corto plazo ante una planeada disminución en las regulaciones al sector.
Las acciones de los principales bancos lo demuestran: el ETF SPDR S&P Bank, un instrumento que da exposición a las acciones de bancos como Wells Fargo y JPMorgan, ha ganado 28.77% desde la victoria de Trump.
La razón detrás de las ganancias de los bancos está en las tasas. La banca capta dinero a una tasa y presta a las empresas y hogares a otra. Su ganancia está en la diferencia que existe entre ambas.
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“Cuando las tasas comienzan a subir, su margen también aumenta porque sube la tasa que le cobran a quienes toman créditos más rápido de lo que sube la tasa de captación, y la rentabilidad del negocio es más atractiva”, dice Axel Christensen, director de Estrategias de Inversión para América Latina de BlackRock.
El interés por los planes de Trump no termina ahí. El mercado ve con buenos ojos a varias empresas que pueden estar involucradas en el plan de infraestructura de Trump. Se trata de compañías relacionadas con la construcción o la producción de metales industriales.
“El sector industrial, tanto por la parte de defensa como por la parte de infraestructura, y el sector energético también pudiera generar valor”, dice Omar Saavedra, director adjunto de Estrategia de Mercado de Scotiabank México.
Por ejemplo, el ETF Materials Select Sector, un instrumento que da exposición a empresas relacionadas con la industria de la construcción, como Dow Chemical o Vulcan Materials, acumula una ganancia de 11.12% desde la victoria de Trump.
Esos sectores, junto con la banca, e stuvieron entre los primeros objetivos de inversión del equipo de fondos de BBVA Bancomer desde que ganó Trump. El énfasis estuvo en los fondos que apuestan por el crecimiento, que toman mayor riesgo, a diferencia de los de preservación de capital y generación de flujos.
“Sobreponderamos la región de Estados Unidos. Compramos ETF relacionados con esos sectores: bancos, algunas emisoras afuera e, incluso, en México, relacionadas con el cobre, y también sectores cíclicos que se beneficiaban de todo este programa”, dice Víctor Piña, director de Estrategias de Banca Patrimonial y Privada de la institución.
Precaución ante todo
Los expertos también recomiendan, ante todo, cautela al momento de subirse al tren de las ganancias accionarias. En ello puede servir invertir en las compañías de defensa.
La administración entrante promete un billón de dólares para lo que llama “reconstruir al ejército”, a fin de evitar que otros países superen la capacidad militar de Estados Unidos.
Por ello, el entusiasmo del mercado se reflejó en el ETF US Aerospace & Defense, un instrumento que incluye compañías como Boeing y Lockheed Martin, que acumula un alza de 17.36% desde la victoria del magnate.
No obstante, esta última empresa padeció la política de Trump a través de Twitter, como la han sufrido armadoras como Ford.
El 12 de diciembre, el nuevo presidente criticó en 140 caracteres el costo de fabricación del jet F-35 de la compañía y sus acciones cayeron 2.5% en la jornada.
“Hay muchos detalles que hay que ponderar y tomar en cuenta para saber cuál podría ser el efecto particular en la industria de defensa”, señala Christensen, de BlackRock.
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Esa misma cautela aplica a los otros sectores que se perfilan como beneficiarios de las políticas del nuevo inquilino de la Casa Blanca, por lo que Christensen afirma que son selectivos.
Además, las valoraciones del mercado estadounidense son altas, lo que, en otras palabras, significa que el mercado es caro.
“Lo que hemos hecho en fechas recientes es empezar a comprar coberturas en la medida en que las valuaciones se vuelven más exigentes, esto es, menos baratas”, dice Piña, de BBVA Bancomer.
Uno de esos instrumentos son las notas estructuradas. Se trata de bonos que pagan una prima dependiendo del desempeño de otro activo, como un índice accionario.
Por ello, si el mercado estadounidense cae, el instrumento paga al inversionista un premio , que funciona como un seguro ante un imprevisto en el mercado.
Mientras los inversionistas toman esas previsiones, el Dow Jones superó la barrera de los 20,000 puntos el 25 de enero y hasta la jornada de este jueves acumula una ganancia de 14.66% a 20,937 unidades.
Nota: Este artículo se publicó orignalmente en la edición 1207 de la revista Expansión y fue actualizado para esta plataforma