El retraso en la renegociación del TLCAN impacta a las aspiraciones del PRI
La ventana para reformar exitosamente el TLCAN antes de las elecciones presidenciales de julio en México se está cerrando, y con ello la posibilidad de que el partido gobernante mexicano obtenga una victoria en su batalla con el presidente estadounidense, Donald Trump, y reforzar su apuesta por mantener el poder.
El presidente Enrique Peña Nieto ha dedicado una energía considerable a tratar de contrarrestar a Trump. El mandatario republicano asumió el cargo con la promesa de reequilibrar el comercio a expensas de México, culpándolo de muchos de los problemas estadounidenses, y ha amenazado con salir del TLCAN y que hará que su vecino del sur pague por la construcción de un muro fronterizo.
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El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) apuntala la mayor parte del comercio de México, y el cabildeo a los legisladores estadounidenses por parte los líderes mexicanos ha ayudado a mantener vivas las conversaciones para modificar el acuerdo de 1994 por más tiempo de lo que algunos escépticos anticipaban.
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Sin embargo, Trump ha lanzado amenazas contra el TLCAN en todos los terrenos, vinculando la renegociación con su idea de que México pague por su muro, y sugiriendo que el país no evadirá unos aranceles punitivos sobre el acero y el aluminio a menos que se acuerde un TLCAN "justo".
Las renegociaciones del acuerdo han avanzado lentamente desde que empezaron en agosto, con solo unos pocos capítulos cerrados en medio de la resistencia de México y Canadá a las duras demandas estadounidenses, orientadas a reducir el déficit comercial con sus vecinos.
Con las tensas conversaciones a punto de traspasarse a la campaña electoral, el gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI) de México tiene menos espacio para responder vigorosamente a las andanadas y provocaciones de Trump que sus rivales políticos.
Enrique Jackson, un diputado del PRI, dijo que las maniobras del TLCAN de Trump están jugando a favor del candidato favorito en los sondeos para suceder a Peña Nieto, el izquierdista de oposición Andrés Manuel López Obrador.
Dado que no tiene sobre sus hombros la responsabilidad de la negociación, López Obrador puede criticar al Gobierno sobre el TLCAN y prometer arreglar las cosas una vez que se convierta en mandatario, explicó Jackson.
"El hecho es que tenemos gente experimentada, conocedora, pero al final topan con una posición caprichosa, cerrada, autoritaria de Trump", dijo a Reuters. "No priva la razón a la hora de buscar al último, o sea, a quién se la cobras. Pues se la cobran al Gobierno mexicano. Y el Gobierno es el PRI", agregó.
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López Obrador, quien ha prometido poner a Trump "en su lugar" si es elegido en julio, está casi 20 puntos porcentuales por delante del candidato del PRI, José Antonio Meade, que ocupa el tercer lugar en las preferencias electorales según una encuesta del periódico Reforma publicada a mediados de febrero.
Meade, un ex ministro de finanzas sin afiliación formal con el partido, ha sido lastrado por el legado de Peña Nieto, a quien la ley mexicana prohíbe buscar la reelección.
Una cadena constante de escándalos ha consolidado la reputación de corrupción del PRI y el fracaso de Peña Nieto por frenar la violencia de los cárteles de la droga, o cumplir con sus objetivos de crecimiento económico, ha erosionado el apoyo al otrora dominante partido.
Obstáculos electorales
Jorge Buendía, director de la firma de encuestas Buendía & Laredo, dijo que si Peña Nieto logra un acuerdo sobre el TLCAN, probablemente le daría al menos un impulso a corto plazo al PRI.
Pero el gobierno es más vulnerable a los riesgos a la baja, argumentó. "La gente es más sensible a las pérdidas que a las ganancias", dijo Buendía.
Peña Nieto lanzó su presidencia sobre una plataforma de liberalización económica, que le garantizó el aplauso de los inversores estadounidenses.
Él y Meade han buscado enmarcar las elecciones como un referendo sobre esas reformas, que van desde poner fin al monopolio petrolero estatal de décadas de duración, hasta tomar medidas para debilitar la participación del multimillonario Carlos Slim en el mercado de las telecomunicaciones.
Sin embargo, la postura nacionalista de Trump a costa de México ha socavado ese mensaje, avivando el atractivo de la promesa de López Obrador de reducir la dependencia de México de las potencias extranjeras.
Atado a una visión económica liberal, el presidente mexicano tiene un alcance limitado para responder a Trump. México depende en gran medida de las empresas estadounidenses para la inversión extranjera y el 80 por ciento de sus exportaciones se venden a su vecino del norte.
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Ya que Trump califica al TLCAN como un "desastre" que elimina trabajos en Estados Unidos, los funcionarios mexicanos han sido prudentes sobre las posibilidades de renegociar rápidamente el acuerdo.
Después de la última ronda de renegociación del TLCAN, el Representante Comercial de Estados Unidos, Robert Lighthizer, intentó acelerar las conversaciones el lunes, exponiendo la idea de acordar un acuerdo "en principio" en las próximas semanas, antes de que los obstáculos electorales se conviertan en el centro de atención.
El secretario de Economía de México, Ildefonso Guajardo, ofreció su apoyo, argumentando que esas semanas deberían usarse para reducir las diferencias en los asuntos más espinosos.
Sin embargo, cuatro participantes en las conversaciones consultadas por Reuters se mostraron escépticos sobre una solución rápida, y dijeron que la renegociación podría extenderse hasta el 2019, suponiendo que Trump permanezca comprometido con seguir avanzando.
El propio Guajardo dijo que un acuerdo no dependía de "calendarios políticos" y que el gobierno mexicano seguiría negociando, si fuera necesario, hasta que el periodo de Peña Nieto en el cargo concluya el 30 de noviembre.
Incluso si se puede llegar a un acuerdo preliminar, es probable que Trump continúe atacando a México en la etapa previa a las elecciones de mitad de período en Estados Unidos, en noviembre, dijo Juan Carlos Romero Hicks, miembro del comité de Relaciones Exteriores del Senado.
"Él tiene un electorado que va a cultivar desde aquí al primer martes de noviembre, y es el miedo a México, a los empleos, etc.", dijo Romero. "Es un 'bully'. Él cree que todo se logra de esta manera: amenazando".